Los recientes sucesos ocurridos en la ciudad donde en un operativo municipal se allanaron dependencias de una institución en la cual se acopiaron bienes para distribuir a instituciones y vecinos, revelan más de lo que aparece en la superficie del comentario.
Bienes claramente identificados con el gobernador Scioli son objeto de distribución clientelar más allá de las necesidades de los vecinos destinatarios de los mismos.
Si ello es repudiable lo es igualmente que se utilicen los resortes del estado municipal, cuando la capacidad de control hoy ha disminuido a límites alarmantes.
La distribución equitativa, por parte del estado, es la única garantía del destino de esos bienes con criterio de universalidad y transparencia.
Otra vez, dicen los que “sufrieron el allanamiento”, funcionó el doble comando, ahora a control remoto.
Hay quienes se preguntan cuál es el fin de esta sucesión de embates entre grupos de una interna cada vez más desatada. Difícil arriesgar un pronóstico.
No cabe duda que el voto en el 2015, es el límite. Mientras tanto cabe preguntarse si el espíritu navideño logrará hacer que los dirigentes que deciden y alientan ambas prácticas se llamen a sosiego.
Bloque Integración Ciudadana
El hecho que motiva este comentario
La municipalidad de Bahía Blanca secuestró 50 bicicletas pintadas de color naranja, que identifica la campaña de Daniel Scioli, destinadas a alumnos de varias escuelas y más de 800 cajas de pan dulce y artículos navideño, en un operativo en el barrio Noroeste. Según explicaron militantes sciolistas, la mercadería iba a ser entregada por la esposa del gobernador bonaerense, Karina Rabolini, y el director de ARBA, Iván Budassi.
Los responsables de realizar el secuestro dijeron que habían recibido dos llamadas anónimas al 0-800 del municipio en las cuales se advertía que un camión se encontraba descargando una gran cantidad de cajas, «que podrían ser productos robados», en Chancay y Santa Cruz, sede de los “Bomberos Voluntarios Noroeste”. Al llegar, los inspectores solicitaron la documentación para comprobar la procedencia de los productos y lo único que había era un remito sin firma donde figuraban las cajas de pan dulce.
A partir de allí comenzaron las clásicas denuncias verbales entre los partidarios de Scioli y los del intendente Bevilacqua, que milita en las filas de Sergio Massa.