La caótica historia de los países de Latinoamérica registra datos sorprendentes.
Nos seguimos preguntando por que los países que hoy se conocen como tales tienen un escaso desarrollo con todo el potencial que encierran en la riqueza de sus suelos, las bondades de su clima, la capacidad y calidad de trabajo de sus habitantes.
Por qué nunca se ha logrado una verdadera unión o integración entre ellos. Por qué de sus guerras fratricidas, hermanos como eran totalmente nacidos en suelo común, intereses comunes, gobiernos comunes, educaciones comunes, intercambios comerciales comunes.
Por qué permanentemente tienen enfrentamientos, protestas, gobiernos tiránicos, corrupción, peleas de poder, aparición y desaparición de partidos políticos, cambiantes orientaciones ideológicas.
La raíz está en la fundación, en los cimientos. Nunca declararon su libertad. Nunca se consideraron libres. Nunca declararon una auténtica independencia, dejaron abierta la puerta a pasar a depender de algún gobierno del mundo. No orientaron su dirección hacia ningún sistema político que les ordenara su vida como Nación. Solo la de Argentina menciona “y de cualquier otra extranjera” pero se sabe esto no estaba incluida en la redacción original de los congresales de Tucumán, no estaba en el espíritu de ellos, fue incluida en secreto por uno de los congresales encargado de redactarla y firmada sin ser advertida.
Todos se declararon independientes de España, excepto Uruguay que lo hizo de Brasil, incorporándose a las Provincias Argentinas. Pero en esas declaraciones no se lee en ningún caso la palabra libertad como referencia a derecho inalienable de ser independiente.
En realidad no se expresa ningún derecho superior al derecho que tienen de hacerlo de España, sin el sustento que da a ese derecho al estar por debajo de derechos inalienables: La vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, desde el momento que todos los hombres fueron creados iguales por Dios o si no se cree, por alguien o algo infinitamente superior como puede ser la naturaleza de la evolución. Nada ni nadie pueden impedir que haya vida, sea libre o busque la felicidad, es propio del ser humano. Por eso en los debates sobre el aborto el punto en discusión es cuando se considera ser humano, si desde la gestación o no. Un debate absolutamente absurdo. Sin gestación no hay vida, desde el instante de la fecundación se hizo vida, se hizo ser humano. Así fue creada la vida, por Dios o la naturaleza, según se crea. Pero esto nos aleja del tema central de esta nota.
El tema de la declaración de las independencias dejó abierto el camino a otras formas de dominación, propias de los pueblos latinoamericanos o extranjeros a ellos. Las ambiciones de dominación de personas de una misma provincia del Río de la Plata, Perú, Nueva Granada, sobre las otras, potencias y países extranjeras dieron lugar a una permanente lucha entre hermanos, confundidos por el oportunismo de países como Francia que había dominado a España.
Si bien Latinoamérica contenía dos virreinatos más como De las Indias y Nueva España, estas lo componían países de centroAmérica, México y una parte del hoy EEUU no tenían nada en común con los tres de Sudamérica, que dicho sea de paso, habría que dejar de plantear la integración de Latinoamérica para ocuparse de hacerlo en esta parte sur del continente.
No excederemos sobre la evolución de esas disputas, feroces, sangrientas, criminales, lo que puede verse con más precisiones en el artículo sobre la entrevista de San Martín y Bolívar.
La cuestión de Uruguay
Como hemos leído la Banda Oriental como se conocía a la provincia miembro del Virreinato del Río de la Plata, fue invadido por el Imperio de Brasil. Tras largas luchas finalmente logran la victoria con un ejército al mando del militar Juan Antonio Lavalleja y proclama su independencia. En la declaración lo dice: De Brasil y toda dominación extranjera.
