Sea por características poblacionales, climáticas, geográficas o productivas, cada región tiene, al menos, un sabor del cual enorgullecerse, una delicia gastronómica que sólo alcanza su máxima calidad en ese sitio del mapa y es digna de ser mostrada al mundo.
Y como los sabores y los buenos aromas siempre maridan bien con la recreación, las fiestas populares convocadas en torno a lo culinario suman adeptos año tras año, logrando fusionar el rescate de las tradiciones con la promoción de las actividades productivas de la zona, el desarrollo del turismo, y el incentivo a la cultura.
En el sudoeste bonaerense, la producción ganadera y olivícola se funde con los aportes de las corrientes migratorias, las tradiciones populares y las fiestas patrias para que varias de estas especialidades culinarias tengan su propio día de celebración.
Una de las más antiguas y conocidas es la Fiesta Nacional del Ajo, realizada hace más de cincuenta años en Villarino, que simboliza y realza la importancia de un cultivo que sigue representando a los habitantes del partido.
Otra de las ya clásicas en su tipo es la Fiesta del Omelette Gigante, en Pigüé, que lleva más de 23 años realizándose y se celebra junto con el aniversario de la fundación de la ciudad. Esta festividad nació en septiembre de 1999 con la llegada al distrito de los representantes franceses de la Cofradía Mundial de los Caballeros de la Omelette Gigante, quienes compartieron los detalles de cómo realizar este evento a los habitantes de esta localidad fundada por Clemente Cabanettes, Eduardo Casey y Francisco Issaly.
Entre las novedades, se encuentra la recientemente inaugurada Fiesta del Cubanito, en Bahía Blanca. Y es que, si bien el origen de esta delicia no está muy claro, muchos afirman que el cubanito es bahiense. Una de las versiones sostiene que el creador fue un polaco de apellido Gregorius, vecino de la ciudad, quien, sin darse cuenta, enrolló una plancha de masa húmeda y le puso dulce de leche.
El relato dice que cuando se dio cuenta de su invento le puso el nombre «cubanito» porque en un viaje a Cuba había probado una golosina parecida que se llamaba «argentinito».
Otra de las teorías sugiere que fue inventado por un vendedor que apostaba su carro en las cercanías de la sede del club porteño C.U.B.A., lo que habría dado origen al nombre de la deliciosa golosina.
La historia indica que el primer cubanitero de Bahía Blanca fue un chileno llamado Octavio Fuentes, que había llegado a la región en marzo de 1953. Según se dice, en ese entonces ya se se vendían cubanitos en Buenos Aires, Bariloche y Santiago Del Estero, aunque fue esta ciudad la que trascendió como la capital nacional del cubanito.
Lo cierto es que la Fiesta del Cubanito se realizó por primera vez en marzo de este año en Parque de Mayo y fue todo un éxito, por lo que se esperan próximas ediciones.
Otra de las festividades recientemente incorporadas al calendario gastronómico del sudoeste bonaerense es Monte Sabores, en Monte Hermoso, una feria gastronómica cuyo objetivo es instalarse en el calendario turístico anual de la localidad con el propósito de extender la actividad turística durante todo el año.
En sus dos ediciones se brindaron clases, charlas y talleres de cocina sobre Ahumados, Pastelería, Cultivo Intensivo de Aceite de Oliva Extra Virgen, Enología, entre otras; además de las brindadas por reconocidos chefs.
También se ofrecen estaciones temáticas con especialidades como Fuegos, Pesca, Pizza, Pastas, BeerTrucks, Cafetería, Pastelería y Vermutería. La puesta es al aire libre y convoca una gran cantidad de público local y de la zona. Todo indica que seguirá creciendo.
Más sabores, más fiestas
Entre las propuestas que fusionan gastronomía, turismo y cultura se encuentra también la Fiesta Provincial de Comida al Disco A mar y campo, que se realiza hace cinco año en el balneario Pehuen Co, en Coronel Rosales. Allí se ofrecen variedad de puestos de comida al disco, paseos de productores y artesanos, clases de cocina y degustaciones y, como en todas las demás, el infaltable condimento de los shows en vivo.
Otro de los eventos gastronómicos recientemente incorporados al calendario de nuestra región es la Fiesta Provincial del Cordero al disco, en la localidad de Indio Rico, Coronel Pringles, que se celebra junto al aniversario del pueblo.
Colonia Santa María, en Coronel Suárez, es anfitriona del Strudel Fest, que cada año revaloriza la cultura de los descendientes alemanes del Volga con la elaboración en hornos de barro volguenses (Backhouffen), de un strudel de manzana de 30 metros.
En Coronel Dorrego, uno de los principales motores de la economía local es el leitmotiv de la Fiesta Provincial del Olivo. Desde hace más de una década, con cada edición de esta festividad se homenajea a los trabajadores y productores de olivo de la región.
La actividad vitivinícola es la convocante de la Fiesta Provincial de la Vendimia, en Saldungaray, partido de Tornquist. Allí se ofrecen comidas típicas, stands a cargo de bodegas de la Comarca y la región así como productores y prestadores turísticos que ofrecen servicios y excursiones a los visitantes.
Casi al límite con Río Negro, en Patagones, la Fiesta Provincial de la Ostra invita a degustar los platos característicos de la región elaborados con pescados y mariscos, destacando la deliciosa paella de ostras que cocinan los lugareños y que es disfrutada por los turistas en el Balneario Los Pocitos.