Desde que comencé a presenciar partidos de fútbol, siendo niño entonces, más tarde de joven y hasta que los jugadores blanquearon su decisión de cobrar para ganar el partido, que suena muy venal pero aceptado por todos, era moneda corriente escuchar cada domingo que fulano o mengano estaba vendido, sea defensor para dejarla pasar, sea delantero para no empujarla al gol.
En rigor de verdad, desde mi inocencia de niño o mi visión conciliatoria de joven, nunca pude advertir claramente aquello, que para los mayores, resultaba un hecho. Parecían situaciones muy lógicas en un juego donde el remate bien dirigido va afuera, el quite que se intenta con la torpeza natural que tiene el miembro menos hábil del cuerpo humano, se transforma en una falta dentro del área penal.

Apenas si en un par de casos supe de actitudes desleales de ir a menos y conocimos sanciones de la AFA a Clubes y jugadores por aceptar sobornos y forman parte de la historia de este, nuestro fútbol que se juega en la Argentina.
Ahora, este lunes pasado, ¿curioso día para el fútbol, no? Pudimos apreciar una grotesca falta del jugador Villanueva del Club Olimpo al atacante Scocco, de Newels, en el área penal, que se transformó en el gol con el que el equipo rosarino venció 1 a 0. El delantero estaba casi paralelo a la línea demarcatoria del final de la cancha, casi sin posibilidades de poder maniobrar, por lo que resultó tal acción del defensor, absolutamente innecesaria. Me quedé pensando en aquellas ocasiones de cuando era joven: hubiera sido un festín para los sabedores de jugadores comprados. Creo que semejante situación hubiera sido motivo de agresión de parte de sus partidarios y de negación de aceptar un gol en semejantes circunstancias, por parte del público del equipo adversario.
Pero al juego del fútbol lo han desnaturalizado. No sorprenden ya estas acciones. Los comentaristas de los partidos tienen algunas dudas que tratan de evacuar con la cámara detenida. Y desde luego en este caso coincidieron con la decisión del árbitro porque se trata de Olimpo. Hubiera sido motivo de polémica en el caso de que fuera un defensor de Boca o River, o San Lorenzo, ahora con el advenimiento de Tinelli. Acciones similares son opinadas como normales en este “deporte de contacto”, cuando el contacto está expresamente penado en el reglamento del fútbol. Adviertase que en esas situaciones tratan de evaluar cuan fuerte es el empujón. Pero el reglamento no habla de medio, un cuarto o un tercio de empujón. NO PERMITE EMPUJAR. Tiene prohibido el uso de manos y brazos, excepto para el arquero.

Tal vez sea una manera de que ahora puedan los jugadores “ir para atrás” sin que nadie piense en ello. Una buena manera, sin dudas, donde además puedan participar de los dineros cuantos rodean a este fútbol nuestro.
Me vino a la mente aquellas tardes de fútbol en el Club Olimpo. Sus parciales eran muy proclives a afirmar que determinados jugadores rivales estaban “comprados” para ir a menos. Olimpo siempre fue un club de gente adinerada, que incorporaba a los mejores jugadores de otros clubes, pero no aquellos, que decían habían aceptado sobornos. Claro, la forma de juego ha cambiado, muchos de ellos han pasado a mejor vida, si no, las cosas que hubiera hoy escuchado…!
No puedo concluir sin tratar de aportar lo positivo a este comentario. Y es la forma de acabar, al menos en parte, con esta forma de jugar: hacer cumplir el reglamento a rajatabla, terminar con el uso indebido de manos y cuerpo. Limitarlo al uso de los pies y la disputa de la pelota. Sobre todo para los jóvenes: ¡No saben que lindo espectáculo es el fútbol jugado de esa manera!
Mario R. Martín