Es un método de reeducación psicofísica creado por Frederick Matthias Alexander (1869-1955), que nos enseña a usarnos a nosotros mismos más eficientemente en todas las actividades de nuestra vida, ayudándonos a reconocer y modificar malos hábitos posturales, de coordinación y de reacción, y contribuyendo de esta manera a nuestra salud y bienestar.
En Argentina Valeria Primost, bailarina contemporánea, se ha formado en su técnica y enseñanza, convirtiéndose en una entusiasta de su aplicación y la ofrece a los interesados.
«Es en la brecha entre estímulo y reacción que tenemos la oportunidad de elegir al menos lo que no queremos hacer” F.M. Alexander.
La Técnica Alexander
Nos propone la integración de todos los sistemas que se involucran en nuestras acciones, a través de un proceso de reeducación en que alumno y profesor participan de manera consciente.
La intención es devolvernos esa integración primordial que pone en evidencia las tensiones innecesarias utilizadas en cualquier actividad cotidiana, ofreciéndonos así un espacio en el que hay tiempo para observar la diferencia entre el estímulo y la reacción. Esta brecha nos permite apreciar nuevas posibilidades para responder a estímulos nuevos o ya conocidos, y así comenzar un camino en el que cada vez menos interferencias participen de nuestra acción.
Una premisa fundamental de la técnica es el principio de unidad del ser, en que cuerpo, mente y espíritu participan de manera inseparable. Considerando a la concepción fragmentada de nuestra persona uno de los orígenes principales de las tensiones y disfunciones que nos afectan.
Otro efecto de esta concepción fragmentada es la búsqueda de fines sin poner atención a la manera en que los alcanzamos. Es en este proceso que la Técnica Alexander invita a desarrollar una consciencia que nos permita funcionar de manera integrada durante cualquier actividad. Una integración que no solamente nos permita un camino real hacia nuestros objetivos sino que también nos ofrecerá herramientas para transitarlo de manera equilibrada y eficiente.
El desafío no es encontrar una postura adecuada o una manera correcta, esos conceptos no existen dentro de la técnica. La atención está puesta en el desarrollo de una continuidad en nuestro equilibrio general y nuestra manera de usarnos como un todo integrado.
Ese equilibrio no puede basarse en una manera de hacer que genera interferencias. Por eso el primer paso es empezar a dejar de hacer aquello que no es necesario. En palabras de Alexander “Lo bueno sucede por sí mismo, si tan solo no lo interferimos.”
La Técnica nos invita a parar y observar, incluso el acto mismo de observar, ya que este, como cualquier actividad que realicemos, se encuentra afectado por nuestros hábitos.
Nuestra actividad habitual y los patrones que se generan a través de la repetición de modos de hacer, afectan también nuestros sistemas sensoriales, por lo que una acción realizada de manera habitual, por más errónea que esta sea nos parecerá siempre más correcta que un modo nuevo de responder a un estímulo, ya que estamos acostumbrados a su sensación, incluso cuando esta resulta dolorosa.
Es en la práctica de esta observación y en la guía consciente a través de las acciones que podemos desarrollar una apreciación cada vez más afinada de lo que hacemos y de cómo lo hacemos.
Y, como en las más sabias de las disciplinas orientales, el éxito no está en la obtención de un fin ideal sino en la posibilidad de dar continuidad a la consciencia del momento presente. Cada momento presente es un fin en sí mismo, el camino es ya la meta.
Beneficios
Mejora: la respiración, el uso de la voz, la coordinación general, el rendimiento físico y mental.
Alivia: dolores articulares, musculares, dolores de espalda, dolores de cabeza.
Promueve el equilibrio, agiliza la memoria, la atención y la respuesta refleja a estímulos.
Refina la apreciación sensorial.
Nos ofrece soluciones para dificultades cotidianas.
Frederick Matthias Alexander
Nació en Tasmania, Australia en el año 1869.
Comenzó su carrera actoral a los 20 años en Melbourne, donde rápidamente ganó una amplia reputación como actor. Hasta que esta actividad se vió afectada por una tendencia excesiva a la afonía y a perder la voz durante la actuación.
La ayuda de los médicos respecto de este problema consistió siempre en remedios que solo hacían su efecto mientras no utilizara su voz profesionalmente. Esta solución no era suficiente para él, su interés estaba en resolver su problema para poder continuar con su actividad actoral.
La única información útil que obtuvo de sus intentos fallidos de utilizar la ayuda de los médicos, fue el diagnóstico de que no había nada funcional en su garganta que pudiera estar causando el problema.
Por lo tanto su deducción lógica lo llevó a pensar que si no era un problema constitutivo del sistema fonador, el problema debía estar en algo más difícil de observar: su uso.
