Queremos ser Nación
Por Juan Martín Perkins
Ernesto Araujo es el nuevo ministro de relaciones exteriores de Brasil. En recientes declaraciones dijo cosas como las que transcribo textualmente:
- “No estamos acá para trabajar por el orden global”.
- “Nuestra política cristiana se está atrofiando por el miedo a ser criticados”.
- “No buceemos en esa piscina sin agua que es el orden global”.
- “Por mucho tiempo Brasil era un país que hablaba para agradar a los administradores del orden global. Queríamos ser un buen alumno en la era del globalismo”.
- “Admiramos a los que luchan por sus patrias, por ejemplo Israel, que no dejó de ser una Nación aunque no tenía suelo; hoy nos encontramos con algunas naciones que, teniendo suelo, iglesias y castillos NO QUIEREN SER NACIÓN. Por eso admiramos a Estados Unidos, porque defienden su bandera y dan culto a sus héroes. Admiramos a la nueva Italia, a Hungría y a Polonia, a los países latinoamericanos que se liberaron del Foro de San Pablo y a quienes luchan contra la tiranía en Venezuela”.
- “El problema del mundo no es la xenofobia sino la oikofobia, el odio a la propia casa, el odio al propio pasado y a la propia historia”.
- “Debería preocuparnos también la teofobia, el odio a Dios… canalizado e impulsado por la agenda global”.
- “Para destruir una edad es necesario acabar con las naciones y apartar a los hombres de Dios”.
- “Los que dicen que no hay hombres ni mujeres son los mismos que dicen que no hay derecho a cuidar las fronteras”.
- “La lucha por la Nación es la misma que por la familia, la vida y la humanidad en su dignidad infinita de creatura”.
Tanto el ministro Araujo como el propio presidente Bolsonaro y su gobierno votado mayoritariamente por los brasileros, paraliza de miedo y enojo a la progresía argentina.
Los periodistas se llenaron de adjetivos calificativos, todos despectivos e irrespetuosos de la determinación del país vecino. Mala cosa. Siempre peleados con la realidad.
Nacionalismo, valoración de las FFAA y de seguridad para combatir a la delincuencia, promesa de impedir la ideología de género dejan atónitos a nuestros periodistas y comunicadores de Clarín y La Nación (ni hablar del resto de los medios que se hacen harakiris masivos).
Pero lo que más los desnucó fue que el presidente Bolsonaro se atreviera a poner a Brasil y su gobierno bajo la protección de Dios después de haber dado públicamente gracias a la Divina Providencia que haya salvado su vida tras el atentado.
Mientras en la Argentina, nuestros filósofos, políticos, periodistas y comunicadores se dedican a contar cuantas veces por discurso se invoca a Dios en los discursos presidenciales… Brasil avanza.
No ahorran epítetos como medieval, atrasado, retrógrado y muchos más… Tantos, que me dan ganas de ponerle unas fichas y desearle lo mejor.
Yo hubiera votado por él. Ojalá cumpla por el bien de Brasil, la región y el mundo.
Ojalá sepa subir al tren y no le pase como al presidente Macri que todavía está parado en el andén abrazado a la receta de la agenda global.
Los argentinos también queremos ser NACIÓN.