Elisa Carrió – Abogada – Diputada Nacional – Partido UNEN
En el -El Hombre Rebelde- Albert Camus, plantea la prohibición del asesinato como principio fundamental del humanismo, idea que decae en el siglo XX con la lenta muerte de Dios por los hombres.
Él sostiene que cuando se guillotina al Rey, se guillotina a Dios (no en un sentido elitista). Toda su obra es un ensayo de como desde el Marqués de Sade, se llega a Nietzsche y como se llega al totalitarismo, es decir como el siglo XX mata a Dios y como termina en el individualista dominio de sí mismo que se hace con Hitler dominio de todos, como en Hegel, Dios ya no es Dios, sino que la razón, la racionalización de todo y la especulación. Su descripción va en el momento en el que el hombre convive con Dios, al momento en que lo matan. La ausencia de Dios produce algo terrible en el hombre y uno ve como la sociedad contemporánea se acerca cada vez más a la sociedad del Marqués de Sade, que él la llama la república del libertinaje, es decir, entender la libertad con el quiero y el deseo incluso de sangre.
Voy a tratar sobre el primer capítulo que a mí me impresionó vivamente.

El hace un gran cuestionamiento a todo el proceso de exterminio, vive la segunda guerra mundial, el colaboracionismo francés, y sus escritos de moral y política son escritos de resistencia diciendo yo estoy acá para no convalidar. Habla del asesinato, sostiene a lo largo de esta introducción, que ningún asesinato tiene justificación, él cree en la virtud, él cree en la dignidad y el libro está destinado a destruir los argumentos de los que creen que todos los valores son iguales, que todo es subjetivo por eso es un libro de un humanismo visceral, por eso dice no hay excusa para ningún asesinato, dice no hay excusa para el suicidio, no hay ninguna justificación para terminar con la vida y además dice que si justificamos el suicidio, como una decisión personal, terminamos justificando el asesinado por conveniencia. Si en la concepción liberal, me permito la libertad y justifico la libertad de matarme termino convalidando la libertad de poder matar a otros. Se contrapone a Bentham, si se quiere desde una sacralidad laica, en todo caso como metáfora, como literatura, es una prohibición estructural que te separa del otro y te lo hace respetar, es decir, no matarás al extraño y en realidad es no matarás al propio, no te matarás vos, por eso de alguna manera, la cuestión de las creencias y el suicidio es un tema muy discutido. Camus, es un humanista liberal de izquierda y señala, si yo me permito la libertad de matarme termino justificando la libertad de poder matar a otro.
Camus, hablando de la prohibición del asesinato como principio universal fundante, me pareció muy interesante en el sentido de que nada justifica el asesinato y a renglón seguido pasa a analizar algo que se llama la muerte o asesinato romántico, que era el más común de la humanidad hasta nuestros días, excluyendo las guerras. El asesinato romántico es por exceso de amor, es tanto el amor es tanta la pasión (asesinatos de películas), es tanto el exceso de deseo sentimiento que finalmente se matan. En estos casos nos damos cuenta que son la mayoría de los asesinatos del mundo, sacando la guerra, claro, cuando se tiene las estadísticas criminales para prevenir se van a dar cuenta que el crimen pasional intrafamiliar es ¡el crimen!. Se muere por amor se mata por amor. Exceso de pasión o es exceso de celos pero en todo caso, son las emociones descontroladas, “la encontró con otro hombre en la cama”, “tan grande fue su pena tan amarga su condena y anoche se mató” tango la fea.
Él sostiene que cuando se empieza a matar a Dios, tanto por el marxismo que lo sustituye por el proletariado, por Nitzchen, que habla del dominio de sí mismo o Hegel, que lo sustituye por la razón, comienza lo que se llama el asesinato por conveniencia. Del dominio individual se pasa al dominio y exterminio total (Hitler, Stalin) y el asesinato es un medio. Después la muerte por encargo y ya todas las muertes.
El asesinato por conveniencia destruye el humanismo y ahí es donde el hombre es el único ser que se niega a ser lo que es; lo que está diciendo es que, en esta posibilidad, ¿cuántas veces nosotros hemos imaginado un asesinato por conveniencia? no estoy diciendo que uno lo va a hacer; pero el asesinato por conveniencia, no es por amor, aquí está la importancia de reflexionar que la única vuelta al humanismo es la prohibición universal del asesinato, que no hay asesinato con justificación ni siquiera cuando se es asesino, por qué no puedo responder con la muerte al que mata, porque me convierto yo en asesina, no hay justificación, no la hay.
Cerré el libro y les voy a decir todo lo que yo pensé en ese momento, pensé en la Argentina y pensé en la posibilidad de una tercera guerra mundial, porque la potencialidad de la técnica actual, al servicio de la guerra nosotros la desconocemos; se imaginan! si para nosotros fue terrible Hiroshima y esto es en el año 45 lo que debe ser la calidad de las armas destructivas, con el desarrollo de la ciencia en este nivel -con Putin- y con esas armas, entonces comencé a llorar por Europa, porque por más que pase lo que haya pasado es nuestra madre, aunque haya pasado lo que sucedió, que nos haya dominado, nos haya conquistado, nos haya estafado.
