A partir de este lunes rigen las nuevas tarifas para el transporte público en la ciudad. Nuevamente aumenta el costo del boleto en Bahía Blanca, y se consolida como el más caro del país.
Con el nuevo incremento, la tarifa plana alcanza el valor de $18.95, disminuyendo a $16.11 para aquellos usuarios que realizan más de 40 viajes mensuales. En tanto para los estudiantes el valor asciende a $9.48.
Una familia tipo, que se traslada diariamente a sus actividades laborales y educativas, debe utilizar como mínimo 40 pasajes semanales. Así entonces, la erogación semanal que realiza una familia asciende a $511,80, y al mes la suma alcanza los $2047.20. Esto sin contar las actividades extras que deba desarrollar en la semana, y descontando sábados y domingos. En estos casos puede incrementarse hasta valores cercanos a los $3500.
Y surgen, entonces, varios puntos de análisis: el costo del boleto y su relación con la cantidad de pasajeros, el aumento del combustible, la extensión de los recorridos, y otros más.
Sin embargo olvidamos el significado del concepto “transporte sustentable”, más allá del uso desmedido del término, y que se menciona incluso en Políticas de Estado.
Comencemos entonces por analizar el concepto de ciudad. Precisamente la ciudad de Bahía Blanca se caracteriza por ser un tipo de ciudad difusa. Esto es, un gran desarrollo en longitud y extensión, con la creación de nuevos barrios alejados del denominado centro de la ciudad. Y es precisamente aquí donde se desarrolla gran parte de las actividades: centro comercial, centro cívico, organismos de control, oficinas públicas, bancos y principales instituciones educativas.
Al analizar la movilidad de las personas debemos plantear dos ejes centrales: la movilidad y la accesibilidad. Precisamente la accesibilidad se vincula a los lugares, e indica la facilidad con la que los individuos de la ciudad puede llegar a un lugar o sitio. Por otra parte, la movilidad se relaciona específicamente con los individuos.
Autores como Phlips y Williams (1984) definen la accesibilidad como la dimensión espacial de la movilidad. Constituye la relativa facilidad para superar la distancia relacionada con las características físicas de un espacio, las oportunidades de uso de ciertas actividades o las características individuales de los ciudadanos. Es decir, lo que denominan accesibilidad física, social y económica.
En cuanto a la movilidad en la ciudad moderna es la suma de los desplazamientos individuales de los habitantes a una velocidad determinada que hace posible el acceso al mercado del trabajo, a los bienes y a los servicios.
Al analizar los datos del transporte de la ciudad se distingue solo dos alternativas: el sistema público de transporte constituido por la flota de colectivos y coches de alquiler (taxis y remises) y el transporte particular (vehículos particulares).
El parque automotor de la ciudad es realmente elevado en relación a la cantidad de habitantes, y sin dudas termina siendo un condicionante para el desarrollo del tráfico vehicular por las principales calles y avenidas del micro y macrocentro.
Y en este contexto es donde el sistema de transporte público no constituye la mejor opción para el desarrollo de un sistema sustentable, que logre desestimar el uso del vehículo particular, y armonizar el desplazamiento de las personas a partir de un sistema multimodal. Esto es, la integración de diversas formas de movilidad que combinadas permitan el desplazamiento de los habitantes en forma accesible.
Analizando el valor de la tarifa del transporte público, y en relación a los costos de movilidad para una familia, el vehículo particular se establece como la opción más económica (tomando como ejemplo un vehículo con GNC).
En cuanto a las problemáticas asociadas al transporte el aumento del tráfico determina altos niveles de congestión, índices de contaminación y afectación de la salud de los individuos y accidentes de tránsito. La OMS (Organización Mundial de la Salud) ha manifestado su preocupación y ha alertado por los impactos.
La generación de GEI (gases de efecto invernadero) por parte del sistema de transporte en su conjunto, colabora con el calentamiento global y el incremento del efecto invernadero.
En este escenario debe pensarse un sistema de movilidad sustentable, que contemple acciones sobre el vehículo privado, el transporte público y un urbanismo responsable.
Respecto al vehículo particular medidas como:
- Favorecer el uso de la bicicleta con sendas que atraviesen y vinculen los principales centros de la ciudad. (sociales, comerciales, institucionales y de esparcimiento).
- Regulación de los estacionamientos evitando la gratuidad.
Respecto al transporte público:
- Paradas accesibles a los centros generadores de movilidad (poca distancia a pie).
- Dar prioridad a la ubicación de las paradas del transporte público frente a los lugares de estacionamiento.
- Generar accesos reservados al transporte público para evitar afectaciones de la congestión del tráfico y del tráfico parásito (el que busca estacionamiento).
- Horarios atractivos.
- Tiempos de viaje atractivos: carriles reservados, prioridad semafórica, medidas de gestión.
- Tarifas más económicas que el vehículo privado.
- Fidelización de la demanda mediante abonos de tarifa plana.
- Servicio de wifi.
- Servicios de entretenimiento a bordo.
- Condiciones de climatización adecuadas en los vehículos.
- Condiciones de información adecuadas a bordo del vehículo, en los puntos de parada y en internet.
- Paradas con condiciones de confort y seguridad: iluminación, resguardo del frío, lluvia y sol, bancos, etc.
- Fomentar la incorporación de vehículos eléctricos, que contribuyan a la disminución de GEI.
Y en Bahía… ¿cómo estamos?…..
Fuentes:
- Miralles – Guasch, C (2002) Ciudad y transporte El binomio imperfecto.
- Planificación urbanística y modelos de movilidad disponible en: https://www.fenercom.com/pages/pdf/formacion/21-05-14_Movilidad/01_Accesibilidad_movilidad_y_transporte_sostenible_OSCAR%20MARTINEZ_TRANSyT