El 8 de diciembre se celebra desde 1854, el Día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María y desde entonces fue declarado día feriado. Durante muchos años fue respetado, como una jornada de respeto por todos, de oración para los católicos. Desde el momento de esa declaración, coincidente con la sanción de la Constitución y el proceso de reorganización nacional, la Argentina vivió sus momentos más florecientes que la llevó a ocupar los primeros lugares en el mundo por su potencial económico y la calidad de vida.
Pero la celebración fue perdiendo fuerza sino denostada por varios sectores anti religiosos, anti católicos, anti tradicionalistas. Coincidentemente con ello la Argentina se fue degradando en lo económico, en lo social, en lo político.
La actual situación de pobreza, de falta de trabajo, de marginalidad de muchos argentinos, de violencia, de corrupción tiene mucho que ver con las políticas que se han llevado a cabo y los políticos que las instrumentaron e instrumentan. Pero mucho también con un abandono que ha hecho la sociedad de los valores morales, espirituales, de tradición que han permitido la aparición de dirigentes alejados de la tarea de gobernar para el Bien Común.
El desarrollo de un País es la suma de crecimiento económico + distribución equitativa + el respeto de los valores morales. Sin dudas la fe católica es uno de ellos en una Argentina fundada sobre ella, como de respeto a todas las religiones. No es casual que a medida que avanza la degradación, quienes deberían abocarse a transformar esa realidad y aplicar políticas que lleven al desarrollo de las personas, la sociedad y el País, denostan permanentemente a las Iglesias, sobre todo a la católica.
Día de la Inmaculada Concepción de la Virgen María
El8 de diciembre fue declarado feriado nacional, precisamente un 8 de diciembre, del año 1854. Ese día, es tradición, armar el tradicional árbol de Navidad.
Por aquellos años el Papa Pío IX recibió varios pedidos de diferentes universidades católicas del mundo. “Declaramos que la doctrina que dice que María fue concebida sin pecado original, es doctrina revelada por Dios y que a todos obliga a creerla como dogma de fe”, sostuvo el Papa durante el anuncio en la Basílica de San Pedro y ante una multitud de fieles.
Luego de ello, sonaron 300 campanas de las torres de Roma y volaron varias palomas mensajeras. Además, iglesias de todo el mundo celebraron en honor a la Inmaculada Concepción.
La Iglesia establece que la misma fue única y especial ya que Dios le concedió varios dones y la preservó de todo pecado a lo largo de su vida para que cumpla con su importante misión. De acuerdo al Catecismo de la Iglesia Católica, al momento de la anunciación, el arcángel Gabriel la saluda resaltando que está “llena de gracia”. Asimismo, la Iglesia determinó a lo largo de su historia, que estas palabras hacían referencia al hecho de que María estaba redimida del pecado original desde su concepción, por lo que era pura.
“La bienaventurada Virgen María fue preservada inmune de toda la mancha de pecado original en el primer instante de su concepción por singular gracia y privilegio de Dios omnipotente, en atención a los méritos de Jesucristo Salvador del género humano”, dice el dogma publicado en 1854 por el Papa Pío IX.