El doctor Roberto Bosca presentó, recientemente, el libro que lleva el título del encabezado de esta información: “La belleza: tema urgente. Sugerencias para un curso breve de estética”, escrito por Gabriel Dondo y editado por Logos, de Rosario.
Monseñor Gustavo Franceschi, una de las personalidades más brillantes en la historia de la Iglesia en la Argentina (y de cuya obra AICA publicó una Antología preparada por el cardenal Antonio Quarracino), escribió “El espiritualismo en la literatura francesa contemporánea”, donde formula una crítica a “El genio del cristianismo”, la célebre obra apologética de Chateaubriand, también francés como él mismo.
Según Franceschi, una demostración de la divinidad de la Iglesia fundada sobre todo en sus valores estéticos, carecería de una verdadera eficacia, y recurre a Maritain en “Art et Scolastique” para concluir que la apologética no puede encontrar su punto de arranque en la belleza, sino que debería comenzar por establecer las conexiones metafísicas entre ésta, el bien y la verdad.
Algo de esto puede uno pensar a la vista de esta pequeña y elaborada obra de Gabriel Dondo, un sacerdote de la Prelatura del Opus Dei que es hijo de una de las figuras más representativas de los otrora famosos Cursos de Cultura Católica, cuya luz supo brillar con singular intensidad a mediados del siglo pasado como un verdadero foco de la intelectualidad católica argentina.
La obra de Dondo asume precisamente la tarea indirectamente sugerida por Franceschi, que aunque parezca compleja, no por ello es imposible de concretar, cuando hay verdadero amor al arte y a la cultura, o sea al bien, a la verdad y a la belleza.
Aunque el autor no se ha propuesto escribir propiamente un ensayo de investigación, ni tampoco un tratado de apologética, la obra se inscribe en el ámbito de los “preambula fidei”. Ella constituye en sí misma una inmersión en la dimensión estética de la existencia humana, desde una perspectiva antropológica, filosófica y teológica de matriz cristiana, reuniendo considerables aportes propios que la sitúan muy por encima de un simple manual.
En este trabajo Dondo traza -y éste es quizás el cometido más plenamente asumido del libro- un itinerario didáctico que intenta resignificar con un espíritu práctico y realista, pero al mismo tiempo de altas miras, el sentido del arte en la existencia humana.
De esta manera el ensayo permite resituar conforme a nuestra actual sensibilidad el tesoro del arte en el patrimonio cotidiano del hombre y la mujer contemporáneos, sabiendo aprovechar todas las maravillosas posibilidades que brinda el progreso de la civilización.
En el libro hay un deseo de mostrar cómo arte, verdad y belleza constituyen una unidad en lo humano, vinculándolo con lo divino.
La belleza, nos dice el autor, es el resplandor de la verdad y el bien. Es el camino peculiar de cumplir lo más esencial de lo humano, porque lo expresa en su más radical naturaleza, que es el supremo mandato del amor.
Muy seguramente que esta pequeña gran obra ayudará a muchas personas, y resulta muy apropiada para servir de guía a quienes ejercen alguna tarea orientadora de una educación en valores: directivos de instituciones en todos los niveles, educadores y padres de familia, y no solamente docentes necesariamente especializados en la temática.
Fuente: Agencia de noticias AICA
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