Mucha polémica ha despertado el fallo de la Suprema Corte de Justicia que declaró aplicable el cómputo del 2 x 1 para la prisión en un caso de delitos de lesa humanidad.
Lo que resulta preocupante es que todos y cada uno que ha criticado el fallo, hacen de la Ley un instrumento supeditado a la valoración social de cada caso en que deba ser aplicado. Se han empantanado en la discusión sobre la persona objeto del beneficio y no como deberían hacerlo, sobre lo que la ley establece. Los mismos integrantes de la corte en disidencia con el fallo, remiten a ese aspecto de la valoración social como todo motivo para no aplicar la ley.
Dice claramente el fallo en su fundamento:”… el artículo 2 del Código Penal, no condicionaba la aplicación del principio de la ley penal más benigna al cambio de valoración social sino a la existencia de una ley más beneficiosa para el imputado, haciendo hincapié en que en un estado democrático los cambios de valoración se documentan mediante la sanción de nuevas leyes de acuerdo con el procedimiento constitucionalmente establecido, lo que entre nosotros sucedió con la sanción de la ley 24.390 que, justamente, concedía este beneficio.”
Justamente esa valoración social es la que se tuvo en cuenta por fiscales y jueces en los años de la dictadura militar, para no aplicar las leyes que aseguraban los beneficios de los derechos de todos los ciudadanos, cualquiera fuera su situación, aún la de terroristas. Es muy peligroso para las garantías de los derechos de los ciudadanos que los jueces se dejen influenciar por el “humor” social al momento de dictar sentencia.
Con lo cual quienes argumentan en contrario de este fallo deberían revisar sus comentarios. Muchos de los que los hacen deben ser guardianes de la aplicación de las leyes, sin importarles la valoración social que se haga, sobre todo en estas épocas donde la valoración puede inducirse desde la facilidad de las redes sociales.
Nadie, ni el presidente, está por encima de la Ley. Debería dejarnos tranquilos que quienes son la máxima autoridad en la garantía de su aplicación, así lo entienden. Y acabar de una buena vez con las concepciones ideológicas que nos enceguecen y nos hacen deambular erráticamente viendo lo malo cuando es bueno, olvidando que vimos esto bueno cuando era malo.
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