“Carece de coraje para expresar o debatir públicamente sus ideas, propósitos y proyectos. Se comunica mediante el monólogo y el aplauso”.
Imagen de portada: “El despertar del bosque”, Paul Delvaux.
“El hombre mediocre” es un famoso libro escrito por José Ingenieros, médico, psiquiatra, psicólogo, criminólogo, farmacéutico, sociólogo, filósofo y docente ítalo argentino, nacido en 1877 y fallecido en 1925, con apenas 49 años. El libro muy leído en la década del 40 al 50 del siglo XX. La obra trata sobre la naturaleza del hombre, oponiendo dos tipos de personalidades: la del hombre mediocre y la del idealista, analizando las características morales de cada uno, y las formas y papeles que estos tipos de hombres han adoptado en la historia, la sociedad y la cultura.
Especialmente ocupado en temas de política muchos párrafos del libro están dedicados a los funcionarios públicos y gobernantes de la época en que vivió, pero que perfectamente pueden será adaptados a los nuestros. A continuación reproducimos algunos de ellos.
Cada cierto tiempo el equilibrio social se rompe a favor de la mediocridad.
El ambiente se torna refractario a todo afán de perfección, los ideales se debilitan y la dignidad se ausenta; los hombres acomodaticios tienen su primavera florida.
Los gobernantes no crean ese estado de cosas; lo representan.
El mediocre ignora el justo medio, nunca hace un juicio sobre si, desconoce la autocrítica, está condenado a permanecer en su módico refugio.
El mediocre rechaza el diálogo, no se atreve a confrontar, con el que piensa distinto. Es fundamentalmente inseguro y busca excusas que siempre se apoyan en la descalificación del otro. Carece de coraje para expresar o debatir públicamente sus ideas, propósitos y proyectos. Se comunica mediante el monologo y el aplauso.
Esta actitud lo encierra en la convicción de que él posee la verdad, la luz, y su adversario el error, la oscuridad.
Los que piensan y actúan así integran una comunidad enferma y más grave aún, la dirigen, o pretenden hacerlo.
El mediocre no logra liberarse de sus resentimientos, viejísimo problema que siempre desnaturaliza a la Justicia.
No soporta las formas, las confunde con formalidades, por lo cual desconoce la cortesía, que es una forma de respeto por los demás.
Se siente libre de culpa y serena su conciencia si disposiciones legales lo liberan de las sanciones por las faltas que cometió.
La impunidad lo tranquiliza. Siempre hay mediocres, son perennes. Lo que varía es su prestigio y su influencia.
Cuando se reemplaza lo cualitativo por lo conveniente, el rebelde es igual al lacayo, porque los valores se acomodan a las circunstancias.
Hay más presencias personales que proyectos. La declinación de la «educación» y su confusión con «enseñanza» permiten una sociedad sin ideales y sin cultura, lo que facilita la existencia de políticos ignorantes y rapaces.»
José Ingenieros
Su verdadero nombre era Giuseppe INGEGNIERI. Nació en Italia en 1877. Vino a la Argentina con sus padres, de muy pequeño. Estudió en el Colegio Nacional Buenos Aires. Luego se recibió de Médico. Fue escritor, filósofo y sociólogo. Participó en política, adhiriendo al Partido Socialista Argentino. Falleció en Buenos Aires a los 49 años, en 1925.