Médico y político uruguayo
Esposo, padre de familia, médico, docente, legislador, periodista. Ese era Salvador García Pintos, un uruguayo que vivió entre 1891 y 1956 y dejó tras de sí una huella de santidad, al punto que el miércoles 25 de octubre próximo pasado, comenzó el proceso formal para declararlo santo.
En el Arzobispado, en una sesión a sala llena y con gran presencia de descendientes del médico, se constituyó formalmente el tribunal que trabajará en el caso. Sus miembros tendrán que evaluar -mediante testimonios y pruebas documentales- si efectivamente García Pintos vivió las virtudes en grado sumo. Luego elaborarían un informe para el Vaticano, que lo declararía venerable. Entonces se necesitaría un milagro para declararlo beato, y otro para tener la certeza de que es un santo.
El delegado del obispo y presidente del tribunal es el sacerdote jesuita Álvaro Pacheco, nieto y bisnieto de grandes amigos de García Pintos. No pudo estar presente por tener compromisos fuera del país, pero envió una carta donde invitó, entre cosas, a «que su testimonio pueda servir de ejemplo a laicos y laicas del Uruguay de hoy». En ese tribunal están también el P. Gonzalo Estévez como promotor de Justicia, Joaquín Langwagen como notario actuario y Guillermo García Pintos como notario adjunto.
La comisión de peritos en historia y archivística está integrada por Pedro Gaudiano, Ricardo Pou y Alejandro Sánchez, quienes tendrán que recoger pruebas documentales de las virtudes del Siervo de Dios.
“Político candidato a los altares”
“El hecho de iniciar la causa nos pone en otra dimensión de la santidad en nuestro país”, destacó el Cardenal Daniel Sturla, quien describió a García Pintos como “un puntal en la defensa de la vida humana desde la concepción”. “Una de sus características es ser político candidato a los altares”, señaló, y a modo de ejemplo mencionó a tres grandes políticos del siglo XX en proceso de canonización: Alcide de Gasperi, Robert Schuman y Giorgio La Pira.
El promotor de la causa -es decir, quien más impulsa que sea declarado santo- es Gerardo García Pintos. Leyó la carta que presentó en nombre de la Asociación Causa Dr. Salvador García Pintos en abril de 2017 ante el Arzobispado de Montevideo, donde solicitó formalmente la introducción de este tema a estudio. En ese texto se destacó, entre otras cosas, que “desde su muerte, la vida de Salvador García Pintos sirvió como ejemplo no solo a su numerosa descendencia, sino a 2.273 personas que adhirieron expresamente a este pedido de formación de causa. Y su página de Facebook, creada hace menos de un año, fue visitada por cerca de 50.000 personas”.
“Con frecuencia creciente llegan casos de gente que pide su intercesión y se presentan casos escritos que atestiguan su causa de santidad”, agregó.
La Iglesia católica de Montevideo acogió el pedido, que se remitió a Roma. Allí dijeron que nada obsta (el famoso nihil obstat, en latín) y por lo tanto se dio comienzo formal a la causa de canonización. Salvador García Pintos es Siervo de Dios, como el Padre Cacho o Walter Chango. Ahora el tribunal buscará probarlo.
“Yo lo vi”
García Pintos tuvo siete hijos, dos de los cuales todavía viven. Una de ellas, Marta, habló ante los presentes, generando gran emoción en ella misma y en quienes la escuchaban. «Nunca imaginé que me tocaría vivir algo así», comenzó diciendo. Y agregó: “El Papa llama a las bienaventuranzas el ‘carné de identidad’ de los cristianos. Y yo vi cómo las vivió y cómo practicó el amor al prójimo que describe Mateo en el capítulo 25”.
Después recitó un poema de Amado Nervo, “Tú”. Le gustaba mucho a su padre y se lo había enseñado. Todos la escucharon en silencio, muchos de ellos filmando con sus teléfonos. Pablo, su hermano, lagrimeó discretamente desde su asiento.
La estampa con la oración a Dios a través de García Pintos agrega esta descripción: “Hizo de sus actos una oración continua. Defendió la vida humana desde su concepción. Al enfermo le procuró salud, pero también alegría y consuelo; y a sus conciudadanos soluciones de justicia”.
Salvador García Pintos
Nació en Montevideo el 27 de agosto de 1891. Quedó huérfano de madre a los 8 años, y de padre a los 11. Fue acogido en los Talleres Don Bosco e ingresó al seminario, pues pensaba que su vocación sería el sacerdocio. Estudió en Filosofía y Teología en Europa, pero ese no era su camino.
En Uruguay se doctoró en Medicina y se casó con María Esther Baracco, con quien tuvo siete hijos. Fue docente y médico, dirigente y presidente del Círculo Católico de Obreros del Uruguay. Presidió la Unión Católica de Acción Social del Uruguay y la Asociación de Profesionales Católicos.
Cuando se liberalizó el aborto en 1934 protagonizó una ingente campaña en su contra, con el resultado de que se volviera a tipificar como delito en 1937. Escribió en distintos periódicos del país y se involucró en política, siendo elegido diputado durante tres períodos por la Unión Cívica. Junto a otros socios adquirió la radio Jackson, llamada luego Sarandí, primera radio católica del país.
Quienes lo conocieron atestiguan que vivió de manera heroica y atribuyen a su intercesión el haber recibido gracias o favores. Consideran que su vida es un ejemplo que puede ser imitado por los demás, y por eso proponen que la Iglesia lo declare santo. Se ruega a quienes reciben favores a él atribuidos que lo comuniquen a la causa de canonización: postulacionsgarciapintos@gmail.com.
Fuente: Iglesia Católica de Montevideo – www.icm.org.uy