Nada puede poner en cuestión el concepto de piedad, mucho menos aun a la obra del genial Miguel Ángel, Michelángelo Buonarroti.
Pero con total desparpajo un grupo de ignotos fotógrafos tratan de llamar la atención a través de ordinarias obras con pretensiones artísticas sobre lo que todavía la curaduría muy suelta de letras dice: “La Piedad: doce proyectos fotográficos pone en cuestión el concepto de la Piedad y la imagen icónica que de la misma hiciera el artista renacentista en un intento por pensar su actualidad en el contexto contemporáneo”.
Precisamente el ícono es Jesús muerto, despiadadamente, injustamente, indignamente, con su cuerpo serenamente reposado sobre la falda de su acongojada y llorosa madre virgen. Una obra de arte surgida de sus artesanas manos y de su piedad, como símbolo de la piedad más infinita que pueda existir. No hay manera de comparar.
Solo se lo pueden permitir comparar los cultores del “todo da lo mismo”, la muerte, el abandono, las injusticias, las indignidades…del impiadoso concepto de arte.
Su actualidad en el contexto contemporáneo solo se puede ver en la negación que el hombre hace del Dios viviente, de ese hombre manso, que yace en el regazo de su Santa Madre y a partir de lo cual nacen todas las injusticias, crímenes, los cuerpos acribillados y baleados…y la impiedad de quienes las observan para criticar, a quienes lo hacen desde una determinada ideología y permitirlo desde la perspectiva de lo que consideran es “su” género, porque ni siquiera el sexo le pone un límite.
¿Y cómo puede verse si se muestran imágenes de violencia, de crímenes, de confrontaciones, de contestatarios? Acaso las imágenes que mejor pueden representar algo parecido a La Piedad, de Miguel Ángel, sea la de los cristianos perseguidos y asesinados en Medio Oriente con esa mirada de resignación, aceptación del destino marcado por otro igual que él , abrazados a su Cristo que les promete el Paraíso…una mirada precisamente, de piedad…De ellos, ninguna foto.
Tampoco hay imágenes del holocausto de los judíos, sometidos a las peores torturas, soportadas por su fe, no en el Cristo de La Piedad, pero sí en su Padre y que reflejan miradas de piedad ante su muerte inminente. Pero estos fotógrafos sin darse cuenta, quiero creer, fomentan nuevos odios que se ven en qué terribles actos terminan. Estoy seguro parecerá exagerado, no si se tiene una mirada más allá de lo anecdótico. Al fin de cuentas la promoción de matar inocentes a través del aborto como algo beneficioso, no difiere demasiado de la idea de los nazis, como sugiere una de las fotos.
Todo está dicho en los propósitos de la muestra: “resignificar la obra”… ¡Tamaño atrevimiento! ¿Darle otro significado? Imposible, su significado es uno solo: la piedad, esa virtud que inspira, por el amor a Dios, tierna devoción a las cosas santas, y, por el amor al prójimo, actos de amor y compasión, según el origen de la palabra latina que utilizara con total exactitud Miguel Ángel, que hablaba aquel idioma olvidado e ignorado. No se puede re-ligar la obra, es decir no se le puede quitar la religión. Pero el nihilismo reinante, sobre todo en los pretendidos artistas, hace que las palabras se utilicen en cualquier contexto confundiendo al lector.
Amor a Dios y devoción a las cosas santas, que estos fotógrafos no tienen; amor y compasión por el prójimo que ellos determinan, sin amor y compasión por los que piensan distinto.
Claro, no fue sorpresa al entrar a la página de la Universidad Nacional de las Artes y ver destacada la noticia de que “se cumplen 1.000 días de la detención arbitraria de Milagros Sala”… ¿qué tiene que ver ello con el arte? Nada, absolutamente nada, solo más de «todo da lo mismo». Malentendido lo que consideran piedad para con una sospechada de impiedades, como malentendida está la mirada de esos fotógrafos sobre La Piedad, de Michelángelo Buonarroti.
Mario R. Martín