La Iglesia en tiempos de cuarentena
De www.canalorbe21.com
La Arquidiócesis de Buenos Aires está transformando en albergues algunos templos parroquiales y capillas, para recibir a los adultos mayores, uno de los grupos de riesgo en la crisis del Coronavirus, que no pueden cumplir el aislamiento preventivo, hacinados o con el distanciamiento requerido en las casillas precarias de los barrios populares de Capital Federal y el conurbano bonaerense.
Por tal motivo, Canal Orbe 21 dialogó de manera exclusiva con el sacerdote, Sebastián García, Párroco de la Basílica Sagrado Corazón de Jesús ubicada en la localidad de Barracas, Arquidiócesis de Buenos Aires, Argentina.
“Las Iglesias comenzamos a abrir las puertas para que nuestros adultos mayores, por diferente tipo de situación, y siendo ellos el mayor grupo de factor de riesgo, se sientan cuidados”
¿Cómo surge la iniciativa?
Nace de un programa lanzado por el Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires (desde el Instituto de la Vivienda de la Ciudad -IVC- y Desarrollo Humano y Hábitat) de acuerdo al diálogo que tiene el presidente de La Nación, Alberto Fernández, con los curas referentes de los barrios más populares de nuestro país. Existe una mutua colaboración que se establece para estar presentes en este momento delicado de pandemia.
¿A qué apuntan con la misma?
La idea no es hacer un gran centro, sino muchos centros barriales, parroquias, capillas, salones, que se destinan justamente a la atención preventiva. Es importante aclarar que nosotros no estamos trabajando con población portadora del COVID-19. Al contrario, la necesidad es preservar a los ancianos/as, abuelos/as de los barrios porque si se corta la circulación del virus, se corta el contagio.
¿Está preocupado por la situación de extrema vulnerabilidad de los adultos mayores?
Sí. El mensaje es recuperar la profecía de la iglesia católica. Yo creo que el quedarse en casa es la ley fundamental que todos tenemos que acatar para cuidarnos entre todos, te cuidás y por ende cuidás al prójimo. Es difícil, claro… pero entre todos se puede.
Además, el padre García destacó que “en las parroquias mantenemos las actividades de los comedores, el repartir mercadería desde Cáritas. Es importante destacar que la Iglesia Católica hace una labor impresionante en cuanto a lo social. En estos tiempos intentamos brindar acogida y abrazo a nuestros hermanos más vulnerables, y sufrientes”.
¿Se podrá sacar algo positivo de esta pandemia?
Claro. Algo bueno vamos a sacar de esta pandemia. Lo bueno radica en que nos demos cuenta como dice el Papa Francisco, de nuestra vulnerabilidad, nuestra fragilidad, de lo pequeño que somos frente a un enemigo; pero a su vez nos demuestra la gran capacidad de solidaridad. No importa raza, color, religión, estatus social, condición de vida, es un momento histórico para ponernos todos del lado de la vida y tirar del mismo carro. Resultaría muy miserable, de parte de quien fuere, especular con esto, o querer sacar ventaja, rédito.
Padre… ¿nos queda algo más por preguntar?
No, completo todo. Gracias. Seguimos trabajando arduamente y unidos en oración.
Antes de finalizar la entrevista el sacerdote interrumpe al cronista de Canal Orbe 21, suspira y en un tono pausado dejó el siguiente mensaje:
“Podemos en esta situación límite de nuestra vida, de nuestra historia, tirar para el mismo lado con un principio básico que es la solidaridad. No olvidemos el gran amor que tiene Dios por cada uno de nosotros. En esta situación lo que mata no es el virus, lo que mata es la indiferencia”.
En este proceso de resguardo de los adultos mayores en medio de la pandemia, están involucrados, entre otros, los templos de las villas: 31 (Retiro), 15 (Ciudad Oculta), 21-24 Zavaleta (Barracas-Nueva Pompeya), 20 Papa Francisco (Villa Lugano), 1-11-14 Barrio Ricciardelli (Bajo Flores), Fraga (Chacarita), Rodrigo Bueno (Costanera Sur) y Carrillo-Fátima (Villa Soldati).
Estos centros de resguardo comunitario o aislamiento social tienen capacidad para entre cinco y veinte personas y cuentan con comodidades como baño con agua caliente, televisores y talleres de esparcimiento. Y son asistidos por los sacerdotes porteños y voluntarios.
Según un relevamiento del ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat porteño, hay unas 490.000 personas que superan los 70 años de edad en la ciudad, que conforman uno de los grupos de riesgo en la emergencia sanitaria por el COVID-19, muchos de los cuales viven en asentamientos precarios.