Volvió a integrar el Virreinato del Río de la Plata. Así lo ratifica en un agregado a la Declaratoria de la Independencia proclamando la independencia de España e incluyendo su decisión de incorporarse a las Provincias Argentinas. Independizarse de España fue ocioso pues ya las Provincias Argentinas, a las que decía pertenecer, lo eran por la Declaratoria del Congreso de Tucumán de 1816. Lo hizo simplemente por la confusión reinante como entre todos los libertadores de la dominación española. No fijaban derechos, propósitos, límites, alcances, gobiernos, tan solo se decían independientes.
Dejaban abierta las puertas especulando con diferentes alternativas que cada uno de los intervinientes consideraba más beneficioso para las nuevas naciones o sus intereses de poder y económicos, sobre todo alentados por Francia y vigilados por Inglaterra quien desde Brasil veía la posibilidad de aprovechar tal situación para su dominio comercial gracias al poderío de su flota naval. Ambas tenían sus caudillos adictos, como también aún España no resignada a perder el territorio americano o al menos sus posesiones de índole económica, pese a haber aceptado la independencia americana tras los triunfos militares de San Martín que acabó con los ejércitos. Hasta ese momento, la declaración de Tucumán no tenía efecto real.
Nunca la República Oriental del Uruguay, como se expresa a sí mismo en la declaración de su independencia (hoy Uruguay), se constituyó en independiente por motivo o derecho alguno suficiente como para ser válido. Dicta su constitución en 1830 componiendo un Estado independiente basándose en…”los Representantes nombrados por los Pueblos situados a la parte Oriental del Río Uruguay, que, en conformidad de la Convención Preliminar de Paz, celebrada entre la República Argentina y el Imperio del Brasil, en 27 de Agosto del año próximo pasado de 1828…(párrafo del documento original).
Pero suceden dos cosas, Argentina firmó ese tratado contrariando la negativa a hacerlo por parte de Bernardino Rivadavia por entonces presidente del Virreinato del Río de la Plata y así lo niega en un vehemente discurso realizado en Buenos Aires tras conocerlo, declarándolo nulo de toda nulidad y tomando la decisión de ocupar Montevideo con el ejército. Fue convencido por Inglaterra, hábil negociador al advertir la conveniencia a sus intereses de lograr la paz y ganarse las simpatías de unos y otros y logró un status quo que mantuvo la situación en un estado de indefinición, sin que Argentina reconociera la independencia de Uruguay.
Lo segundo es que tampoco tenían facultad para firmar ningún acuerdo por derecho propio ya que el de Uruguay era un gobierno no constituido y por parte de Argentina recién la Constitución de la Nación se promulga en 1853, estableciéndose la autoridad competente, derechos y leyes para firmar tratados de guerra, paz, límites y reconocer independencias de territorios de su pertenencia.
Esto es tan así que el mismo Julio María Sanguinetti, uno de los dirigentes de mayor peso en las últimas décadas en Uruguay, dos veces presidente y senador por la oposición, puso el tema sobre la mesa: “hay que cambiar la tradicional fecha patria uruguaya, porque no es cierto que el 25 de agosto de 1825 fuera proclamada la independencia del país. En esa fecha, sí, Uruguay se liberó del Imperio de Brasil… pero para formar parte de la Argentina”.
Las Islas Malvinas
Existe una controversia en torno al descubrimiento de las islas que se traslada a la disputa de soberanía. Francia, España y el Reino Unido se atribuyeron el descubrimiento de las islas para defender sus títulos de soberanía. Las islas son incluidas en mapas y portulanos desde 1502. El 7 de abril de 1502 Américo Vespucio, divisó un archipiélago que podrían ser las Malvinas. El primer mapa específico de las islas fue realizado en 1520 por Andrés de San Martín, tripulante de la expedición de Magallanes.El 4 de febrero de 1540 un barco español capitaneado por Alonso de Camargo llegó a las islas Malvinas y permaneció en el archipiélago hasta el 3 de diciembre del mismo año.
