Se presentó en Casa de la Cultura de la ciudad de Carmen de Patagones, la reedición del libro «De luna y pez» de la escritora Yolanda Garrafa.
En el encuentro estuvieron presentes familiares, amigos, escritores y gente reconocida de la rama literaria de Patagones y Viedma.
«Agradecemos a todos los asistentes por acercarse a compartir de este grato momento, y felicitamos muy especialmente a Yolanda «negrita» por esta re-edición de este hermoso libro al cumplirse 25 años de su lanzamiento», expresó el Director de Cultura, Alejandro Martorelli.
Acompañó la presentación, la agrupación coral «Vale 4» que le dedicó varios temas a la escritora, como así también se leyeron varios poemas por parte de los asistentes.
Yolanda Ilda Garrafa
Nació en Carmen de Patagones, Buenos Aires, donde vive. Docente especializada en Literatura Infantil y Metodología de la Lengua, trabajó en distintos niveles de enseñanza formal e informal. Así desarrolla y aplica recursos para el aprendizaje de la lecto-escritura y desarrollo de la capacidad creadora con la palabra.
Ha elaborado guías didácticas, material para capacitación docente, antologías literarias para los niveles preescolar, primario y medio, artículos sobre experiencias, ensayos publicados por el Consejo Provincial de Educación y la Subsecretaría de Cultura de la provincia de Río Negro, al igual que por la Revista de Educación de la provincia de Buenos Aires.
Por su ensayo «De la vivencia al signo» obtiene el primer premio en el Concurso de Literatura Infantil de Necochea, 1987. En 1962 crea el grupo «El pincel encantado», con actividades estéticas integradas para niños, mientras que en 1982 coordina un taller literario para adultos.
En 1984 integra el equipo inicial de Educación por el Arte que recorre la provincia de Río Negro y es invitada por La Pampa, Chubut, Buenos Aires y la Universidad Católica de Chile, en 1987. Miembro fundadora del gremio docente bonaerense (1961), del Centro de Escritores de Viedma y Patagones (1983), de la Federación de Escritores Rionegrinos (1984) y presidente de la Comisión Técnica del Fondo Editorial Rionegrino (1986-1991).
En 1987 expone «Por esas calles», 51 fotografías con breves poemas que conforman el libro inédito «Calcé las sandalias azules», de próxima aparición.
Ha publicado De luna y pez (La lámpara errante, 1990), Descalzo rumbos (plaqueta, Cavernícolas, 1996), Llegan voces (plaqueta, edición de la autora, 2004) y Calcé las sandalias azules (El Camarote Ediciones, 2008).
Prólogo para un libro oracular
(Raúl O. Artola, en Calcé las sandalias azules, de Yolanda I. Garrafa, El Camarote Ediciones, 2008)
Todos los tiempos de una vida, traídos al presente por el azar del recuerdo y el albedrío de la imaginación; todos los rincones de un lugar, propio y de multivagos seres, luminosos y reales, de la niebla o de la noche; la flora colorida del río y de las bardas; los perfumes naturales y los afeites de muchachas; el paso lento y a veces tortuoso de los días; las marcas culturales que incitan e inhiben y confunden; las voces íntimas y las populares, el clamor de las calles y el miedo que imponen las violencias.
Tal caleidoscopio gira y abre, gira y muestra, gira y oculta en su pantalla de sensaciones directas, en la superficie de la piel y en los pliegues del alma que visten y animan el mundo de Negra Garrafa, niña y señora del río y sus secretos, de las retamas y rejas y almendros de su pueblo, del amor y el desamor de sus criaturas.
Este libro desmesurado y apolíneo –la paradoja es aquí una orfebrería- se constituye así en un texto oracular, transitable con los recursos que nos pide: los sentidos muy alertas, alta la percepción, abierto el corazón y sus arterias. En cualquier página, la voz de una mujer nos cantará una canción o nos contará un cuento, el modo más eficaz y perdurable de hacer huella en la memoria. Y allí, espejado en el canto o en la historia, el lector tendrá ocasión, templado su instrumento, de recrear el poema que lo indaga.
Perplejo, me pregunto qué rasgo o noticia o venero o instante o repliegue o atisbo no fue rozado en estas páginas. La respuesta no puede ser indudable. Porque hasta el porvenir se cifra, quizás, en los espacios que median entre verso y verso, de palabra a palabra, en el mar de azules y de sombras, de umbrales y de hamacas que unas mágicas sandalias han sabido recorrer aludiendo el misterio, sin cometer nunca el pecado de la revelación.
La poesía es la única forma del arte que puede abrazarlo todo con su gesto, el noble artificio de palabras. Y en Calcé las sandalias azules lo que se abraza desborda los límites de un mapa reconocible y querido, desde aquella aldea a la ciudad actual, para tornarse reflejo de otros mundos posibles, como quiere la máxima de Tolstoi.