La autora de los libros: “Siendo en Letras”, “Siénteme”, “Así lo amé” y “Entre Voces y Suspiros”, Sonia Iris Menéndez comparte con nuestros lectores dos cuentos cortos de su autoría.
Ganas de enamorarme
(Eso decía mientras pintaba mandalas en una mesa antigua donde los lápices de colores eran más que compañía)
– Quiero que me miren a los ojos; que no importe lo que pueda pasar porque al final del día él estará allí (los lápices hacían movimientos que sus manos, creo, no sabían hacia dónde iban…)
– Quiero un amor no tóxico; salir de la lista de medicamentos en los que entré para anestesiarme de mentiras; un amor que no tenga explicación porque lo único que importa es que entre él y yo nos entendamos. La complicidad de alguien con sabor familiar para que hagamos familia ( las hojas, entonces, esperan por ser coloreadas),
“Ella dice: Alguien que sienta que el amor es el motor de esta vida; que nada tiene sentido si el amor no está presente. Creo que es urgente darnos cuenta que una vida sin amor es un mandala en blanco y negro sin matices (ni los grises)”,
En verdad, esta vida sin amor es la tristeza hecha mantra…
Dolor, tremendo dolor
Escribo para sangrarlo, derramarlo
Escribo, también, para ofrendarlo y atenuarlo
Quisiera desafectar aunque más no sea un poco la sorpresa con que la muerte visita e instala ese candado que ajusta las gargantas mientras su fiel amiga angustia se acomoda y desparrama a sus antojos
Una mesa para dos que dejó sólo un plato en compañía
Un par de copas y el sonido del cristal que no se escucha; un brindis que no existe; una gran persona que se ha ido
Y dirán que la vida continúa y que siempre habrá un motivo para encontrar la alegría; para recobrar las fuerzas y apostarle a cada día
Y dirán que somos mucho más que cuerpos que se tornan en cenizas y, entonces, dirán que su alma nos mira y sonríe. Luego dirán no sé cuántas cosas que parecerán la “lista” a seguir como receta
Pero se necesita tiempo para creer que es posible
Para lloverse su muerte cuando aún uno está vivo
Para llorárselo todo y sin filtros
Para quitarse el reflejo de su aroma, el sonido de su voz, de su risa, el brillo de su mirada así, tan cristalina, su incondicional presencia cuando se la requería y quedarse con lo grande de sus huellas
Y más tiempo, para hacer carne el confiar nuevamente en lo “divino” si es cierto que las cosas cuando pasan, pasan por ser parte del destino (al que amamos tantas veces y otras tantas maldecimos)
Nota: Dedicado al no tiempo del real tiempo subjetivo para procesar/transcurrir un duelo