Reflexiones y datos en torno al aborto
“En 2016 hubo 245 muertes maternas en nuestro país, de ellas 43 (17,5 %) fueron por aborto (sin distinguir entre los criminales y los espontáneos), el 82,5 % restante fue por causas obstétricas directas e indirectas (diabetes, hipertensión y otras enfermedades previas de la mujer, sepsis, hemorragias y otras complicaciones del embarazo y parto) ¿Quién se preocupa por estas 202 muertes? Más aun teniendo en cuenta la responsabilidad que tiene el sistema de salud sobre ellas (falta de control del embarazo, maternidades inseguras por falta de sangre, de insumos, áreas quirúrgicas deficientes, incapacidad de resolver procedimientos anestésicos en un sistema de salud fragmentado ineficiente e injusto) y también del Estado en su conjunto que profundiza la pobreza económica, educativa y de valores.
En ese mismo 2016 murieron en Argentina 525 mujeres por deficiencias de la nutrición y anemias nutricionales. No se registraron ni marchas ni debates legislativos por este problema que se resuelve con un medicamento muy barato… «comida». Siguen en este repertorio de muertes femeninas 233 por tuberculosis, 194 por Chagas y 3 mujeres muertas por tétanos!!! (deis.msal.gov.ar).
Desde 1973 el aborto es legal en los Estados Unidos, su tasa de mortalidad materna es de 26,5 por 100.000 (The Lancet 2017) Irlanda en donde el aborto está prohibido tiene una tasa de 1 por 100.000. ¿Dónde está la diferencia? Comparemos ambos sistemas de Salud. EEUU posee HMO con medicina mercantilizada, alto gasto, sectores excluidos y sin acceso al sistema, vs. Irlanda que presenta un Sistema Nacional de Salud público con menor gasto y mejores indicadores sanitarios. Nuevamente, las evidencias desmienten las afirmaciones ideológicas.
La OMS afirma que la mortalidad materna es una tragedia global, “585.000 mujeres en edad fértil, en plena etapa productiva y creativa de sus vidas, fallecen por año. El 99% de ellas viven en el mundo en desarrollo (pobre es la palabra que debería emplearse), y menos del 1% en los países desarrollados”. ¿Qué tienen en común estas mujeres que mueren en esas regiones con legislación dispar? Tienen en común la pobreza. La pobreza es el mayor factor de riesgo de mortalidad materna, el aborto es solo un factor de confusión. El problema es la pobreza, en cualquiera de sus expresiones: económica, social, educacional, de salud pública y también espiritual.
Las evidencias demuestran que legalización del aborto no reduce la mortalidad materna (E. Koch y otros), seguramente va a contribuir en reducir la mortalidad infantil al seleccionar los nacimientos…., pero de lo que estamos seguros es que este debate eclipsará la discusión de fondo sobre la pobreza y sus consecuencias que afecta al 31% de nuestra población”.
Hay que advertir que el proyecto de ley se limita a proponer la legalización completa del aborto, incluso más allá de la semana 14 si hay riesgo para la salud física, psíquica o social de la mujer, y no propone ninguna otra medida conducente para afrontar las causas evitables de la mortalidad materna.
¿Cuántos abortos se realizan anualmente en Argentina? ¿Por qué la cifra de 500.000 abortos no puede ser real en Argentina?
El número de 500.000 abortos por año surge de un estudio de Silvia Mario y Edith A. Pantelides. Una versión completa de este estudio fue publicada por la CEPAL en “Notas de población” . Este estudio presenta dos metodologías para calcular el número de abortos. Por un lado, un método basado en egresos hospitalarios. El estudio toma datos del año 2000 y consideran que hay dos posibles cifras: 65.735 o 54.701. Esta cifra se multiplica por un coeficiente que se elabora a partir de entrevistas a 30 “informantes clave”. A los informantes clave “se les preguntó su opinión sobre la frecuencia con que se utilizan los métodos para practicar abortos en la actualidad y de las complicaciones asociadas a cada método, los tipos de proveedores y el método preferido por cada uno de ellos, proporción de abortos complicados que requieren internación y que recurren al hospital público. Se les solicitó, además, que discriminaran en su respuesta la conducta de mujeres de estratos socioeconómicos pobres y no pobres”.
