El servicio de Cirugía Plástica del Hospital Italiano de Buenos Aires creó un procedimiento novedoso para mejorar los resultados de la reconstrucción facial luego de una quemadura. Se trata de la utilización de tecnología de simulación combinada con la impresión tridimensional (3D) para fabricar una máscara personalizada que reproduce las características del rostro de la persona y asegura los injertos de piel en las zonas dificultosas de la cara.
El desarrollo creado a partir de tecnología de simulación permite obtener resultados con alta calidad reconstructiva luego de una quemadura.
Para lograr la reconstrucción facial luego de una quemadura, es fundamental lograr la correcta fijación de los injertos y de la dermis artificial sobre las heridas, ya que para subsistir necesitan la sangre que viene a través de los nuevos vasos que crecen de las lesiones. Cualquier fuerza que los desplace o mueva no permite el crecimiento de nuevos vasos o rompe los ya formados, esto produce que los injertos no sobrevivan, culminando en la falla de todo el procedimiento reconstructivo.
Los métodos tradicionales para reconstrucción de quemaduras constan de dos etapas: la reconstructiva y la presoterapia. La primera consiste en utilizar injertos de piel o dermis artificial (membrana similar a la piel sintetizada en laboratorio) y sujetarlos con gasas, apósitos e hilos para fijarlos en la cara del paciente. La segunda etapa, comienza aproximadamente un mes y medio luego de la quemadura, cuando las heridas del paciente ya cicatrizaron. En ese momento se coloca una máscara de acrílico (realizada en un molde de yeso) sobre el rostro para aplicar presión en determinados tejidos.
Por su parte, la máscara 3D permite obtener óptimos resultados funcionales y estéticos ya que se adapta a la forma irregular del rostro: hendiduras, fosas nasales y boca y permite la inmovilización adecuada de los injertos o dermis artificial, lo cual es difícil lograr con los métodos tradicionales, especialmente sobre dichas zonas. También es beneficiosa para la prevención y tratamiento de cicatrices hipertróficas faciales (grandes y gruesas con poca movilidad).
A diferencia del método tradicional, en el cual había que esperar mínimo 45 días para iniciar la presoterapia, con la nueva técnica el paciente puede comenzar a utilizar la máscara desde el día 15, ya que no es necesario tener contacto con su rostro para generar el molde (se escanea y luego se imprime).
Para llevar a cabo el procedimiento, se utilizó un programa de software de simulación suizo (Crisalix), utilizado para cirugía estética, junto con un escáner portátil. Esto permitió obtener imágenes del paciente en tres dimensiones para luego transferirlas a una impresora 3D (MIRAI 3D).
La máscara se imprimió en polímero 100% biodegradable derivado del ácido láctico. Este es el material más utilizado en el mundo para realizar impresiones en tres dimensiones y se realiza a partir de recursos renovables como el maíz, la remolacha, el trigo y otros productos ricos en almidón. Su composición derivada de materiales naturales genera menos riesgo de causar reacciones alérgicas (a diferencia del plástico o látex).
El uso de una máscara personalizada 3D que asegure los injertos de piel para el tratamiento de las quemaduras faciales profundas no había sido descripto hasta ahora en la literatura médica mundial. El software utilizado en el procedimiento también puede aplicarse para lesiones en otras partes del cuerpo como tórax, mamas y abdomen.
El nuevo método fue creado por el Dr. Hernán Aguilar, médico del servicio de Cirugía Plástica y Coordinador Quirúrgico del Área de Quemados de la Unidad de Terapia Intensiva de Adultos y por el Dr. Horacio Mayer, sub jefe del servicio de Cirugía Plástica del Hospital Italiano de Buenos Aires.
El procedimiento recibió el primer premio como mejor trabajo en el XVIII Congreso Argentino de Quemaduras 2019 y fue aceptado para publicar en el Journal of BurnCare&Research (Oxford University Press), órgano oficial de la American Burns Association, una de las revistas más prestigiosas del mundo dedicada exclusivamente al tratamiento e investigación de pacientes con quemaduras.
El caso clínico de un paciente
El primer paciente en recibir este tratamiento fue un hombre de 38 años, sobreviviente a una explosión de automóvil. El paciente presentó quemaduras de tercer grado en más del 40% del cuerpo, lo cual comprometió las manos, los antebrazos, las piernas y le generó un daño facial extenso que incluyó la frente, los párpados, la región nasal y ambas mejillas.
Primeras dos semanas
El tratamiento inicial se basó en retirar tejido muerto de la cara. En esta etapa, la anatomía facial del paciente se digitalizó con un escáner 3D y un programa de software de simulación. Luego, la imagen se editó para crear una máscara personalizada, que posteriormente se convirtió en un archivo imprimible. El diseño de la máscara incluyó aberturas laterales en ambos lados para ajustarla a la cara del paciente con bandas elásticas.
Tercera semana
Se colocaron injertos en los párpados y dermis artificial (membrana que otorga movilidad) en el rostro del paciente. Luego, se ajustó la máscara 3D (previamente esterilizada) al paciente con bandas elásticas y se mantuvo fija durante 7 días para asegurar una integración perfecta.
Cuarta semana
Se colocaron injertos de piel sobre el sustituto dérmico perfectamente integrado y luego nuevamente la máscara para inmovilizar los injertos durante una semana más. No fue necesario quitarla para las comidas ni para la higiene bucal. Luego se verificó la integración total y la vitalidad de todos los tejidos.
En el día 40, se inició la terapia de presión con la misma máscara personalizada. El paciente recibió instrucciones de usarla durante al menos 20 horas por día. El tratamiento fue bien tolerado y no se encontraron complicaciones.
A partir de los 6 meses
Se obtuvo una cicatrización óptima del rostro con un color de piel aceptable y se evitaron las secuelas funcionales y estéticas. El uso de la máscara personalizada 3D durante un año, permitirá continuar modelando las cicatrices, mejorando así su color, textura y volumen.
Fuente: Bettina Beatriz Tevere – ICC BARALDO Consultores de Comunicación Prensa y Comunicación – btevere@baraldocom.com