Costo eléctrico, ¿Dónde está el tumor?
Por CRA, Confederaciones Rurales Argentinas
Mensualmente los productores de todo el país que cuentan con la energía como insumo de producción, notan alarmados la creciente incidencia de este rubro dentro de la composición de costos, que en producciones familiares hace sentir su peso. Para ejemplo solo basta con el tambo, pasando de ser del 3% al 20% del costo de producción, de acuerdo a un informe del departamento económico de Confederaciones Rurales Argentinas.
En mayor o menor medida, sea para riego, enfriado, bombas para agua de bebida, maquinarias en general, somos electro-dependientes.
¿Pero dónde realmente radica la raíz de esta situación?
Mucho se ha hablado del tema, que las tarifas necesitaban actualizarse, que se presentaba una dicotomía enorme entre lo cobrado en algunas provincias con respecto a Buenos Aires y también intra-provincialmente entre la capital y el interior. Tratar de explicar cómo llegamos a esta situación, así como generar un diagnóstico claro de la misma se vuelve una necesidad inminente si queremos realmente un cambio sustentable en el tiempo.
Ensayemos con el cuadro de situación actual:
Nación tiene un costo hoy de generación y distribución de $ 2.170 por Megavatio/hora entregado, aproximadamente unos U$S 70 y el Ministerio a cargo de Javier Iguacel tiene el claro objetivo de reducir este a unos U$S 55. Por su lado la Nación entrega este Megavatio/hora a las provincias a un valor de $ 1.170, es decir a un 53% de su costo real o dicho de otra forma la Nación está subvencionando un 47% del costo de generación y distribución a las provincias.
¿Entonces qué es lo que pasa en las Provincias?
Y es aquí donde parece radicar el principal inconveniente, durante la gestión de gobierno anterior se mantuvo planchado el precio de generación y distribución hacia las provincias, este fue el puntapié inicial para que las distribuidoras provinciales ejercieran su capacidad de monopolio y empezaran a subir los precios bajo el concepto de excedente del consumidor, sin preocuparse por una mejora en sus procesos o eficiencia.
Así se generaban grandes ingresos para las cajas provinciales, y gremiales donde los sueldos de algunos de sus empleados opacan los de un Ministro de la Nación, se fueron convirtiendo en cajas políticas, y la metástasis generalizó la corrupción, la falta de una mirada realmente social en la gestión y una mejora para la sociedad en su conjunto; en algunas provincias esto se manifiesta con incrementos del 201% en el Megavatio/hora por sobre el valor ingresado por la Nación.
La corrupción, las ineficiencias, los clientelismos, las cajas oscuras, la falta de eficiencia y de trabajo a conciencia, está generando un sobrecosto a toda la sociedad.
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