El multiplicador se estimó en 6,8. Si se multiplica la alternativa 1 (65.735 egresos) por el multiplicador, arroja un total de 446.998 abortos por año, mientras que en el caso de la alternativa 2 (54.701) el resultado es 371.965 abortos.
Ahora bien, este método tiene un marcado carácter subjetivo que es reconocido por las investigadoras: “el cálculo del multiplicador se basará, por tanto, en los conocimientos y percepciones que los encuestados han adquirido en la experiencia directa de trabajo”.
El segundo método es el residual, y calcula índices para los determinantes próximos de la fecundidad. Se calcula cuántos hijos podría tener una mujer fértil a lo largo de su vida y se aplican reducciones a esa tasa global de fecundidad para los casos en que no tiene relaciones sexuales, en que aborta y en que use anticoncepción o si es infértil luego del parto. Despejando variables el coeficiente de aborto inducido que calculan Mario y Pantelides es de 0,602. De este índice obtienen la tasa global de aborto de 2,13 o 2,29. Esta tasa corresponde al promedio de abortos que tendría una mujer de una cohorte hipotética al término de su vida fértil. Ello conduce a una tasa general de aborto de 60,8 o 65,4 cada 1000 mujeres de 15 a 49 años. Por ello, aplicando el número de mujeres en edad fértil, se concluye presumiendo que el número de abortos inducidos anuales sería entre 485.974 y 522.216.
Una apreciación crítica de este estudio permite advertir que los únicos datos oficiales y objetivos son los referidos a la cantidad de egresos hospitalarios por abortos tal como surgen de las estadísticas del Ministerio de Salud (entre 54.701 y 65.735 en el año 2000). De allí a sostener que hay 500.000 abortos al año hay una elaboración teórica frágil. El multiplicador surge de una mera estimación que hacen 30 referentes y tiene una base muy subjetiva. Además, el número obtenido para la Argentina (460.000) es muy elevado si consideramos que en el año 2000 hubo en Argentina 701,878 nacidos vivos. Si dividimos el número de presuntos abortos por el número de nacidos vivos, obtenemos que la razón de aborto sería del 65% de los nacidos vivos.
Para la OMS, la razón de aborto está en el orden del 35% . Y en el mismo informe se estima que la tasa de los denominados “abortos inseguros” en 39 cada 100 nacidos vivos para Sudamérica. En un país con un número similar de nacidos vivos como Inglaterra y Gales y donde el aborto es legal, sobre un total de 708183 nacidos vivos en 2008 se afirma que se habrían realizado 195,296 abortos . Es decir, la razón de aborto sería del 27%.
En cuanto al método residual, las mismas autoras reconocen que el valor de la tasa de fertilidad potencial (TF 15,3) influye en el resultado y que es sólo una aproximación y admiten que “las estimaciones del número de abortos obtenidas mediante el método residual podrían estar sobreestimadas”.
¿Existen otros estudios sobre la estimación del número de abortos en la Argentina?
Elard Koch ha usado una metodología que se basa en probabilidades biológicas aplicadas a las estadísticas vitales, llamada Modelo de Embarazos Esperados (EPM) , que se basa en las probabilidades biológicas de una concepción viable publicadas por Wilcox et al. en la revista New England Journal of Medicine, y a partir de datos objetivos como la tasa global de fecundidad (TGF) y la población femenina en edad fértil, estima el número de embarazos que ocurren cada año en un país. A la luz de estos nuevos conocimientos, no disponibles cuando otros métodos de estimación de abortos clandestinos fueron propuestos, se puede conocer el total de embarazos esperados, la proporción de embarazos que se interrumpen muy tempranamente en forma espontánea, tanto de forma imperceptible como una pérdida clínicamente evidenciada. El resto de los embarazos viables, se dividen en 3 grupos: los que terminan en nacidos vivos, que cada país lleva en sus estadísticas vitales, las muertes fetales, de las cuales también hay registro fiable y el grupo correspondiente a los abortos inducidos calculado como el remanente faltante.
