Es muy común escuchar a otros e inclusive a vos mismo, diciendo: “tengo un mal día”, por un evento desafortunado que ha ocurrido. Y en definitiva lo que esta frase y esta actitud está transmitiendo y muchas veces no nos damos cuenta, es que a partir de ese evento u obstáculo desafortunado hemos permitido que todo se empañara de este hecho y nos quedaramos estancados en esa sensación, en esa rabia, en esa impotencia ante lo que nos ha frustrado. Y si bien no elegimos obviamente que nos haya sucedido algo malo, lo que sí elegimos, a partir de esto, es cómo pararnos ante aquel obstáculo o mala noticia que apareció.
¿Qué hacer cuando se te presenta un obstáculo inesperado para que no te quite de foco en tus proyectos?
Por María Noel Lucano (*)
Probablemente te hayas despertado con energía, con una lista de cosas por hacer, con un día medianamente programado y de pronto algún problema o mala noticia aparece, que te modifica los planes, que te genera un malestar, que te enoja, te frustra y hasta inclusive puede llegar a paralizarte.
Es muy común escuchar a otros e inclusive a vos mismo, diciendo: “tengo un mal día”, por un evento desafortunado que ha ocurrido. Y en definitiva que está queriendo decir esto? Ante todo que ha sucedido algo inesperado que en principio podría torcer los planes que uno tiene. Hasta ahí estamos de acuerdo. Pero fundamentalmente lo que esta frase y esta actitud están transmitiendo y prestemos total atención aquí, es que a partir de ese evento u obstáculo desafortunado hemos permitido que todo se empañara de este hecho y nos quedáramos estancados en esa sensación, en esa rabia, en esa impotencia ante lo que nos ha frustrado. Es decir, si bien no elegimos obviamente que nos haya sucedido algo malo, lo que sí elegimos, a partir de esto y muchas veces no registramos, es cómo pararnos ante aquel obstáculo o mala noticia que apareció.
Lógicamente en primera instancia aparecen todo tipo de emociones: estrés, enojo, desilusión, impotencia, entre otros y bienvenidas sean las emociones! Pero no para que se que estanquen en el cuerpo que luego puede enfermarse sino para que fluyan y puedan transformarse en otro tipo de energía. Una energía resiliente, esto equivale a la capacidad de sobreponernos a lo que nos sucede, fortalecidos, y con recursos óptimos para poder continuar.
¿Qué hacer entonces, para que un “mal día” no frene tus metas y objetivos? Lee y toma nota de lo que te sugeriré a continuación:
- En primer lugar, reconocer y aceptar lo que ha sucedido. Y esto no quiere decir que tenga que ser desde la resignación ni desde el lamento o la victimización, sino desde el registro de que no somos omnipotentes (aunque a veces queremos creer que si) y que no todo lo que nos sucede depende exclusivamente de nosotros. Lo que depende de nosotros es cómo elegimos transitarlo (no me cansare de repetirlo hasta el hartazgo en casi todos los artículos que escribo).
Y que si algo pasa, algún obstáculo inesperado se presenta, que puede generar que tu tranquilidad desaparezca, lo importante es ver si vas a permitir que la nueva emoción te frene, o si vas a decidir hacer algo para volver a conectarte con tu tranquilidad y bienestar. Y esto puede implicar desde el simple acto de respirar profundo o salir a caminar unos minutos para descargar el enojo, tomar un rico y reconfortante café o lo que se te ocurra hacer que te produzca placer.
- En segundo lugar, al haber reconocido la emoción como signo de que algo de lo que ha pasado no es lo que deseabas, lo importante es detectar que esto no “empañe” el resto de tu jornada. Y esto equivale a no tomar el obstáculo como excusa para postergar, patear para adelante o boicotear lo que tenías entre manos. Aquí es donde se pone en evidencia tu capacidad de flexibilidad, adaptabilidad y por sobre todas las cosas la resiliencia, como ese poder de sobreponerte a los eventos desafortunados y salir fortalecido.
- Y en tercer y último lugar, directamente relacionado con el anterior, reposicionarte ante lo que ha pasado y volver a hacer foco en tus metas y objetivos, en las tareas que tenías por delante para hacer ese día, en organizar nuevamente lo que tenías planeado. Es decir, en volver a conectarte, claramente de otra forma, con lo que tenías planificado antes del obstáculo. Y por otra forma, me refiero a emocionalmente de otra manera, en la cual ya no esté presente el enojo ni la frustración, sino una energía transformada y capitalizada para poder continuar con lo que deseas hacer y lo que te hace bien.
María Noel Lucano
Reconocer, aceptar, descargar, transformar y volver a conectarte con tu día, tu meta, tu objetivo, tu proyecto, desde un lugar proactivo y deseoso de avanzar sin lamentos ni quejas. Este sería el camino más “saludable” para poder transitar tus emociones y lograr la materialización de lo que tenías proyectado hacer, cuando un obstáculo inesperado se presenta.
Cuéntame ahora qué opinas de este camino que te he sugerido? Cuál suele ser tu reacción ante lo inesperado? Logras sobreponerte ante los eventos desafortunados? De qué manera lo haces? Compartí con nosotros tu experiencia!
(*) Maria Noel Lucano
Empresaria, psicóloga, coach y consultora, especializada en ayudar y orientar a personas que desean realizar cambios transformacionales en sus vidas. Se dedica a trabajar con quienes quieren construir y concretar exitosamente sus proyectos. Su objetivo es asesorar y brindar herramientas y recursos prácticos a los individuos y equipos que eligen transitar el maravilloso camino que implica liderar sus propias vidas, logrando así, el éxito que desean.
Ver más de María Noel Lucano
Ver también
https://www.sextaseccion.com/salud/insatisfecha-con-tu-vida/
https://www.sextaseccion.com/libros/el-origen-de-tu-angustia/
https://www.sextaseccion.com/gente-y-personajes/verdad-personal/
https://www.sextaseccion.com/salud/trabajando-con-musica/