Transcurridos los 25 minutos del segundo tiempo, cuando Jamaica, el rival del seleccionado de Argentina de fútbol, en la tercera fecha de la Copa América que se juega en Chile, se animó a intentar buscar el empate, desnudando las limitaciones de este equipo, el comentarista de la trasmisión por televisión dijo: “Hay que volver a hacer los deberes”.
Sentí aquella desazón de cuando en la escuela jugábamos el picado en el recreo y la campana llamaba a los deberes. Justo ahora que estábamos en lo mejor!
Esto resume no solo la falencia de que este equipo argentino no sabe jugar, solo hacer deberes, sino que quienes deberían señalarle que esto es un juego, lo llaman a obligaciones que precisamente se contradicen con el carácter lúdico del deporte en general y del fútbol que nos ocupa en particular.
Hace ya largo tiempo que se le pidió a la selección que jugara con seriedad, con orden, con disciplina. Lo aprendió cabalmente. Ahora juega como los utilitarios alemanes dejando de lado nuestras virtudes técnicas, que no significa por ello jugarlo sin la seriedad que supone la búsqueda de ganar un partido ni con el desorden propio de niños cuando comienzan a practicarlo.
Si por serio se entiende dejar de lado el dominio de la pelota como condición ineludible para burlar (eso es la gambeta) al rival, sin arriesgar en ataque y tirándola”para arriba” cuando se defiende, entonces no quiero asistir a ese espectáculo. Se supone que uno va a presenciarlo para distraerse, para alegrarse, no para estar pre-ocupado por el resultado y sufriendo más que gozando.
Así planteadas las cosas no encontrará la selección rivales fáciles y Jamaica es una endeble formación futbolística que en tres partidos no pudo rescatar un punto ni marcar un gol. Sin embargo con escasos recurso, terminó apretando a la Argentina contra su arco, provocando algunos desaires en los endebles defensores y soportando la burla del público, lógicamente inclinado al más débil.
Argentina expuso una vez más como contra Paraguay y Uruguay la equivocación de su táctica, la desacertada estrategia que plantea ante cada rival y las limitaciones de algunos de sus jugadores, disimulado por el respeto que los rivales le tienen ante la presencia de Messi, el único que lo justifica, Di María, Higuain, Mascherano y algún otro y que hasta ahora no han hecho demasiado para ser merecedores de tal temor.
Desde luego los aduladores, los ocupados en la distracción de otros temas más importantes en la vida de un país, los recaudadores de publicidades pagadas por “buenas “noticias, elogian el haber obtenido el primer puesto en su grupo, un escaso logro en la pobreza de la oposición que ha tenido en su grupo y de lo que en general se ha exhibido hasta el momento esta edición de la Copa América.
No alienta demasiadas esperanzas de ver un mejor juego por parte de la selección en la próxima fase, a partir de que serán los mismos jugadores, pero seguramente lo volverán a disimular con un triunfo o lo evidenciarán y deberán soportar a las críticas exageradas si no se obtiene el pase a una próxima instancia.
Ojalá en algún próximo partido podamos analizarlo en lo que debería hacerse, el planteo de uno y otro, las actuaciones de los jugadores con los aciertos y desaciertos a ese planteo, las situaciones cambiantes que se fueran dando, jugadas vistosas, buenas conclusiones sean gol o no y todos los aditamentos que hacen a un deporte que debería jugarse a suerte y verdad, antes que con miedo a perder la cotización en los mercados de pase, porque finalmente, el fútbol se ha convertido muchos más en una cuestión de dinero antes que un deporte-juego-espectáculo.