Para encarar la tarea de observación de su uso del sistema fonador utilizó la ayuda de tres espejos que utilizaba para observarse a sí mismo a través de su experimentación en la acción.
Esta observación lo llevó a descubrir luego de varios años de investigación que el uso de su sistema fonador estaba afectado por el uso general de sí mismo y que solo a través del mejoramiento de su uso general podría afectar el uso específico de su respiración y fonación.
A partir de estas experiencias comenzó a desarrollar su técnica y a enseñarla en Melbourne y en Sydney, donde fue director del Conservatorio Dramático y de Opera durante cuatro años.
En 1904 viajó a Londres para dar a conocer su técnica, allí se convirtió en el “protector del teatro londinense” y fue conocido como “el hombre que respira”. Los actores acudían en masa para que les diera clases. Entre sus alumnos figuraban actores famosos como Henry Irving y Viola Tree, y otros personajes conocidos de la época como Aldous Huxley, George Bernard Shaw, Sir Stafford Cripps y más tarde, en EE.UU., John Dewey.
En 1930, fundó la primera escuela de formación de profesores. A los setenta y nueve años sufrió una apoplejía que paralizó el lado izquierdo de su cuerpo. Pero gracias a su técnica, recobró el control de éste en menos de un año y continuó enseñando hasta su muerte, en 1955, cuando contaba con ochenta y seis años. Alexander elaboró sus ideas a lo largo de un período de casi sesenta años. A medida que su experiencia en la enseñanza crecía, fue ampliando y refinando el marco teórico de su técnica. En el transcurso de estos años publicó cuatro libros, “Man’s Supreme inheritance” (La Herencia Suprema del Hombre), “Constructive conscious control of the individual” (Control Consciente y Constructivo del Individuo), “The use of the self” (El Uso de Si Mismo) y “The Universal constant in living” (La Constante Universal de la Vida).
A lo largo de las décadas se han ido acumulando los descubrimientos científicos que corroboran los principios de Alexander. En 1973 Nicolaas Tinbergen dedicó a la Técnica Alexander la mayor parte de su discurso de recibimiento del Premio Nobel de Medicina y Fisiología.
Valeria Primost
“Conocí la Técnica Alexander en el año 2001 como parte de mi formación profesional como bailarina contemporánea en la Universidad de las Artes de Amsterdam (AHK). Desde ese momento practico e integro la técnica a todas mis actividades”.
“Visité periódicamente la escuela dirigida por Arie Jan Hoorweg: Alexandertechniek Opleiding Amsterdam (ATOM) en mis primeros años de contacto con la técnica y también visité distintas escuelas en Berlin y New York”.
“Al regresar a Buenos Aires en 2010 inicié mi formación como profesora en la Escuela de Técnica Alexander de Buenos Aires , dirigida por Merran Poplar, donde me gradué en Noviembre de 2013, con apoyo de una beca de perfeccionamiento del Fondo Nacional de las Artes y con la certificación de «The Society of Teachers of the Alexander Technique».
“Además tomé clases particulares con Georgia Dias (Br), Caren Bayer y John Nichols (New York),
Helga Langen, Arianne Dijktras y tuve oportunidad de trabajar grupalmente con Tom Koch (Amsterdam)”.
“Actualmente doy clases particulares y cursos grupales en distintos espacios de la Ciudad de Buenos Aires y colaboro ocasionalmente en la Escuela de Técnica Alexander de Buenos Aires ETABA”.
“En mis clases de la Técnica Alexander integro mis conocimientos en las diversas técnicas de la danza contemporánea (en las que me formé profesionalmente) y la danza clásica, el patinaje artístico sobre hielo, y las artes marciales (qigong, taichi y kung fu) que práctico desde el año 2006 en diversas escuelas de Europa y Argentina”.
“A través de mi carrera entrené rigurosamente en las técnicas de Ballet, Técnica Graham, Técnica Cunningham, Técninca Limón, Flying Low, Contact Improvisation, Klein Technique, Axis Sylabus, acrobacia, Release Technique, Body Mind Centering, Forsythe technique, Laban choreology, enre otras. y en composición e improvisación con Julyen Hamilton, Nienke Reehorst, David Zambrano, Cristina Barnils, Angellique Willkie and Sidi Larbi Chercaoui, Benoit Lechambre, Katie Duck, Mark Tompkins, Andrew Harwood, Mathilde Monnier, Martin Kilvady y Chrysa Parkinson”.
Por información sobre cursos de danza, improvisación, e interdisciplinarios y para saber más sobre sus proyectos escénicos pueden visitar www.valeriaprimost.com.ar