Pienso en Jerusalén y también lloré por la Argentina, y lloro por la cantidad de argentinos muertos por conveniencia o por simple indiferencia, en estos días tan tristes por tantas muertes en la Nación, es la república del libertinaje, en la república del Marqués de Sade, todo es deseo y todo es medio y nada está prohibido, ni la sangre, al contrario, si la sangre es goce, la sangre tiene que estar permitida. Al menos a título de espectáculo. Reflexioné también sobre si la sociedad de hoy en el mundo, no es el Marqués de Sade.
Creo que está relevada de la conciencia cultural de la humanidad el asesinato, que está relevada de la conciencia social de la humanidad la prohibición de la mentira, porque la modernidad ha construido sociedades profundamente hipócrita – ¡cuánto molesto yo a muchos de sus amigos! que dicen: si, es bárbara pero, hay algo que no me gusta.
Ese algo que no gusta es la autenticidad, lo brutal de la autenticidad puede romper una reunión y nadie quiere romper reuniones. Miren lo que le sucedió a la pareja que iban a cruzar el piquete del puente, la atrocidad de la violencia por conveniencia, es la república del Marqués de Sade, el comportamiento de las adolescentes de 14, 15, 16 años cualquiera sea el nivel social, hay una cosa terrible que tiene que ver con la degradación de una cultura, estas niñas hacen sexo oral por plata, como una moda.
Yo daría una vuelta más, ahí hay un suicidio porque hay una venta del cuerpo, que prácticamente es un suicidio, los grandes sabemos que esto tiene un costo espiritual y una culpa profunda. Ahí seguí pensando, y tomé el concepto de que la vejez debe ser aceptada porque nuestros hijos tienen el problema que todos somos jóvenes o aparentamos ser jóvenes, entonces adolescente de 14 años es joven, la madre es joven y la abuela en joven, la joven no tiene lugar, en una de esas tiene que ser salvaje para ser algo; otro pensamiento fue en la palabra decrepitud.
La decrepitud, el problema no es ser viejo ni ser joven, el problema es la decrepitud, el problema es la decadencia de un joven o viejo, y entonces pensé en esas jóvenes, a los 20 años decrépitas, y de toda la inversión que hay que hacer en resiliencia.
Nosotros tenemos que hacer inversiones de millones de pesos, porque el dinero del estado tiene que ir a la resiliencia, para recomponer la armonía del cuerpo y alma de miles de sujetos fuera del contrato social, con excesos de muchas cosas, diversas adicciones, porque de ahí no se sale fácil, cada uno de nosotros sabe los costos de las equivocaciones y esos costos se pagan caros, entonces me parece que también la vida tiene que ser el impulso para no caer en la decrepitud, y en consecuencia esa decrepitud es el rasgo de una cultura en decadencia, el rasgo de una cultura muerta, que hace morir a sus jóvenes a los 14, 15, 16 como los hizo morir en los 70, como los hizo morir en Malvinas, y como los está haciendo morir ahora sean de clase medias, sean pobres. La decrepitud en vida es una forma de thanatos y de la muerte, es suicidio, el problema acá es que hay suicidios inconscientes porque no hay un llamado al ser, es una moda y esto también tiene que ver con la publicidad, si la moda es hacer sexo oral, todo el mundo hace sexo oral y un chiquito de 8 años cuando le preguntan ¿y vos porqué empezaste con el paco? Responde – yo quería ser el más macho de la villa- porque (fulano, que es el macho de la villa)- nos decía que teníamos que drogarnos, y yo empecé-; esa es la moda.
Además yo creo que la prohibición del asesinato funda la no-violencia. Habla de la muerte por ideología que son las muertes por conveniencia ideológicas que son las muertes de las organizaciones guerrilleras que ya están en los 60 y también de los dictadores y terrorismo de estado, en todo caso la razón de izquierda, de derecha, de liberación, emancipación o de orden, siempre operan como excusa ideológica, por eso estoy contra las ideologías, porque en algún momento justifican el asesinato por conveniencia.
El que no matarás, no mentirás, no usarás al otro y serás libre. Esto es lo que te dicen los mandamientos, no hay otra forma de fundar la libertad qué en la ley y en la prohibición, porque la libertad contemporánea es muy sádica y esto lo habilitó Jeremía Bentham cuando el principio del goce en el cumplimiento del placer es la libertad, si la libertad es el goce, terminas en la república de Sade, si el libertinaje y el goce entonces vos podés usar al otro, mentirle al otro, matar al otro; en este estado, estamos en la decadencia de una civilización. El famoso filósofo Berdaiev, decía el renacimiento fue un movimiento humanista que terminó en la deshumanización, fue un movimiento naturalista que terminó en la máquina.

Desde un sentido humanista hay supuestos, para una constitución humanista, esos supuestos serían algunos principios de carácter prohibitivos que se resumen en el principio de la dignidad del hombre, es decir prohibiciones que se traducen en el principio de la dignidad humana o presupuesto como precondición de la ley escrita, pero que esa ley no escrita (qué es lo que yo le llamo contrato moral escrito en el 2002), es exactamente un estado de conciencia un estado del estado espiritual de no matar, de no usar al otro, de no mentir. Y termina para siempre con la deshumanización. No solo son las bases de la convivencia social y en consecuencia el preludio de la Constitución escrita y acatada, que es vida. Sino que es la única posibilidad propia de llegar a ser plenamente humanos.