Cada 5 de diciembre, desde el año 2014, se celebra el Día Mundial del Suelo.
Sin embargo, no hay mucho para celebrar!
Un tercio de nuestros suelos en el mundo ya están degradados y se corre el riesgo de perder más. Aunque muchas veces sea un problema que pueda pasar desapercibido, afecta a todo el mundo, en todas partes. Muchas veces los impactos que se ocasionan sobre el suelo no se perciben con facilidad, hasta que resulta demasiado tarde.
La Unión Internacional de Ciencias del Suelo (IUSS) recomendó una jornada internacional para homenajear al suelo en 2002. Bajo el liderazgo del Reino de Tailandia y en el marco de la Alianza Mundial por el Suelo, la FAO ha apoyado el establecimiento formal del World Soil Day como una plataforma mundial de concientización.
La Conferencia de la FAO aprobó , entonces, el Día Mundial del Suelo en junio de 2013 y solicitó su aprobación oficial en la 68ª Asamblea General de la ONU. En diciembre de 2013, la Asamblea General de la ONU respondió al designar el 5 de diciembre de 2014 como el primer Día Mundial del Suelo.
Desde la FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura se advierten datos como los siguientes:
- El suelo retiene el triple de carbono que la atmósfera y puede ayudarnos a luchar contra el cambio climático.
- Unos 815 millones de personas sufren inseguridad alimentaria y aproximadamente 2000 millones no disponen de alimentos suficientemente nutritivos. Esta situación se podría mitigar mediante la gestión adecuada de los suelos.
- El 95% de los alimentos provienen del suelo.
- El 33% de los suelos del planeta están degradados.
De esta forma, con una población en aumento que se espera que alcance los 9.000 millones de personas en 2050, la contaminación del suelo es un problema mundial que degrada nuestros suelos, envenena los alimentos que comemos, el agua que bebemos y el aire que respiramos.
Los suelos tienen un gran potencial para filtrar y amortiguar los contaminantes, degradando y atenuando los efectos negativos de los contaminantes, pero esta capacidad es finita. La mayoría de los contaminantes proceden de actividades humanas, como
- las prácticas agrícolas no sostenibles,
- las actividades industriales,
- la minería,
- los residuos urbanos no tratados y
- otras prácticas no respetuosas con el medio ambiente.
A medida que la tecnología evoluciona, los científicos son capaces de identificar los contaminantes no detectados anteriormente, pero al mismo tiempo estas mejoras tecnológicas conducen a la liberación de nuevos contaminantes en el medio ambiente. En la Agenda para el Desarrollo Sostenible 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible 2, 3, 12 y 15 tienen metas que recomiendan la consideración directa de los recursos del suelo, especialmente la contaminación y degradación del suelo en relación con la seguridad alimentaria.
El suelo y el cambio climático
El suelo es un elemento importante —y a menudo descuidado— del sistema climático. Es el segundo depósito o «sumidero» de carbono, después de los océanos. La recuperación de ecosistemas esenciales en la tierra y el uso sostenible del suelo en zonas rurales y urbanas pueden ayudarnos a mitigar el cambio climático y a adaptarnos a este.
Fuente: FAO, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura y Agencia Europea de Medio Ambiente