La conducción de la Asociación del Fútbol Argentino, AFA, liderada por Hugo Moyano a través de su yerno, Claudio Tapia y con el aval del presidente de la Argentina, Mauricio Macri, designó a Cesar Luis Menotti como director general de las selecciones nacionales de fútbol.
Menotti fue el director técnico elegido por la Junta Militar que usurpó el poder en 1976 para dirigir la selección argentina de fútbol con vistas al Mundial de 1978. Se le confirmó en ese cargo aunque era afiliado al Partido Comunista…”Soy comunista pero los comunistas estamos con el “Proceso”” decía. Pocos hoy recuerdan que Videla y sus secuaces decían que el golpe lo dieron para acabar con la subversión comunista.
Ya entonces, desde hacía 5 años, Hugo Moyano era Secretario del Gremio de Choferes en Mar del Plata y desde su lugar, al igual que Menotti, conspiraban a favor del golpe para destituir a la presidenta María Estela Martínez viuda de Perón.
La actividad de Menotti al frente de la selección, con su verborragia y facilidad de palabra para decir las mismas estupideces que muchos directores técnicos pero con la habilidad suficiente como para que pareciera distinto, sirvió de distracción para tener a la población, a sabiendas del fuerte influjo que despierta el fútbol, alejada de pensar en lo que estaba pasando con los ciudadanos que se secuestraban, torturaban y asesinaban, fueran o no guerrilleros.
No importaba que las selecciones de fútbol de los países que iban a participar del Mundial mostraran su recelo de venir a la Argentina. Nada decía Menotti, como tampoco los medios dominantes. Por el contrario la radio, la prensa escrita y la televisión pontificaban sobre las tácticas y estrategias del camarada Menotti, aunque fueran las mismas que se conocían desde la creación del fútbol.
Todo tenía un solo objetivo: la propaganda que evitara se pudiera leer, ver y pensar en lo que estaba pasando en el país y no solo en lo humano con los desaparecidos, sino en los planes económicos de destrucción de los aparatos productivos y su entrega a los empresarios afines “generosamente” auspiciados por los capitales de la Unión Soviética. Allí, entre otros, estaba Carlos Heller que, con la nueva Ley (inconstitucional desde luego pero nunca derogada) de Entidades Financieras, se apoderó de las muchísimas, pequeñas y eficientes Cajas de Crédito a favor del hoy Banco Credicoop.
Mucho y muy grave pasaba en la Argentina mientras Menotti discurseaba sobre “ir para atrás para ir para adelante” y sandeces por el estilo.
Lo patético, inmemorioso, terrible es que además de que haya sucedido es que hoy se lo reivindique nombrando a un canalla como premio a su trayectoria. ¡Grosera forma de faltar a la verdad!
Y la triste conclusión es que seguimos dominados cultural y económicamente por los mismos que se hicieron dueños del poder en 1976 y dolorosamente más confundidos, desde el momento que quienes cínicamente se hicieron críticos de la dictadura a partir de la parodia de regreso a la democracia en 1983, sin embargo la avalaron y hoy la siguen avalando. Para muestra basta la designación de Menotti.