“En el corazón de esta obra, la esencia de la Victoria se revela en su forma más única y etérea. Observa a Victoria, una guerrera cuyos rasgos están marcados por batallas que ha peleado contra los demás y también contra sí misma. Victoria no es solo una figura en el lienzo, sino un recordatorio vivo de la valentía que todos llevamos dentro. Su mirada determinada se pierde en el horizonte, donde las batallas de la vida se libran en todas sus formas.
La vincha de plumas que adorna su cabeza representa la ligereza de espíritu que nos permite elevarnos por encima de las adversidades. Los aros de metal, en su simbolismo, recuerdan la fuerza que podemos encontrar incluso en la fragilidad.
La paleta de colores en esta obra es un poema en sí misma. Los tonos oscuros y sombríos aún simbolizan los momentos más difíciles de nuestras vidas, mientras que las plumas y los aros dorados añaden un toque de resplandor y esperanza.
Es un equilibrio entre la fortaleza y la delicadeza.
Éste cuadro no es solo una obra de arte, sino un espejo en el que puedes reflejar tu propia historia.
Cada detalle, cada tono, cada textura es una metáfora de tu propia búsqueda de la Victoria en la vida. Al poseer esta obra tendrás un recordatorio constante de que, al igual que Victoria, eres capaz de enfrentar cualquier desafío y alcanzar tus propias victorias personales, incluso en medio de la fragilidad y la oscuridad.
Esta obra te recuerda: `Encontrarás tu luz, luego de pasar por tu máxima oscuridad, y es allí donde encontrarás tu máxima Victoria. Tu verdadero amor´”.
Lo primero que hizo cuando se presentó para la nota fue aclarar que este texto y el cuadro de la India Victoria fueron su fuente de inspiración para convencerse de que sus estados de ánimo resaltan solo cuando está pintando y que su vida tiene más color cuando la madre de todos los días se convierte en artista.
Natalia Castro, nacida en Carhué pero bahiense por adopción desde los 9 años, asegura que “siempre hay que ir atrás de los sueños” y que “no podés abandonar todo aquello que te despierte los sentimientos menos buscados”.
Mientras se refregaba las manos y los ojos iban y venían de un lado al otro, abrió la charla con un tímido “estoy nerviosa, es la primera nota que me hacen, dame tiempo para pensar la pregunta y contestar”.
Antes de que se enfríe el café, “Naty”, profesora de dibujo artístico (recibida en 1996) y pintura (título obtenido en 2002) y madre de Benjamín (10 años) y Antonella (8), se metió de lleno en una historia que la “pinta” de cuerpo entero.
“En un momento de mi vida donde necesitaba acomodar ciertas cuestiones del presente para proyectar el futuro, un amigo me propuso volver a pintar. Me dijo: `te tenés que animar´, y enseguida me insistió: `confío en vos, dale, te va a ir bien´. Dudé, lo pensé bastante, pero me largué a la aventura y acá estoy, después de 16 años volví a agarrar la paleta de colores y me puse frente a un cuadro. Todo un desafío”, señaló, orgullosa, esta amante del arte que en nuestra ciudad cursó la primaria en la Escuela Nº 3 de calle Terrada y la secundaria en el ya desaparecido Instituto Rivadavia.
“Después de la pandemia me enfoqué de lleno y le empecé a dar valor a una profesión que, por una cosa o por otra, siempre la tuve postergada. Arranqué con una serie de 11 lienzos que, cuando estén listos, los voy a presentar en una muestra fuera de la Argentina. Lleva el título de `Mirada de mujer´ y son rostros femeninos productos de mi imaginación”, acotó sobre el proyecto que viene llevando a cabo.
– Volvamos al texto del principio, ¿lo escribiste vos?
– No. Y no sé si fue una creación de la persona que me propuso retomar con la pintura o si fue confeccionado en base a la inteligencia artificial. Nunca lo quise averiguar, me gusta vivir con esa duda, aunque ese relato refleja lo que fui y lo que soy. Los que me conocen y lo leen me dicen “es tu vida resumida en unas pocas palabras”. Creer o reventar.
A su vez explicó: “ese texto lo subí a mi Instagram cuando puse la foto del cuadro”.
– Aunque ese cuadro, junto al texto, recibió las miradas más críticas y se llevó los halagos menos esperados en la Muestra desarrollada el pasado 8 de marzo, el Día de la Mujer, en el salón del Universo de las Artes, en Capital Federal. ¿Es así?
– Lo único que te puedo adelantar es que fue muy fotografiado (risas). Hay que creer en las señales de la vida; lo que se da, se da por algo. El año pasado, en los primeros meses de verano, estaba en el entrenamiento de mi hijo, que juega al básquet en Sportivo Bahiense, y me puse a revisar Instagram. En eso veo una publicidad sobre una muestra que se iba a organizar en Buenos Aires el 8 de marzo de 2024. Al pedir información, me comentaron que debía presentar un cuadro en vivo o una foto digital que ellos mismos se iban a encargar de imprimir. A su vez, un texto corto, avisándome además que al recepcionar todo lo requerido me iban a mandar la invitación.
