El sacerdote franciscano Pascual Di Saverio, oriundo de Italia y radicado en la localidad bonaerense de Puán, recorre las ciudades y pueblos del sur bonaerense arriba de una “capilla móvil”, un remolque equipado con todos los ornamentos litúrgicos para llevar la Palabra de Dios y los sacramentos a las zonas donde lo piden.
En una reciente entrevista que reproduce la Agencia AICA, el fraile comentó la peculiar tarea pastoral que lleva adelante arriba de la capilla ambulante.
¿Cómo se lo ocurrió hacer una capilla móvil?
– Vimos que mucha gente se aleja los fines de semana de la iglesia, entonces pensamos en arrimar la Iglesia a esa gente. Tanto es así que cuando hay alguna festividad cívica, una jineteada, una fiesta popular o cualquier acontecimiento que reúna mucha gente, queremos poner este signo sencillo de nuestra fe.
La capilla móvil es una gracia de Dios, porque es una idea tan sencilla y espontánea que no puede ser otra cosa que providencial. Nunca pensamos que iba a tener una recepción y un significado tan profundo. Apunta al renacimiento y a que mueva a nuestra bendita sociedad para que volvamos a la familia como el buen Dios lo pensó y que este signo (la capilla) también ayude a este propósito.
¿Cómo fue la construcción?
– Demoró alrededor de 10 años y se comenzó a pensar la idea en el año 2000. A fines de 2002, comenzamos a juntar los materiales y más gente comenzó a sumarse a esta idea. Un hecho cambió el concepto con respecto a los materiales que se iban a usar. Una noche, después de juntar materiales viejos, tuve una especie de inspiración y me detuve a pensar. Me pregunté: ¿por qué para Dios siempre las cosas viejas? Estábamos armando la capilla móvil con un camión jaula viejo. Al día siguiente fui a ver a un metalúrgico de Puán y le pedí que todo en adelante fuera nuevo, del primer tornillo hasta lo último. Así que la hicimos último modelo.
¿Cómo reaccionan los fieles cuando ven la capilla?
– La gente no oculta su sentimiento: hay quien sonríe, quien deja caer una lágrima, quien pide, quien agradece, y nosotros damos un pequeño signo de presencia con la bendición.
¿Le gusta la Argentina?
-Argentina es hermosa. Me cuesta entender la frase “¡Qué mal está la Argentina!”. La Argentina tiene todo, ¡¿cómo va a estar mal?! Y Puan… es la Argentina en miniatura: menos volcanes y glaciares, tenemos todo: laguna con aves, cerros, un verano caliente que refrescamos con la fiesta de la cebada en enero y nieve. No podemos pedir más.
El padre Di Saverio hizo de la ciudad de Puán su tierra prometida. No obstante, hace años que pide a Dios una experiencia de vida eremítica para tener un tiempo prolongado de oración, silencio, trabajo, estudio y reflexión. Al momento cuenta con la aprobación de su superior provincial para instalar un eremitario entre Puán y Pigüé.