El pasado 19 de Febrero asumió como nuevo rector de la Universidad Nacional del Sur Mario Ricardo Sabbatini, en reemplazo de Guillermo Crapiste.
En el discurso inaugural de su regencia rindió homenaje “a los estudiantes, docentes, no docentes y egresados de nuestra casa de estudios que fueron expulsados, perseguidos, encarcelados, torturados y asesinados o que engrosaron la larga lista de desaparecidos durante los duros años del Terrorismo de Estado”.
Mal comienzo para alguien que se supone ha estudiado pero nada ha aprendido. Se supone que un rector debe tener una mirada abarcativa y no sectaria. Solo alguien con estrecha mirada entiende que una Universidad es algo ajena a la sociedad que la mantiene. Eso es sectario, elitista, obtuso.
No negamos el reconocimiento a quienes injustamente sufrieron en aquellos años con sus vidas o sus tormentos. Pero era un buen momento para incluir al resto de la sociedad con una mirada comprensiva, despojada de ideologías, que también forma parte de la vida de una Universidad del momento que ella pertenece a una sociedad compuesta por otros actores, al menos que quiera pretender pertenecer a alguna casta separada con privilegios exclusivos.
Pero además porque alguien se supone tiene un grado de inteligencia o capacitación o conocimiento superior a la media de la sociedad debería entender que en esos años a que se refiere no hubo “terrorismo de estado”. Hubo un plan de apropiadores del estado que le robaron vidas, esperanza, ilusiones y lo que más les interesaba, dinero, a la inmensa mayoría de los argentinos. Un plan del que participaron militares, guerrilleros, docentes, medios de comunicación, perfectamente orquestado.
Hubiese querido que una persona ilustrada, como parece no es el nuevo rector, le explicara a los estudiantes y a la sociedad como las víctimas lo eran de los mismos camaradas, subersivos o militares. Para que de una vez por todas se comprenda ciertamente lo que pasó en aquellos años en lugar de seguir revolviendo, reabriendo dolorosas heridas. Solo a partir de la verdad sin tapujos, que llevará a la comprensión, la aceptación y el perdón, se podrá construir una sociedad en paz, armonía, hermandad y a la que la Universidad debiera contribuir. Pues en definitiva justamente la Universitas, mundo, es eso, ilustración.