Como ya lo había hecho en otras ocasiones de manera oficial, la Real Academia Española (RAE) consideró innecesario la inclusión del doble género, es decir, «todos y todas», así como el uso de lo que se ha dado en llamar «lenguaje inclusivo», que utiliza «x», «@» o «e» en lugar del plural, es decir, «todxs», «tod@s» o «todes».
La RAE, junto a la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE) presentaron el primer “Libro de estilo de la lengua española según la norma panhispánica”, donde se rechazan los usos erróneos citados, que son promovidos principalmente desde sectores feministas y utilizados en diversos ámbitos de la vida social, llegando incluso a ser utilizados, llamativamente, en ámbitos académicos.
La Academia aclara, además, que el rechazo de estos «nuevos usos», promovidos desde las ideologías emergentes en los últimos años, no tiene “intención discriminatoria alguna, sino la aplicación de la ley lingüística de la economía expresiva”.
También la RAE se había pronunciado sobre el conflicto «sexo-género», considerando “inadmisible” que se emplee la palabra género “como mero sinónimo de sexo”. El Diccionario Panhispánico de Dudas asegura que “las palabras tienen género (y no sexo), mientras que los seres vivos tienen sexo (y no género)”.
Una vez más, queda expuesta así la ligereza y la falta de criterios razonables con la que los movimientos ideológicos emergentes suelen adoctrinar especialmente a los jóvenes, en un intento de cambio de paradigmas que llega a niveles insospechados.
Nunca, posiblemente, se ha hablado tanto de «inclusión» como en los últimos años; y sin embargo, curiosamente, las ideologías de género y las ideologías feministas, muchas veces extremistas en sus posturas, no hacen más que fomentar la exclusión de todo lo que no corresponda con sus objetivos totalitarios de adoctrinamiento.
Sabido es y visto está, que la inclusión, la solidaridad, la paz y el desarrollo humano integral de «todos» se hacen realidades concretas en los hechos y no tanto en las «palabras».
Que este pronunciamiento de la RAE aporte un poco de cordura y de sensatez a nuestros asuntos sociales vinculados al lenguaje y que ayude a esclarecer dudas, por el bien de todos, y especialmente por el bien de nuestros niños y jóvenes que son los más vulnerables.