Él está presente, está aquí en este momento. ¡Aquí y ahora! Emmanuel. Todo deriva de ahí; deriva porque a partir de ahí cambia todo. Su presencia implica una carne, implica una materia que es nuestra carne humana. La presencia de Cristo en la vida normal involucra cada vez un corazón que late: la conmoción por su presencia se vuelve conmoción en la vida cotidiana. Ya no hay nada que sea inútil, que nos resulte ajeno. Nace un afecto por todo, con las consecuencias magníficas que esto conlleva: el respeto por lo que haces, la precisión y la lealtad con tu obra concreta, la tenacidad en perseguir su finalidad. Llegas a ser incansable. Realmente, es como si se perfilase otro mundo, otro mundo en este mundo.
Luigi Giussani.
Comunión y Liberación.
Jean-François Millet, Noche de invierno, 1867. © 2020 Museum of Fine Arts, Boston / Scala, Florencia.