Nos sentamos frente al televisor para mirar los dos partidos de los equipos argentinos por los cuartos de final de la Copa Libertadores de América, aun en nuestro convencimiento de que todo estaba ya arreglado. Lo presumimos desde el mismo simulacro de sorteo cuando Boca y River o los grandes del fútbol de Brasil no se enfrentarían sino en la final, como manera de asegurarse masivas audiencias televisivas que reportan muchos millones en cuotas de canales por cable, sponsoreos y publicidad.
Esa intención de asegurar la continuidad de Boca y River creemos haberla visto claramente más tarde en los enfrentamientos de Boca con Libertad y sobre todo el de River con Racing, donde no solo se le perdonó la sanción que le correspondía por la mala inclusión de un jugador, en contra de todas las disposiciones del mismo organismo para estos casos, sino que en el partido el árbitro jugó un papel determinante con sus fallos para que salga ganador (Ver nuestro comentario https://www.sextaseccion.com/futbol/premio-a-la-delincuencia/).
Ya fue suficiente para nosotros, pero de todos modos quisimos observar los partidos de River contra Independiente y de Boca contra Cruzeiro para poder hacerles ver a nuestros lectores lo que nosotros analizamos y, por la pasión enceguecedora, les impide ver objetivamente.
Y no hizo más que darnos la razón y brindarnos nuevas pruebas del escandaloso fraude a que los entusiastas del fútbol que son sometidos por parte de la dirigencia de la Conmebol, los clubes y los venales periodistas que nada dicen sobre esto, con esta que llamamos Libertadólares por su descarada intención de facturar millones de esos pesos a costa de una inocente audiencia desconocedora de las corruptas maniobras para lograr su objetivo, el de que Boca y River, uno de estos y un equipo brasileño lleguen a la final. Así lo creemos y con toda honestidad venimos a decirlo.
En el partido revancha de River e Independiente volvimos a presenciar la actuación deplorable del árbitro, permitiendo el juego sucio de los locales y poniéndole el broche de oro al ignorar un clarísimo y tan artero golpe como el sancionado a Dedé, de Cruzeiro, por parte del defensor Pinola que merecía la sanción de penal y expulsión del jugador de River. Tampoco el VAR (Video para el AReglo, dicho en sorna) dijo una palabra.
Cómo no sería nuestra indignación cuando en el partido de Cruzeiro y Boca le anulan un gol al equipo brasileño por una supuesta falta ante un botín elevado con imprudencia pero lejos del arquero que se zambulle tratando de despejar la pelota (cosa que no consigue) o el pié de quien pretendía patearla. Inmediatamente vino la comparación, una patada con los tapones de punta por parte del defensor en el muslo del delantero…nada, nada…Un grotesco movimiento sin afectar en nada el desenvolvimiento del arquero…falta y gol anulado y otra vez con la complicidad del VAR, pero en este caso lo hicieron mejor, directamente no funcionó aduciendo problemas técnicos.
Nos dirán que son árbitros disitintos…VAR distintos, pero las conductas indecentes son las mismas, sospechosamente marcadas y recomendadas por la más corrupta de las asociaciones de futbol como ya hemos visto en el FIFA gate.
¿Del juego? Que puede decirse…sí, que fueron unas parodias de partidos de fútbol, deporte que como cualquier otro debe estar reglado por una norma de ética, de justicia, de lealtad y de respeto.
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