En 1749 el Almirantazgo británico, a cargo de George Anson, organiza una expedición con el objetivo aparente de hacer descubrimientos en los mares de América del Sur y efectuar un relevamiento de las costas de Malvinas. Sin embargo, el verdadero propósito de la expedición era establecer una base naval, que podría ser utilizada para atacar tanto al comercio español, como a las colonias de América.El proyecto llegó a oídos de Ricardo Wall, embajador de España en el Reino Unido, quien lo protestó de inmediato. Ante la persistente negativa de España, el gobierno británico aceptó cancelar la expedición en 1749.Durante este incidente diplomático no se discutió la cuestión del derecho de soberanía sobre las islas.
Ocupación española de las islas
Desde 1766, año en que fue nombrado el primer gobernador español, Felipe Ruiz Puente, se sucedieron en forma ininterrumpida 32 gobernadores que residían permanentemente en Puerto Soledad y dependían directamente de las autoridades españolas residentes en Buenos Aires. Pero no fueron incluidas dentro del territorio del Virreinato del Río de la Plata, cumpliendo las disposiciones de las autoridades españolas de Buenos Aires de la intendencia establecida en lo que hoy es San Antonio Oeste.
La gobernación española terminó como resultado de la invasión napoleónica y la imposibilidad de mantenerlas ocupadas tras la derrota militar en América del Sur. Se produjo la total despoblación de las Islas Malvinas.
Ocupación de las islas por parte de los independentistas de 1816
La toma de posesión de 1820 se conoció en el Reino Unido a través de los informes del célebre explorador británico James Weddell. La noticia también fue publicada en The Times el 3 de agosto de 1821.El Reino Unido no protestó la ocupación en 1820, ni realizó reserva de soberanía al firmar el (aún vigente) Tratado de amistad, comercio y navegación de 1825.
Argentina considera basándose en el Uti possidetis iuris que pasó a ser heredera de la soberanía española en las islas, pese a que ese territorio no estaba comprendido en el virreinato del Río de la Plata, es decir una vez más un desorden legal y de derecho.
De modo que al igual que con Uruguay existe una vacío de derecho que le asegure su efectiva pertenencia y es lo que provoca la incertidumbre por parte de las Naciones Unidas para determinar si pertenecen ciertamente a la Argentina o a Inglaterra. El tema central es: a que territorio correspondía?
La solución definitiva solo la dará el derecho superior: Los estados pertenecientes a España comprendidos por el Virreinato del Río de la Plata y sus provincias, gobernaciones, intendencias, administraciones, al sur de la América del Sur, administradas por ese mismo virreinato del que nos hemos declarado independientes y aceptado por el gobierno de España, pasó a ser de nuestra posesión, de igual modo que Uruguay a quien pese a lo cual Naciones Unidas le reconoce la independencia.
El reclamo
Por lo tanto Argentina debe reclamar la nulidad de ese reconocimiento ya que Uruguay le pertenece como territorio.
Esto derivará en una nueva controversia, que tiene dos resoluciones, 1) Es legítimo país independiente o 2) sigue perteneciendo a Argentina como heredero por independencia de España. Fallando por el caso 1) las Islas Malvinas son de igual modo un país, pero no independiente pues nunca lo declaró y por lo tanto sigue perteneciendo al Virreinato del Río de la Plata o su continuador como heredero natural y por derecho, la Argentina. Fallando en el caso 2) Las Islas Malvinas son argentinas.
Claro para eso, volvemos al principio, el origen del problema está en la forma caótica, desordenada, infundada en derecho con que fueron declaradas las independencias y jamás corregidas y refrendadas. La ignorancia, ineptitud de los funcionarios (nombrados por caudillos, tiranos, dictadores), surgidos de una sociedad confundida y mal enseñada, impidió que el reclamo de soberanía se hiciera con fundamentos irrefutables. La decisión de hacerlo hoy nos permitirá comenzar a sentar bases sólidas sobre la que construir la República, lograr la unión y comenzar el desarrollo.