«El encuentro con Cristo, el dejarse aferrar y guiar por su amor, amplía el horizonte de la existencia, le da una esperanza sólida que no defrauda. La fe no es un refugio para gente pusilánime, sino que ensancha la vida. La luz de la fe no disipa todas nuestras tinieblas, sino que, como una lámpara, guía nuestros pasos en la noche, y esto basta para caminar. Al hombre que sufre, Dios no le da un razonamiento que explique todo, sino que le responde con una presencia que le acompaña». (Papa Francisco)
«El cristianismo es el vínculo que Cristo establece contigo. No el que tú estableces con Él, sino el que Cristo ha establecido y establece contigo. Puedes no haberlo mirado a la cara hasta ahora. Puedes seguir sin mirarlo a la cara durante treinta años más; dentro de treinta años Él seguirá estableciendo un vínculo contigo. La decisión en pro de la existencia es el “sí” con el que tú respondes al vínculo que Cristo establece contigo, contigo que eres un hombre herido, mortalmente herido. El “yo” llega a ser protagonista cuando sabe para qué vive, cuando reconoce su destino, ese destino que esperaba mientras permanecía en el umbral, cuando batía los pies por el frío y presentía, al tiempo, el calor que emanaba de la morada». (Luigi Giussani)