La aventura de remar contra el cáncer

Sobrevivientes de tumores de mama se reúnen para combatir sus secuelas y llevar un mensaje de vida contra la enfermedad. Se conocieron hace poco más de un año cuando todas ellas estaban completando tratamientos contra el cáncer de mama en una clínica de La Plata y se enteraron de que el remo podía ayudarlas a combatir las secuelas de la enfermedad. Desde entonces, pese a que algunas jamás se habían subido siquiera a un bote, no pararon de golpear puertas hasta conseguir embarcaciones para todas. Ahora van por más: quieren formar con otras sobrevivientes una tripulación deportiva que lleve el mensaje de que al cáncer se le puede ganar.
Alejandra, Rosana, Lía, María del Carmen, Vanesa, Natalia, Stella, Cleusa, Celia, Jenny y Ana María buscan trasladar a La Plata una experiencia que está teniendo enorme auge a nivel mundial. Luego de que a fines de los 90 un médico canadiense descubriera que el ejercicio riguroso del tronco superior disminuía el riesgo de linfedema (un efecto secundario debilitante del tratamiento) cada vez son más las sobrevivientes de cáncer que forman tripulaciones para compartir la experiencia del remo en un tipo de embarcación muy particular: los Dragon Boat.
Semejantes a las grandes canoas hawaianas pero sin un flotador lateral, los botes dragón son un tipo de embarcación de doce metros de eslora que admite hasta dieciocho remeros, además de un tamborillero y un timonel. Su relación con el cáncer de mama no es caprichosa sino producto de la experiencia original.

“A mediados de 2013, cuando estaba completando mi tratamiento, un amigo me ofreció contactarme con otra sobreviviente de La Plata que vive en Canadá para que me contara su experiencia de recuperación. Y lo que me enteré me pareció tan interesante que lo subí a Facebook para compartirlo”, cuenta Lía Prado, una de la iniciadoras de Remeras Rosas, al relatar cómo nació la asociación.
Gracias a Adriana Bártoli, una ingeniera platense que vive en Vancouver, Canadá, e integra la asociación “A Breast in Boat” (Una Teta en Bote), Lía y las demás mujeres del grupo se enteraron de la experiencia del doctor Don McKenzie, un fisiólogo de la Universidad de la Columbia Británica que logró demostrar que el remo, lejos de ser contraproducente como se creía hasta entonces, podía hacer mucho bien.
Beneficios del remo
“Como parte del tratamiento consiste en extraer los ganglios de la axila, muchas veces se te forman edemas en los brazos. Y el remo produce un efecto de drenaje linfático que ayudaba a evitarlo. Las voluntarias que participaron del hallazgo estaban tan entusiasmadas que quisieron seguir remando… todas juntas; y el único bote donde entraban todas era un dragón”, cuenta Jenny Bolatti, otras de las impulsoras del grupo local.
A falta de un bote dragón, las Remeras Rosas lograron que el Centro de Educación Física de Berisso les abriera las puertas y les ofreciera no sólo canoas sino también un profesor. Desde entonces, cada sábado al mediodía salen a remar por Río Santiago con una doble finalidad: “queremos hacer deporte pero también queremos que la gente nos vea en el agua y se entere que hay mucha vida, y linda, después de esta enfermedad; que agarrada a tiempo puede curarse y que por eso es tan importante la prevención”, explica Lía.
Mientras suman nuevas integrantes a su grupo, las Remeras Rosas sueñan con comprar su propio bote dragón. No tiene idea de dónde van a sacar los 120 mil pesos que necesitan; de lo que no tienen dudas es que lo van a conseguir.
Contacto Alejandra Pérez Maté 155 588 3889
Fuente: Prensa Bloque Diputados de la Unión Cívica Radical del Congreso de la Nación.