Aplicando este método, Koch estima el número de abortos inducidos clandestinos para Argentina en el año 2007 en 47.636 . Esta sobreestimación en la magnitud de los abortos inducidos también fue observada cuando se utilizó la misma metodología en México, amplificando 10 veces la cifra de abortos inducidos ilegales.
¿Por qué el límite de las 14 semanas para abortar? ¿Por qué se lo considera injusto? ¿Cuándo comienza la existencia de un nuevo ser humano?
El límite de 14 semanas para el aborto no obedece a ningún cambio sustancial en el desarrollo del niño por nacer. Desde el momento de la fecundación se forma un nuevo organismo, que actúa como un todo organizado. Ese nuevo ser crece en forma continua, gradual y autónoma, en un proceso que no reconoce saltos sustantivos y que guarda siempre una coherencia. Como explica la pediatra Zelmira Bottini:
“La ciencia ha demostrado en forma fehaciente que la vida humana comienza con la fecundación, es decir, con la fusión de un óvulo y un espermatozoide. A partir de ese momento se está en presencia de un nuevo ser, que se irá desarrollando de manera coordinada, continua y gradual. En el embrión, la construcción es autónoma y guiada por un programa definido por el propio genoma desde el primer momento de la aparición de ese individuo. La finalidad de ese programa es alcanzar el desarrollo del individuo adulto.
Se ha demostrado que este programa autónomo establece los ejes del desarrollo embrionario que comienzan a definirse en las horas siguientes a la fusión de los gametos. También, que a las 24 horas de vida se produce la primera división celular y cada una de las dos células activa en forma diferencial ciertos genes que determinan un destino diferente para ellas: de una derivarán los precursores del embrión y de la otra, los de la placenta. Las sucesivas divisiones celulares que se producen durante el viaje del embrión por la trompa van acompañadas de progresiva diferenciación celular, de expresión de distintos genes propios del embrión y de un «diálogo químico» con la madre que permite preparar la implantación del embrión en el útero (proceso que comienza alrededor del día 7 y se completa el día 14).
Todos estos conocimientos científicos refutan la idea de que el embrión en sus primeras etapas es un cúmulo de células no diferenciado hasta la formación del disco embrionario, en el día 14. Es muy importante tener en cuenta que todas las etapas del proceso de desarrollo del embrión tienen un valor similar y propio, y que una etapa posibilita que se produzca la siguiente”.
Decía John Finnis, en un debate con la filósofa partidaria del aborto Judith Thomson: «Con mayor razón pasa con la concepción del niño, que no es una mera germinación de una semilla. Dos células sexuales, cada una con sólo veintitrés cromosomas, se unen y de forma más o menos inmediata se funden para convertirse en una nueva célula con cuarenta y seis cromosomas, que dan lugar a una constitución genética única (no la del padre, ni la de la madre, ni una mera yuxtaposición de los dos), que a partir de ahí y durante toda su vida, por larga que sea, determinará sustancialmente los rasgos del individuo. Esta célula es la primera etapa en un sistema dinámico integral que no tiene mucho en común con las células sexuales femeninas y masculinas aisladas, salvo que surgió de ellas y en su momento producirá otras nuevas. Decir que este es el momento en que empieza la vida de una persona no es remontarnos desde la madurez, preguntando en cada punto cómo se puede trazar en él la línea. Es más bien señalar un límite perfecto como comienzo al que cada uno de nosotros se puede remontar y ver cómo, en un sentido muy inteligible, ’en mi comienzo está el fin’. Judith Thomson piensa que empezó a ’adquirir características humanas’ ’alrededor de la décima semana’ (cuando se hicieron visibles los dedos, etc.). No sé por qué pasa por alto la característica humana más distinta y radical de todas, el hecho de que los que la concibieron son padres humanos». Es decir, no puede pensarse que de padres humanos brote un embrión que es no humano durante un tiempo.
Por otra parte, el proyecto de ley no pone límites al aborto en los casos previstos en el artículo 3 (violación, riesgo físico, psíquico o social de la madre y malformaciones fetales graves). Es decir que en estos casos el aborto puede realizarse hasta instantes antes del nacimiento. Adviértase la enorme amplitud de la causal “salud social” de la madre, que permitiría fácilmente acceder al aborto aún en el sexto o séptimo mes de embarazo.
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