No jugó bien Carlos Tevez en su nuevo regreso a Boca, enfrentando a uno de sus cásicos rivales, River Plate. Por más que se intente mostrarlos como súper héroes, son hombres (si es que aún no dejaron de ser jóvenes) de carne y hueso. Con sus ansiedades y sentido de la responsabilidad, a sabiendas de que todas las miradas iban a estar puestas en él (al menos por parte de los seguidores de Boca). Ese cierto temor escénico que se supone se siente en la actuación a que deben acometer en cada partido, con más razón en el retorno de una frustrante experiencia, en un clásico importante por todo lo que lo rodea de negocio mediático.
¿Pero a quien le importa lo que le pasa por la cabeza a estos chicos? ¿A quiénes les interesan sus sentimientos?
Ahí están los sesgados cronistas analizando desde lo táctico si rindió de 9, si debe jugar más al medio o más adelante, si de enganche o de punta…si como robot o como hombre que es, digamos…
O la de otro imbécil que lo juzga con desmesura…prejuzgando sobre su comportamiento extra futbolístico y la obscena de alguien más, poniendo en boca de anónimos lo que estúpida y cobardemente no se anima a decir.
Solo interesa como rendirá para los ambiciosos dirigentes y periodistas que solo ven cuánto dinero les dejará en recaudaciones, televisaciones y crónicas.
En esto se ha transformado el fútbol argentino. En una máquina destructora de personalidades, que despoja a los talentosos y habilidosos que surgen cada día y en todos los pueblos y ciudades de su capacidad de improvisar, de hacer lo que sienten y desean hacer con una pelota, en mayor o menor beneficio de su equipo, con su mente puesta en lo que los ocupa, preocupa, alegra o entristece por las otras cosas que le suceden, muchas más al margen del fútbol, que en él.
Tan solo son medios para obtener dividendos, en la corta y corrupta mente de los dirigentes que los reclutan y los formadores de opinión que les sirven en bandeja un público alienado y otros dirigentes tan inescrupulosos con billetes de mayor valor.
Hace unos días cerró definitivamente la revista El Gráfico, un medio de extraordinaria venta de ejemplares, hasta que fue echado ese inigualable periodista que fue Dante Panzeri. El Gráfico se vendía porque hablaba de estas cosas. Del hombre antes que el futbolista o en todo caso del hombre en función de cómo sus virtudes físicas naturales habían aportado aquella tarde, de la que se ocupaba su comentario, al equipo que enfrentaba a otro equipo conformado por otros hombres con mayores y menores virtudes que podían o no cumplir una estrategia planificada o si su táctica había podido superar a la del adversario, a partir de la inteligencia (la necesaria para jugar al fútbol) que tuvieran, sin dejar de lado los entretelones que rodeaban su disposición para ese partido.
No es casual que no se vendiera más El Gráfico, ni que no haya en un país extraordinariamente futbolero como la Argentina, un semanario que grafique de ese deporte. La gente no es estúpida, no consume mujeres desnudas si quiere leer de fútbol y los futbolistas.
Pero nada sorprende…ya lo decía Panzeri…”Si en la menor importancia de las cosas deportivas toleramos la privanza de una moral así entendida, líbrenos quien pueda de nuestras miserias morales en otros órdenes capitales de la convivencia en sociedad”. Comentario que hiciera a propósito del partido Estudiantes de La Plata- River Plate, donde este se dejara ganar para “salvarlos” del descenso, condenando a Chacarita Juniors. ¿Imaginan a alguien hoy, hablando de los arreglos en nuestro fútbol cotidiano?
Mario R. Martín
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