El camino a la sustentabilidad que tiene que hacer la Provincia de Buenos Aires
El excesivo uso de sorbetes y vasos plásticos, como así también de envoltorios y embalajes en la comercialización de los productos están dañando seriamente el medio ambiente. María Fernanda Bevilacqua, diputada de la provincia de Buenos Aires, presentó dos proyectos de ley que promueven la eliminación de sorbetes y vasos que no sean biodegradables como así también todo empaque o armado de productos superfluos e innecesarios.
El objetivo de estos proyectos están en impulsar un cambio en el consumo de los ciudadanos de la Provincia de Buenos Aires para poder cuidar el medio ambiente, que está sufriendo enormes daños debido a la contaminación que generan los plásticos. Por eso se busca de manera progresiva el reemplazo de sorbetes por plásticos biodegradables y la eliminación de paquetes innecesarios de los productos con destino comercial en la provincia de Buenos Aires, como las cajas de cartón para pastas dentífricas, que no tienen un fin útil ya que no protegen al producto.
“En muchos lugares del país, como en la Ciudad de Buenos Aires, ya se han tomado medidas desde el ejecutivo para reducir la utilización plásticos contaminantes. Es el momento de tomar esas medidas desde la Provincia de Buenos Aires, donde vive casi la mitad de la población de nuestro país. El momento de actuar es ahora, no podemos seguir dañando nuestro medio ambiente”, comentó Bevilacqua.
Estos proyectos se suman a otras iniciativas de cuidado medioambiental que encabeza la diputada, como la generación de “viviendas eco-sustentables” mediante elementos reciclables; y la generación de “energía renovable en los hogares”, entre otros.
En el caso de los sorbetes, la diputada presentó en el 2018 un proyecto para que tanto éstos como los vasos plásticos sean reemplazados por materiales biodegradables que no contaminen el entorno. Hasta el momento, y a pesar de la importancia que tiene este proyecto en cuanto a la mejora que puede propiciar para el medioambiente, no ha sido aprobado por la Cámara de Diputados.
Las medidas que promueve la diputada en cuanto a la eliminación de envoltorios innecesarios hacen hincapié en conceptos exactos para los desprevenidos, con una minuciosa discriminación de las diferencias entre envase, empaque, embalaje y packaging. Este último concepto, explica uno de los proyectos, es la repetida y sistemática acción de los tres anteriores, con una intencionalidad estrictamente comercial de atraer al consumidor. La premisa es clara: lo que no sea indispensable, debe ser suprimido.
La iniciativa también incluye una nueva propuesta para los productos que, por una u otra cuestión particular, deban utilizar irrestrictamente el packaging. La utilización de material sustentable asoma como una alternativa fiable que, si bien no estamos habituados a utilizarlo, podría funcionar en el mediano plazo.
De ser aprobado, será el Organismo Provincial para el Desarrollo Sustentable (OPDs), quien deberá aplicar la legislación y será responsable de la implementación y el seguimiento de la continua eliminación del packaging innecesario.
La seriedad del proyecto queda ilustrada en las duras sanciones que podrían recibir los detractores: desde multas que arrancan en el 5% del valor del producto hasta la clausura definitiva del establecimiento. El objetivo, como se sabe, es darle entidad a una forma de vida muy necesaria en tiempos donde la contaminación es moneda corriente. Y donde además, el packaging con fines propagandísticos genera incluso gastos extras que encarecen los productos.
El proyecto además contempla beneficios para quienes se inscriban en el programa, como la estabilidad fiscal garantizada por un período de 10 años, además de una reducción en diferentes aranceles, tasas e impuestos pertinentes a lo comercial en cuanto los ingresos brutos. Los beneficiaros podrán visualizarse desde una página de Internet con los puntos específicos de sus ganancias.
Una idea que planea ser pionera en lo que a la sustentabilidad atañe en nuestro país. El objetivo de reducir el plástico y el cartón, tan dañinos para el medioambiente, reducir los costos de almacenaje en los depósitos y minimizar lo más posible el riesgo de obsolescencia y daños. Ganan las empresas, gana el consumidor y, por sobre todas las cosas, el gran ganador es el medio ambiente.