La COP 25, Conferencia de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, es una cita trascendental para la lucha contra el cambio climática. Se trata acaso, de la última reunión –y oportunidad– para llegar a acuerdos para activar el Acuerdo de París, el primer pacto mundial vinculante de defensa del clima, que debe estar plenamente vigente en enero de 2020.
La COP 25 trata de buscar las garantías para que comience a implementarse el acuerdo y alcanzar la meta de largo plazo de neutralizar las emisiones para 2050, limitar el calentamiento global por debajo de los 2 grados y proseguir los esfuerzos para que no supere los 1,5 grados.
Desde este lunes 02 de diciembre se desarrolla en la ciudad de Madrid la COP 25, que comenzó con un nuevo llamado a afrontar con “mayor ambición” el momento “crítico” actual, que requiere “medidas radicales” a favor de la descarbonización de la economía, para evitar llegar a una “situación de peligro para la humanidad”.
Sin embargo, el gran desafío que plantea la lucha contra el cambio climático es que los líderes de las grandes potencias como Estados Unidos, China y Rusia no están comprometidas a actuar, y que la mayoría de los países del G20, que representan las tres cuartas partes de las emisiones globales, no presentaron planes transformadores.
En la apertura de la COP 25, el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, en su discurso inaugural de la conferencia preguntó si «realmente queremos ser recordados como la generación que enterró su cabeza en la arena, mientras el planeta ardía?».
Y advirtió que “sólo hay dos caminos: el de la derrota y el de la esperanza”, que es el de las “soluciones sostenibles” y requiere que “los combustibles fósiles permanezcan donde deberían estar, bajo el suelo”.
El secretario general de la ONU remarcó que “La única manera de reducir la temperatura global es limitar los combustibles fósiles. Si no, acabaremos en una situación catastrófica. La juventud está instando a los líderes a que se esmeren para luchar contra la emergencia climática”
“Las señales no se pueden ignorar, los últimos cinco años han sido los más calientes que se hayan documentado. Hay desastres climáticos más extremos, huracanes, sequías, inundaciones, incendios, se derriten los casquetes polares. La Antártida se reduce tres veces más rápido de lo previsto”, recordó.
La COP 25, que se desarrollará hasta el 13 de diciembre, también debe avanzar la labor relacionada con el fomento de capacidades, la deforestación, los pueblos indígenas, las ciudades, las finanzas, la tecnología, las cuestiones de género y otras cuestiones. Además, debe completar varios asuntos técnicos para lograr la plena operatividad del marco de transparencia en el marco del Acuerdo de París.