‘Tanto Mercado como sea posible, tanto Estado como sea necesario’ – Konrad Adenauer
El modelo económico más exitoso de todos los tiempos, que ha logrado capear todos los ciclos económicos de los últimos 65 años es la Economía Social de Mercado, cuyo éxito más notable es la economía alemana. Fue la doctrina Demócrata Cristiana quien la estableció en Alemania, pero se ha mantenido el modelo aún bajo gobiernos Social Demócratas.
El pensamiento Demócrata Cristiano se puede resumir en cinco ideas principales que se denominan ‘La Penta-Idea’.
La primera idea es que la razón de ser del Mercado es la persona humana. Cualquier propuesta que ponga por delante de la persona al Estado o al Mercado es rechazada.
La segunda idea es que reconoce que cada persona está revestida de una serie de derechos y de sus correspondientes deberes, y estos derechos la revisten de una dignidad que tiene que ser respetada. Esta persona que tiene una dignidad, también tiene una potencialidad de realización, la labor de las políticas públicas es fomentar la realización de dichas potencialidades pero siempre respetando la dignidad de las personas, esto se logra a través de dos políticas que forzosamente son complementarias, la Solidaridad y la Subsidiaridad. La solidaridad es la obligación que tengo de hacer por mi prójimo todo lo que yo pueda hacer por él ni más ni menos. Pero la subsidiaridad, por su parte, que no debo hacer por otro lo que él puede hacer por sí mismo.
El objetivo de la economía social de mercado no es ni la economía ni el mercado si no la sociedad. Dicho mercado debe ofrecer bienes y servicios que satisfagan las necesidades de las personas respetando siempre los derechos inherentes a su dignidad y propiciando el logro de su potencialidad, que en este contexto el Estado solo debe establecer políticas asistenciales (solidaridad) para aquellos que no puedan dotarse a sí mismos y solo hasta aquello que no puedan proveerse (subsidiariedad).
También significa que el Estado no debe intervenir en aquello que el mercado puede resolver por sí mismo y sí lo debe hacer para garantizar la libre concurrencia y competencia; que debe garantizar la buena fe de las transacciones económicas (dignidad) y debe eliminar todas aquellas normas y restricciones que no sean necesarias para la tutela de la libre concurrencia y competencia (potencialidad) y, finalmente, medir el éxito de sus políticas no mediante el crecimiento económico per se , sino mediante el aumento en el índice de desarrollo humano y el índice nacional de felicidad (Persona).
Economía Social de Mercado
La Economía Social de Mercado consiste en vincular el principio de la libertad de mercado con el de justicia social. Esto implica ir más allá de la oferta y la demanda, aunque no desdeñarlas, más bien buscar que todos y todas puedan acceder a sus beneficios, es decir, tanto mercado como sea posible y tanto gobierno como sea necesario. Para ello las políticas deben centrarse en el respeto a la dignidad de la persona humana y en la adecuada utilización de los recursos naturales. En concreto esta visión de desarrollo requiere de algunas condiciones básicas que enumero a continuación: Un irrestricto respeto al libre mercado, a la competencia y a la propiedad privada de los medios de producción. Con ello, se descentralizan la actividad y el poder económico y se estimula la iniciativa empresarial para promover el desarrollo económico.
Una adecuada política social, basada en el principio de subsidiariedad, es decir, la garantía de que los posibles conflictos de interés se resolverán por el cumplimiento de las normas y que el Estado intervendrá únicamente cuando no exista otra posibilidad de solución. Para esto se requiere un sistema incluyente de seguridad social, un sistema educativo abierto a todos los ciudadanos, así como una buena legislación laboral.
También unas políticas de coyuntura que compensen los desequilibrios inevitables que aparecen en todo mercado libre, como pueden ser las fluctuaciones en el empleo y en el sector externo, evitando sus consecuencias económicas y sociales.
Todo lo anterior con un esquema de crecimiento económico basado en la creación de las condiciones jurídicas que garanticen el respeto a la propiedad, unos bajos costos de transacción, así como el desarrollo de la infraestructura necesaria para un desarrollo sostenible, de manera que se pueda dar una innovación en el aparato productivo.
Por qué tenía razón Konrad Adenauer
La diferencia entre las sociedades libres y las que viven bajo servidumbre estriba fundamentalmente en la actitud de quienes las gobiernan. Esto no debe ser mal interpretado: No es que el gobierno debe llevar la batuta del desarrollo y decidir qué cosas hacer, por el contrario, su rol debe limitarse a proteger los esfuerzos individuales de superación y garantizar la libertad de la ciudadanía.
Sin embargo, nuestra clase política ha hecho exactamente al revés, he ahí la principal razón de nuestros altos índices de pobreza. En casi dos siglos de vida republicana, hemos sido víctimas de los abusos y la voracidad de los políticos y sus patrocinadores. Algunos ejemplos claros son las exoneraciones fiscales y salarios de garantía de los que gozan algunos gremios y la creciente exclusión que ese tipo de medidas provoca en la mayoría de la gente que no puede organizarse y por tanto es la víctima de las medidas que gobiernos irresponsables toman sin medir las consecuencias. Es fundamental cambiar esta costumbre, pero ello requiere de una voluntad general para el cambio y de un nuevo paradigma, incluyente y justo.
Ver también
El sentido de la persona en la Economía Social de Mercado (ESM)
https://www.sextaseccion.com/el-sentido-de-la-persona-en-la-economia-social-de-mercado-esm/
Ver encuesta de imagen de intendentes, Macri y Vidal