Una vez más, por quinta o sexta en el último mes, no llevo la cuenta ciertamente, se cortó el suministro de luz eléctrica en Bahía Blanca. Por enésima vez en el año. No resulta algo desconocido para los habitantes de esta Ciudad y de la Argentina. Más que nada esto se dice para conocimiento de nuestros lectores de otros países, para que sepan el estado de decadencia en que vivimos.
Escucharán hablar de los males que nos aquejan pero esto habitualmente no se dice. Pues bien, si, así es, con mucha frecuencia se corta el suministro de energía eléctrica. Nos quedamos sin luz. Repentinamente, abruptamente, sin ninguna previa comunicación que nos permita proteger los equipos, computadoras o aparatos de refrigeración, tan delicados a estos golpes bruscos de tensión eléctrica.
Cuando hablan de otros países afectados por guerras, bombardeos, situaciones límites, se dice como una cosa terrible “se interrumpió el suministro eléctrico”. Aquí hace falta muchísimo menos que eso. En realidad nada. En verano es mucho más recurrente. Las autoridades le echan la culpa al excesivo calor, a la gran cantidad de aparatos de aire acondicionado conectados. Todas mentiras. Ahora con 6º grados de temperatura, sin lluvia, sin vientos, sin movimientos telúricos, sin nada…absolutamente nada, se cortó la luz.
La energía eléctrica la genera en todo el país, un solo proveedor, el estado nacional, directamente o indirectamente a través de testaferros. En toda la provincia de Buenos Aires una misma empresa. No hay ninguna posibilidad de que los particulares puedan hacerlo en sana competencia. Es un monopolio absoluto, concentrado, al que el gobierno, este gobierno y todos los gobiernos permiten con la consiguiente sospecha de recibir coimas por ello, pues de otra manera no puede entenderse. Sobre todo cuando se escucha tanto que dicen actualmente sobre la concentración de medios de comunicación.
Cabría agregar a todo este desatino, que los sucesivos gobiernos han pedido onerosos préstamos al exterior que hoy constituyen una impagable deuda externa, que los “buitres” quieren cobrar, entre otras cosas para construir represas generadoras de energía, pero luego pasaron a manos privadas, que le cobran al estado, ganan muchísimo dinero y por supuesto, lo llevan a los paraísos fiscales de otras partes del mundo.
Ya a esta altura lo sé todo, nadie vendrá a decirme como se llegó a deber tanto, quien tiene esos dineros, quienes son los buitres y quienes simple ladrones, evitando la antinomia con Patria, porque patriotas no quedan, perdón, claro que quedan, están amordazados. No quiero ponerme a pensar en la decadencia a que nos han llevado los dirigentes políticos, sindicales, militares, los revolucionarios que al grito de “liberación o dependencia” nos sumieron deliberadamente a esta y hoy disfrutan de los dineros ganados por ello (y por supuesto depositados en paraísos fiscales), en este “proceso de reorganización nacional” que lleva ya 38! Años, con diferentes actores y el mismo libreto. Digo, de nada de eso quiero hablar, solo quiero que no me corten la luz.
Mario R. Martín