La semántica interpretativa, arraigada en occidente, nos deslumbró y acostumbró al valor simbólico de las palabras, afectó, en particular, a nuestra lengua romance, limitada para satisfacer las necesidades expresivas de un mundo en constante cambio.
Su versión lacaniana llegó a ignorar las estructuras semánticas, apoyando la estrategia interpretativa en el alejamiento del texto e ignorando el sentido del significado para dar supremacía al significante en su valor simbólico.
Enmarcada en esta teoría, la terminología confusa y sin adecuada claridad que se emplea en diversos ámbitos genera una manipulación que pretende extender una cultura ajena a nuestra realidad y que nos aleja peligrosamente de ella. El ámbito de la seguridad y defensa en nuestro país no es ajeno a dicho influjo universal.
CEDEF – Centro de Estudios para la Defensa Nacional – Universidad de Belgrano
Haciendo camino al andar
En la vida institucional de una Nación, así como en la del buen peregrino, debe hacerse un alto en el camino para evaluar el rumbo recorrido, recuperar la fuerza y la autoestima, abstraerse de lo mundano, concentrarse para definir el mejor rumbo hacia la meta y continuar la marcha hacia el objetivo.
Hace casi treinta y tres años se produjo un alto en la marcha de la historia nacional para retomar el camino institucional del proyecto común de los argentinos.
Debimos recomponer fuerzas, reorientar el rumbo en medio del agotamiento y hacerlo con la demanda de urgencia que la situación exigía.
Con un fuerte consenso de las fuerzas políticas del país, se elaboró la herramienta que los tiempos indicaban necesaria y conveniente para iniciar la institucionalización, particularmente en lo referente al rol de las instituciones armadas hacia el futuro.
Transcurrido el tiempo, consolidadas las instituciones y mudadas las condiciones iniciales, es hora de un nuevo alto en el camino, de levantar la cabeza, rever el rumbo recorrido, mirar hacia adelante, efectuar los ajustes necesarios para alcanzar la meta y, con serenidad, reiniciar la marcha del proyecto común.
Debemos tener la claridad necesaria para no confundir el rumbo con modismos influenciados por doctrinas foráneas, asegurar los conceptos y definiciones que nos marquen con certeza el camino que habremos de recorrer en nuestra renovada marcha.
Doctor Horacio Jaunarena