“El organizador fue Marcos Ozán, quien me facilitó los caminos para que la India Victoria sea parte de una muestra más que relevante”.
– ¿Es cierto que te lo quisieron comprar?
– En ese momento no porque la impresión de la foto del cuadro no tenía valor de venta. Victoria es una pintura Oleo sobre lienzo de 70×90 cm, es de mi autoría y hoy está disponible si a alguien la quiere comprar.
En caso de que aparezca un interesado, el 5 por ciento de la venta será destinado, como donación, a la Fundación Kelluafen (Institución no lucrativa, cuya misión es aportar recursos destinados a niños con enfermedades oncológicas, comedores infantiles y hospitales).
Natalia, repostera de tortas (para eventos) y costurera por vocación, participó, en octubre del año pasado, de la muestra “MostrARTE”, realizada en el Centro Histórico Cultural de la UNS, en Rondeau 29.
“Fue animarme a más, y me sorprendí mi misma. Fui a la inauguración, había otros pintores, pero la gente que entraba se enfocaba en el cuadro de Victoria y le sacaba fotos. Yo estaba al lado, pero no me preguntaban nada porque no me conocían”, contó Natalia, quien regresó a Bahía en 2009 después de un largo peregrinar por el sur de nuestro país.
“Estuve 16 años alejada de la pintura porque la vida me llevó por otros caminos, afrontando otras realidades y distintas actividades. Conocí al padre de mis hijos, viví en Zapala y en Las Grutas, hice base en mi familia pero nunca dejé de dar talleres de dibujo y pintura. También dicté cursos sobre modelado de porcelana fría, pero el tiempo lo destiné, más que nada, en la crianza de mis hijos. En ese momento no encontraba horas libres y espacios para recrear mi arte”, rememoró.
– ¿Y ahora?
– Estoy inspirada al cien por ciento. Cuando mis hijos están en la Escuela pinto en casa, y ellos, cuando llegan, se ponen felices al ver mi avance y mi compromiso con la profesión que tanto tiempo tuve abandonada. Ese es mi mayor orgullo.
– De 2022 en adelante, ¿cuántos cuadros pintaste?
– Cuatro, más la India Victoria. Esos cuatro son parte de los once que estoy preparando para una presentación. Son rostros de mujeres de distintas razas, están de frente con la mirada fija y tienen en común un velo o un pañuelo en la cabeza.
-¿Sos consciente de que tu alma de artista puede llegar a trascender fronteras?
– Nunca me lo dijeron, no sé, es una sensación rara, soy muy tímida y no me muevo en ambientes donde hay muchas luces. Marcos (Ozán) me comunicó que tengo mucho potencial para seguir en esto; un halago mayúsculo que me llena el alma.
“Si la pregunta está relacionada a lo que se viene, sí, te digo que del 9 al 11 de agosto voy a participar de una muestra en República Dominicana. Para mi sería como una consagración. Va a ser de las mismas características que la de Buenos Aires, hay que mandar fotos digitales de tres cuadros para que la organización las imprima y las exponga. Voy a intervenir con Victoria y otras dos indias latinas: Vida y Valentía. Es muy loco, pero debemos tener vida y ser valientes para llegar a la victoria. En ese orden.
«El cuadro de Victoria me llevó 20 días, con retoques incluidos. Quieras o no, siempre le apuntás a la perfección»
– ¿Cuál es el momento ideal para pintar?
– Cuando sentís la motivación y las ganas de que fluyan las ideas. Pinto de a ratos, nunca empezás y terminás en un día. El cuadro de Victoria me llevó 20 días, con retoques incluidos. Quieras o no, siempre le apuntás a la perfección.
– ¿Por qué Victoria?
– Pura intuición, no está inspirado en nadie. Surgió de la nada cuando me preguntaron sobre el nombre de la figura del cuadro.
– ¿Qué buscás presentándote en una muestra?
– Vender una obra sería espectacular, pero prefiero empezar con hacerme conocida y, de a poco, ir imponiendo mi nombre en el ambiente. Vincent van Gogh no se hizo popular de la noche a la mañana, y surgió de la pobreza. Con eso te digo todo…
– Si hoy le tenés que poner un precio a Victoria, ¿cuánto vale?
– En el arte es muy variado el precio, lo que para vos es barato para otros puede valer fortuna; el costo depende del ojo con el que se lo mire. Es como el auto, tenés que encontrar a ese que se enamora para que pague lo que realmente vale.
– ¿Se puede vivir de la pintura artística?
– Yo no puedo, pero estaría buenísimo. Amo pintar y persigo ese sueño -hoy lejano- de poder vivir del arte. No hay nada más lindo que ver una obra culminada con la impronta de su autor. Para que te des una idea, pongo música, agarro los oleos y empiezo a volar. Es una felicidad plena, podría estar horas y horas… Pero no puedo, y es una pena no poder.