María Luz Juan, es Suboficial Segunda, tiene 37 años y lleva 17 en la Armada Argentina. Nació en la ciudad de Salta y a los 13 años se radicó en Bahía Blanca y nunca más se fue. Ella integra la primera promoción de mujeres Aeronáuticas y se encuentra en la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque en la Base Aeronaval Comandante Espora. Su vida y sus recuerdos.
Suboficial Segundo María Luz Juan
«Me motivó el desafío de hacer algo diferente»
Pionera en abrir el camino de posibilidades en la carrera naval de muchas mujeres en la especialidad Aeronáutica, María Luz Juan egresó de la Escuela de Suboficiales de la Armada Argentina como Auxiliar Hidráulica. «Hubo grandes cambios aquel año en el que ingresé (2002); donde todo era nuevo, no sólo para mí», evocó en retrospectiva.
«Ingresé a la Armada cuando tenía 20 años, cursaba la especialidad Armas Supervivencia –que ahora son orientaciones separadas– y éramos 5 aspirantes femeninos que nos postulábamos para ser, por primera vez, aeronáuticas», introdujo. De aquellas 5 mujeres, hoy en actividad se encuentran la Suboficial Segundo Gabriela Barrera y María Luz.
Por primera vez en la Armada Argentina, estaba frente a sus posibilidades seguir una especialidad históricamente masculina, orientada a la asistencia al piloto naval y supervivencia de vuelo: «Me motivan los desafíos y cuando nos comunicaron que se abría la especialidad donde no había personal femenino, quise estar ahí; fue el desafío de hacer algo diferente», enfatizó.
Recuerda que estudió materias que no conocía, como electricidad, motores e hidráulica, y destacó que sus compañeros de cursada la ayudaron mucho. Entre sus primeras motivaciones, además del desafío, estaba la de encontrar una manera de sentirse parte de la Institución: «Estaba convencida de que quien se tenía que adaptar a los varones era yo y no al revés, que la única manera de pertenecer era respetando su lugar y estar a la par de ellos; y creo que eso fue lo que marcó una gran diferencia desde el principio en nuestra relación», ajustó.
«Estaba siempre en todo lo que había que hacer y ellos sintieron que yo era uno más y así me siguen viendo, como su compañera siempre integrada. Nunca tendremos la misma fuerza, lo sé, pero estoy ahí, engrasada», sonríe orgullosa. Y así fue como se convirtió en una pionera, «hoy hay muchas mujeres en la aviación, son muy profesionales y hacen muy bien su trabajo», rescató.
La Suboficial Segundo Juan se desempeña en el cargo Hidráulica e Infraestructura en la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque en la Base Aeronaval Comandante Espora, cercana a la ciudad de Bahía Blanca al sur de la provincia de Buenos Aires, localidad donde vive desde los 13 años y actualmente se encuentra con su esposo e hijos.
Con una decena de personal militar a cargo, luego de la formación habitual de la Escuadrilla, la Suboficial Juan se reúne para asignar tareas y distribuir el trabajo del día. Explicó que las aeronaves tienen varios sistemas, entre ellos el hidráulico, del cual específicamente se asiste los comandos de vuelo, se realiza mantenimiento, prueba, detección de fallas y recambio de componentes.
«En esta Escuadrilla no hay tripulantes de vuelo, los Super Etendard son aviones monoplazas, es así que se trabaja por la seguridad y la vida del piloto», expresó.
«Optar por la Armada Argentina es elegir una gran familia»
María Luz se encuentra en la Segunda Escuadrilla Aeronaval de Caza y Ataque hace ya 14 años: «Tanto el conocimiento adquirido como la experiencia específica son muy valiosas; y es por eso que lleva mucho tiempo preparar un aeronáutico para una escuadrilla, por lo que permanecen mucho tiempo también en un destino y no se los traslada, como habitualmente lo hacen otros marinos con otras especialidades».
«Aquí hay personal de muchos años en el mismo destino, siempre con nuevas motivaciones y cargos, por supuesto. Es así como se constituye un sólido equipo de trabajo, y somos una verdadera familia», rescató acerca de la unión y la camaradería que prevalecen.
Como Aeronáuticos, detalló que realizan ejercicios operativos con la Flota de Mar e Infantería de Marina y comisiones al sur del país.
«Optar por la Armada Argentina es elegir una gran familia, un grupo de amigos y compañeros que te enseñan y ayudan a desarrollarte como persona y profesionalmente.»
De raíz salteña, con corazón bahiense
María Luz Juan nació el 30 de abril de 1982 en Salta capital, y vivió en el barrio Villa Mitre hasta los 13 años, momento en el que decidió mudarse a Bahía Blanca con su papá. Allí hizo la secundaria en el Colegio Nacional y comenzó a estudiar Bioquímica en la Universidad Nacional del Sur (UNS).
«Cuando mi papá decide volver a Salta unos años más tarde, yo estaba recién en el segundo año de la carrera y opté por ingresar a la Armada para trabajar, que aunque estaba cerca (la Base Naval Puerto Belgrano, a 35 kilómetros de Bahía Blanca) no conocía a la Institución realmente», contó.
Se acercó a la Delegación Naval a averiguar y comenzó la carrera que gratamente la sorprendió. En la Armada conoció a su esposo, oriundo de Misiones, con quien tiene dos hijos varones de 9 y 4 años. Continúan viviendo en Bahía Blanca en el barrio San Miguel, muy ligados a las actividades de la ciudad ya que sus hijos hacen rugby en el Club Argentino; y toda la familia baila folklore en El Estribo, una peña de la localidad.
«Mi marido es un gran apoyo en todas las tareas hogareñas y mis hijos como él están orgullosos de lo que hago y siempre están curiosos de mis actividades porque me preguntan y siguen mi trabajo», agradeció.
Allá en Salta quedaron sus raíces y seres queridos: su mamá, quien es preceptora; dos de sus hermanas, quienes también optaron por ingresar a una Fuerza, ellas son policías; tiene a sus sobrinas; y también a su papá. Cada vez que puede viaja a verlos. Luz apuntó que tiene otro hermano que se encuentra en Buenos Aires.
Ellos también vienen a visitarlos, por ejemplo a medidos de junio pasado vino su mamá cuando María Luz recibió la tradicional Espada de Mando, aquella que es entregada cuando se asciende en jerarquía de cabo a suboficial, paso transcendental en la carrera naval e importante como símbolo de mando.
«De mi provincia extraño el paisaje, el folklore, la comunidad, la tradición; es hermoso… extraño todas esas cosas que no se pierden aunque uno se encuentre lejos», dijo con añoranza.
«Dentro de la Armada, aunque cada uno haga sus actividades, todas ellas te reconfortan el espíritu porque sos alguien cumpliendo una misión en la Institución. La Armada es mi vida y servir a la Patria es lo que hacemos todos los días, desde el tiempo dedicado al estudio hasta el tiempo de trabajo, dando lo mejor de uno con vocación y amor», concluyó la pionera aeronáutica.
Fuente: Licenciada en Comunicación Social María Silvina Rosas, desde la coordinación de Mar Adentro: conoce a la Armada a través de sus hombres y mujeres.