¡Bienvenidos a la fragilidad! ¿Hay salida?
Por Ricardo D. Martín
“Fuga” es el término que se utiliza para describir una pérdida acentuada de reservas del Banco Central.
En la actualidad, por ejemplo, se reconocieron, en septiembre, una “fuga” de 1.500, en octubre de 1.400 y en noviembre de 1.200 millones de verdes. Aun con las duras restricciones vigentes para la adquisición de divisas.
Un drenaje significativo ocurrió tanto en los últimos meses de la administración Kirchner (al final del mandato en 2015 no quedaban reservas) como después de las Paso de 2019: en ambos interregnos “se fugaron” cifras similares, unos 25 mil millones de dólares.
Intentemos razonar. ¿Cómo y por qué ocurre esto?
¡Bienvenidos al capitalismo! Bienvenidos a la fragilidad social, política y económica de nuestro país.
Un ejemplo más para tratar de echar luz sobre estas cuestiones tan oscuras para muchos: al dejar el poder, el gobierno kirchnerista, entre otras perlitas, también dejó pendientes para que resolviera la gestión siguiente 15 mil millones de dólares “a futuro”. ¿No sabés que es? Comprás divisas que te van a entregar en un futuro determinado a un precio estimado para el momento en que llegue ese futuro. ¿Me expliqué? El atractivo de tal inversión es que al momento del vencimiento el precio del dólar puede ser superior al pactado. Listo ¡ganaste! Los compraste más baratos. En Argentina siempre ganás comprando dólares, porque el peso argentino, nuestra moneda, cada día vale menos que el día anterior, es decir que con la misma cantidad de dólares cada día comprás más pesos.
La venta de dólares a futuro es una herramienta que la autoridad monetaria (el BCRA) utiliza para obtener pesos entre otras cosas para evitar “darle a la maquinita”, como suele mencionarse a la emisión de moneda sin respaldo, que genera inflación, inevitablemente.
¿Por qué el peso argentino pierde valor de forma constante? La razón “monetarista” es que el Banco Central emite dinero sin respaldo para financiar el déficit (gasto público superior a los ingresos públicos). Expectativas negativas y falta de confianza ayudan a darle fin a las especulaciones con el peso para darle paso al proceso de “fuga”: las empresas y las personas procuran desprenderse lo más rápido posible de sus pesos para refugiarse en bienes o divisas y así protegerse ante la pérdida de valor de nuestra moneda.
Tanta es esa pérdida de valor y tanto el tiempo en que viene sucediendo que muchos afirman que Argentina no tiene moneda.
¿Cómo lo explican? En que no cumple con los requisitos que una moneda debe observar.
¿Cuáles son tales requisitos? Debe servir como “medio de pago o de cambio” (comprar, vender), como “unidad de cuenta” (conocer el valor real de lo que se desea adquirir) y como “depósito de valor” (ahorro, inversión).
Cómo se resuelve
No es de resolución sencilla la situación. Pero con una planificación seria, realista, consensuada, puede ser menos difícil de lo que aparenta.
Debe basarse en una política de crecimiento acompañada de una drástica reducción del gasto público, en la emergencia hasta el mínimo posible, preservando las funciones ineludibles.
El consenso en torno a esa planificación seria y realista debe involucrar a la política (los gobiernos provinciales, las legislaturas de todos los ámbitos, Partidos) y al resto de los sectores de la sociedad (gremios y asociaciones empresariales, sindicatos de trabajadores y otras organizaciones como las cooperativas o las que nuclean a sectores informales e independientes).
La pregunta del millón es: ¿existen hoy en la Argentina dirigentes, sectores o agrupaciones con capacidad y dispuestos a enfrentar un desafío de esta naturaleza?
¿Qué estén convencidos de que aunque la cuestión económica es lo urgente, más relevante es planificar el modelo de sociedad, el de educación, formación integral y desarrollo de las personas, y de la necesidad de reafirmar, mejorar y cumplir con los principios republicanos y democráticos?
Estoy convencido de que existen miles de personas capaces y dispuestas a aportar en un empeño así, tanto como que resulta complejo hacer que confluyan en un espacio común.
Ese es uno de los objetivos que impulsaron la creación de esta propuesta en la red social Facebook, @parlamento.popular
©Ricardo D. Martín