Al celebrarse el 7 de junio, el día del periodista, el mejor homenaje que creemos podemos hacer a la profesión, es recordar a quien consideramos el más cabal de los periodistas argentinos: Dante Panzeri, generalmente caracterizado como periodista deportivo, un ejemplo de profesional instruido, valiente, honesto y didáctico. Poseedor de un verbo exquisito y una utilización exacta y poco frecuente de los vocablos correctos.
No solo comentando fuera del ámbito deportivo, sino dentro de él, sus escritos son una descripción puntillosa de los males de la sociedad argentina, la puntualización de los remedios a ello y lamentablemente premonitorios de lo que hoy nos sucede por no haberlo advertido y no actuar en consecuencia.
Para definirlo nada mejor que exponer su decálogo del periodista que él escribió y una nota extensa y muy actual sobre un capítulo de su libro “Gansterismo y delincuencia en el deporte” donde describe con inusitada realidad lo que hoy presenciamos con los conocidos hechos descubiertos en la FIFA.
Decálogo del periodista gráfico
1-El único patrimonio del periodista es su buen nombre. Cada vez que se firma un artículo insuficiente o infiel a la propia conciencia, se pierde parte de ese patrimonio, o todo.
2-Hay que defender ante los editores el tiempo que cada uno necesita para escribir un buen texto y el espacio que necesita dentro de la publicación.
3-Una foto que sirve solo como ilustración y no añade información alguna no pertenece al periodismo. Las fotos no son un complemento, sino noticias en sí mismas.
4-Hay que trabajar en equipo. Una redacción es un laboratorio en el que todos deben compartir sus hallazgos y sus fracasos.
5-No hay que escribir una sola palabra de la que no se esté seguro, ni dar una sola información de la que no se tenga plena certeza.
6-Hay que trabajar con los archivos siempre a mano, verificando cada dato y estableciendo con claridad el sentido de cada palabra que se escribe.
7-Hay que evitar el riesgo de servir como vehículo de los intereses de grupos públicos o privados. Un periodista que publica todos los boletines de prensa que le dan, sin verificarlos, debería cambiar de profesión y dedicarse a ser mensajero.
8-Hay que usar siempre un lenguaje claro, conciso y transparente. Por lo general, lo que se dice en diez palabras siempre se puede decir en nueve, o en siete.
9-Encontrar el eje y la cabeza de una noticia no es tarea fácil. Tampoco lo es narrar una noticia. Nunca hay que ponerse a narrar si no se está seguro de que se puede hacer con claridad, eficacia y pensando en el interés del lector más que en el lucimiento propio.
10-Recordad siempre que el periodismo es, ante todo, un acto de servicio. Es ponerse en el lugar del otro, comprender lo otro. Y, a veces, ser otro.
Dante Panzeri
El 14 de abril de 1978 murió Dante Panzeri, quien tenía 57 años y durante 30 fue un referente insoslayable del periodismo deportivo argentino. A su velatorio y sepelio en la Chacarita, concurrieron unos pocos periodistas, entre sus familiares y amigos.
A fines de los ’50 era director de El Gráfico y después incursionó en televisión. Su crítica, ácida, le generó numerosos enemigos. Siempre batalló sobre cuestiones éticas y de moral profesional.
Su pensamiento independiente lo enfrentaba, casi siempre, al poder. Su enorme capacidad intelectual lo llevó a escribir siendo muy joven sobre temas no solamente deportivos.
Nacido en Las Varillas, Córdoba, cerca de Santa Fe, vivió en San Francisco con su familia. Antes de los 20 años estaba en Buenos Aires. Panzeri, con orgullo, narraba que a la Redacción de El Gráfico lo había llevado de la mano, Enrique “el Chueco” García, el “crack” de Racing a principios de los ’40.
A fines de la década ya era el tercero detrás del mítico “Borocotó” (Ricardo Lorenzo) y el prestigioso Félix Daniel Frascara. Durante una década el joven periodista escribió sobre deportes varios donde analizaba ciclismo, natación, atletismo y otras actividades no tan populares como el fútbol. Fue muy crítico, sin embargo, del boxeo “un espectáculo deshumanizante”, decía.
Tomaba distancia del poder de los medios, de los futbolistas y dirigentes del momento. No quería compromisos con nadie. Crítico de la dirigencia y del poder político, en el ’55 estuvo en contra de Perón, pero tampoco vio con buenos ojos lo que siguió.
Del desarrollismo tuvo como amigo al ingeniero Jorge Sábato, sobrino del escritor Ernesto Sábado.
Se enfrentó al titular de Deporte de la Nación, coronel Cilley Hernández, en tiempos del régimen del general Alejandro Lanusse. Panzeri denunció corrupción como parte de la discriminación de quienes viajaban a los Juegos Olímpicos de Munich, en 1972.
“Los representantes del hipismo argentino viajan en primera y los ciclistas y los atletas en tercera”, dijo por tevé. El funcionario lo desafió a un duelo. Cuando fueron a la casa de Panzeri, en Villa Devoto, dos edecanes, la respuesta fue inolvidable. “Digale al coronel que elegí arma: los puños. Y que el duelo lo haremos en el Luna Park con público, cobro de entradas y lo recaudado para ALPI y así ayudamos a combatir enfermedades”, disparó. No hubo duelo.
Entre los ’60 y ’70 escribió para la revista Así -los casos policiales venían con imperdibles notas de Panzeri sobre el Poder en el fútbol y sus protagonistas-, en el diario La Opinión fundado por Jacobo Timerman y más cerca en el tiempo en Satiricón y La Prensa.
Escribió varios libros, clásicos entre los periodistas deportivos, como “Fútbol, dinámica de lo impensado”, y “Burguesía y Gangsterismo en el deporte”. “La pelota sigue siendo rebelde, indócil, para quiénes no la saben dominar y no ha habido DT hasta aquí que haya enseñado cómo hacerlo” decía.
Formó con sus enseñanzas éticas y extraordinaria vocación periodística -un escriba formidable- a varias generaciones de periodistas que, aún hoy, lo reivindican con el recuerdo.
Semblanza escrita por el periodista José Luis Ponsico