Con sorpresa, a través de esta carta que Graciela Palma Arizaga le envía a Ignacio Hurban nos enteramos que más de 3 millones de personas buscan su verdadera identidad, muy por encima de los que hablan las abuelas de los desaparecidos durante la nefasta época del pacto asesino de militares y montoneros.

Como queda claro en el texto de Graciela, no es el tema de la identidad una cuestión que pueda limitarse a la ideología con que se la busque, sino un derecho humano inalienable, una simple pero profunda razón de humanidad. Este es el tema de la verdad, sin tapujos, sin mezquindades, sin venganzas. Y esto es lo que hace que la sociedad argentina tenga sus reparos con otros intereses, además de los legítimos, de las abuelas nucleadas en la búsqueda de nietos de desaparecidos en el nefasto período que comienza con Lanusse y se duda haya concluido. ¿Por qué no incluirlos a todos? Sería una forma de verdadero, ahora sí auténtico, punto final, porque como dice Graciela, la VERDAD SANA.
Carta Abierta a Ignacio, nieto de Estela y de Hortensia
Estimado Ignacio:
Me llamo Graciela, tengo entre 51 y 53 años y creo que nací en La Plata.
Emocionada te vi y escuché en la conferencia de prensa junto a Estela, tu abuela. Me llegó al alma tu mirada plácida y emocionada a la vez, ese cúmulo de sensaciones en tan poco tiempo. Las sonrisas cómplices y colmadas de emoción con tu abuela. Me sentí muy identificada con lo que expresaste y la necesidad de ir incorporando de a poco ésta, tu Verdad.
Es muy fuerte. Sentí mucha paz cuando mis padres de crianza a los 16 años me confirmaron que era adoptada. Yo lo supe desde siempre. Eran esas mariposas que vos contabas, que rondaban mi cabeza. Pero fue doloroso cuando comprobé que en realidad me habían anotado como hija propia y que todos los datos sobre mi nacimiento en la Partida eran falsos. Tomar conciencia que no sabía cuándo ni dónde había nacido en verdad, lo que había sucedido cuando nací. Los Pactos de Silencio familiares son irromplibles.
Lo que llegué a saber es que tengo 2 años de diferencia en mi edad a la legal, que no soy porteña y que mi madre biológica era rusa.
¿Sabés? De pequeña me atraía la cultura rusa, su música, el arte y en mi adolescencia iba siempre al cine Cosmos 70 donde pasaban films soviéticos. Me emocionaba y un cosquilleo recorría mi cuerpo al escuchar ese idioma, esa música. Y llegué a estudiar traductorado de ruso con mucha facilidad. Por entonces no entendía, ahora sé sobre la memoria genética que todos tenemos.
Busco mi verdadera identidad de origen que no es cambiarme el apellido ni restituirme. Pasa por llenar ese espacio en blanco de mi vida. Los adoptados tienen la posibilidad de consultar un expediente, pero yo no fui adoptada.
En el 2002 inicié mi búsqueda y me llevé la sorpresa de enterarme que somos más de 3 millones de personas las que buscamos, todos anotados como hijos propios.
Duele la incertidumbre de no saber lo que pasó cuando nacimos, si fuimos robados, entregados voluntariamente o nacidos en el cautiverio de la Trata. Hermanos separados al nacer que se buscan pero ignoran los nombres que tendrán actualmente. Porque esta práctica social existió siempre y se acrecentó al día de hoy con el negocio del tráfico de bebés.
Tenemos presentados 3 proyectos de ley en el Congreso Nacional para la creación de un Instituto que se ocupe de nuestras búsquedas y no perdemos la esperanza de que se logren tratar. Desde el 2003 que lo intentamos. Porque se puede, hay archivos, lleva tiempo, claro, pero se llega.
Buscar no es renegar de nuestros padres de crianza, es hallar nuestra Verdad, por más dolorosa que sea, es nuestra. Porque más allá de que sea un Derecho de todo ser humano, la Verdad Sana.
Te abrazo con el corazón y seguramente tu música será la expresión de este velo que se ha corrido para llenarte de Luz.
Graciela Palma Arizaga (Ciudadana sin Identidad) – DNI (con datos falsos) 16.496.527 – palmagraciela@gmail.com