Hay en todo el drama de los desaparecidos y la apropiación de bebes, en la época del terrorismo pactado entre militares y montoneros, puntos oscuros y sin resolverse.
El primero es sin dudas aclarar que la supuesta guerra entre bandos, fue una concertación entre algunos jefes de las fuerzas armadas y la máxima jerarquía de la asociación Montoneros, con su secuela de muertes, torturas y miedos, para crear confusión, caos y la necesidad de imponer “orden”, para lograr el objetivo final de asalto al poder, en el que permanecen desde 1976
Esa es la explicación de los desaparecidos. No debía quedar nadie que pudiera contar de sus sospechas por procederes extraños. ¿Entonces por qué permitir que nacieran los bebes? Porque no había manera de justificar la muerte de niños inocentes ante oficiales y suboficiales, que habían sido llevados al convencimiento de “acabar” con los supuestos terroristas, pero no avalarían la muerte de bebés.
Si se hubieran hecho los juicios con la debida separación entre los responsables y los “idiotas útiles” de uno y otro bando, a la manera de los juicios de Núremberg, todo habría salido a la luz. Pero desde ya que los juicios no lo podían llevar a cabo los mismos jueces que avalaron tantos procedimientos inhumanos, ni los podían promover quienes fueron cómplices de los episodios.
Hoy mismo, poner en la misma categoría delictiva a quienes idearon tan nefasto procedimiento y a quienes dieron de alguna forma protección a aquellos bebes y los que le dieron su apellido, conspira contra el esclarecimiento.
Cuesta creer que la señora Estela de Carlotto no entienda esto. Parece más inteligente. Pero podría no serlo y ser en cambio solo una abuela desesperada en busca de recuperar tantos nietos que aún restan encontrarse. En ese caso ¿Por qué desechar cualquier sospecha? ¿Por qué invalidar alguna pista por mínima que sea?
¿Qué es lo que la mueve a apresurarse a defender al General Milani? ¿Por qué en este caso confiar en la misma justicia que ha denostado en otros casos? ¿No ha tenido ya la terrible experiencia de enfrentarse a militares que le mentían sobre su hija?, según lo expresado por ella misma.
Lejos de mí intentar hacer averiguaciones sobre la víctima. Es precisamente todo lo contrario, si se lee adecuadamente cada párrafo. Es la misma señora Carlotto quien nos instala la duda con una defensa acérrima de personas que debieran al menos colocarse entre signos de pregunta y el feroz ataque a otras. No se corresponde la actitud. Las personas son inocentes o contemplativas o por el contrario desconfiadas e inquisidoras. Las dos cosas, contrapuestas, es difícil de entender.
¿No debiera preguntarse la señora Carlotto por que el actual gobierno defiende a ciertas personas?, cuando hace gala de la defensa de los derechos humanos y la promoción de “Juicios por la Verdad”. ¿Por qué prejuzgan y condenan en algunos casos, antes de los fallos de la justicia y califican a otros de inocentes, sometiéndolas a la misma justicia como en los casos de Boudou, Milani, De Vido, Hebe de Bonafini y tantos otros? Son contradicciones demasiado evidentes.
Me temo que será difícil llegar a la verdad sin la intervención de tribunales independientes. Pero al menos personas que han luchado tanto, como la señora de Carlotto, podrían despojarse de ideologías en un tema tan delicado donde está en juego la vida de personas que aún no conocen su verdadera identidad. Es un gran favor que le haría a la sociedad que sigue confundida sobre los hechos del pasado y que sin embargo tiene un presente que sigue perturbando, conmocionando, emocionando, violentando, según la reacción de cada quien.
Ver también: https://www.sextaseccion.com/reflexiones/ya-es-hora-de-que-hablen/