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No llores payaso buen amigo…

Sexta Redacción por Sexta Redacción
12/07/2015
No llores payaso buen amigo…
Cuatro años de preparación no son garantía de que un jugador se lesione en el momento menos indicado.
Cuatro años de preparación no son garantía de que un jugador se lesione en el momento menos indicado.

Dicen que Messi ha llorado tras la derrota en la final de la Copa América ante el seleccionado de Chile. Así lo aseguran algunos de sus compañeros.

Recuerdo haber llorado por la selección argentina en 1958 (tenía solo 8 años) cuando tras la derrota 6 a 1 a pies de una desconocida Chescolovaquia. Pero no me provocó llanto haber perdido ni siquiera lo abultado. Lloré por el desprecio que escuchaba por radio y leía en los diarios de jugadores que eran ídolos, extraordinarios jugadores que siguieron siéndolo.

Allí aprendí también, aun sin comprenderlo del todo, de la venalidad, lo escandaloso y amarillento de la prensa argentina, no la causa pero si la propagadora de muchos de los males de nuestro país.

De modo que no llores Messi, payaso buen amigo…no llores que hay testigos que ignoran tu pesar…Y dicho payaso en el sentido cariñoso de lo que el tango dice y seguimos parangonando…el payaso con sus quiebres y gambetas exageradas…nos incita camaradas a gozar…del fútol.

Los problemas del fútbol argentino y por ende de la selección tienen raíces muy profundas que exceden ampliamente a este grupo instalado desde ya varios años y del cual, indudablemente, Messi es uno de los referentes.

Agencia Decus
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Algunos rivales han dispuesto hasta 4 jugadores en la marca de Messi y no se ha sabido sacar provecho de ello.
Algunos rivales han dispuesto hasta 4 jugadores en la marca de Messi y no se ha sabido sacar provecho de ello.

Nunca he visto a la selección argentina jugar bien. Lo hemos dicho a lo largo de esta Copa América, de modo que no me sorprende el resultado final. Solo los que lucran con el lógico exitismo de la gente exaltan virtudes donde no las hay. Ya quienes opinan deberían estar al servicio de volver a ponerles los pies en la tierra a los hinchas que se sabe cuánto se exacerban en estos eventos.

Mientras las figuras de la selección sigan siendo los jugadores destructores, quejosos y llorones, no obtendremos buenos resultados.
Mientras las figuras de la selección sigan siendo los jugadores destructores, quejosos y llorones, no obtendremos buenos resultados.

Pero como es nuestra costumbre no nos detenemos en los llantos y los escándalos. Tratamos de brindar una orientación para encontrar el camino correcto en el fútbol cotidiano, que tiene mucho que ver, y en la selección que nos representa cada tanto en un campeonato sudamericano o mundial, en las eliminatorias o en partidos amistosos.

Lo primero que hay que hacer es terminar con la concepción elitista de que los jugadores de la selección son un grupo de privilegiados y ahora potenciada por el concepto de que son mejores porque juegan en el exterior. Y no voy a caer en el facilismo de la camarilla, pues ello es intrínseco a todo grupo de futbolistas. Camarilla existía hasta en el potrero…vaya si recuerdo que a mí no me ponían en el barrio, aunque reconozco que tenían razón…

Lo segundo es la de constituir una selección permanente durante 4 años! De un mundial a otro! Como si en cada temporada no surgieran jugadores que superan a aquellos que inician el camino de la preparación a largo plazo, con las ya vistas pésimas actuaciones del corto.

Quien inició esta idea de que se debía conformar una selección estable, con una preparación que se distinga en los métodos habituales, fue Cesar Menotti, un oportunista con mucho apoyo mediático en épocas que había que distraer “a las masas” de lo que el nefasto Proceso y sus aliados ejecutaban con las vidas y dineros de la Argentina. Así y todo esa selección que ganó a fuego y plata el campeonato mundial de 1978, cambió no menos de 40 jugadores desde el inicio hasta su culminación, en clara contradicción con lo que pregonaba. Es más, tras separar a todos los jugadores de River Plate, por que el Club se negó a cederlos para una gira, volvió a convocarlos ante frustrantes resultados de partidos amistosos. Vale recordar, como homenaje, que el único que se negó a regresar fue Juan José López.

No es casual que los jugadores mas habilidosos y con mayor talento sean los primeros en cargar las culpas de los fracasos colectivos.
No es casual que los jugadores mas habilidosos y con mayor talento sean los primeros en cargar las culpas de los fracasos colectivos.

Aun dentro del mismo concepto de selección “estable” fue Bilardo, director técnico en la obtención del campeonato mundial de México del 86, quien se atrevió a convocar a algunos jugadores desconocidos para la “cátedra” periodística y que le dieron excelentes rendimientos. Hasta se animó a “enfermar” a Pasarella, el último de los “procesistas del 78”.

Los años siguientes son más conocidos, ahora con la inestimable ayuda de la masiva exportación de jugadores que permite no saber en qué estado se encuentran, ya que habitualmente y salvo los que juegan en equipos muy televisados, los hinchas no saben si son mejores que los que se ven en nuestras canchas, excepto que se suponga que a una mayor retribución económica se corresponda a  una mayor capacidad futbolística.

No sería mala idea de que la selección argentina se conformara con jugadores que juegan en nuestros torneos, al fin y al cabo uno de los más competitivos del mundo. Con algunas excepciones indiscutidas como las de Messi. Y se vayan incorporando partido a partido los que al momento estén demostrando mejor rendimiento. Para quienes defienden la idea de “armar el grupo”, les vamos a recordar que los mejores equipos que se hayan visto se formaron de casualidad, de un día para el otro y por escasos partidos. Los ejemplos abundan aquí y en el mundo.

El atrevimiento y desvergüenza en el fútbol sirve en los momentos límite del juego, cuando se está frente al arco, no en estas payasadas.
El atrevimiento y desvergüenza en el fútbol sirve en los momentos límite del juego, cuando se está frente al arco, no en estas payasadas.

El otro punto a reconsiderar es el del estilo de juego que debería tener una selección que represente cabalmente a nuestro fútbol. No es aconsejable como lo hemos visto a lo largo de la historia, que cada uno de los directores técnicos quiera improvisar tácticas que nada tienen que ver con nuestra capacidad de juego y estrategias que por consiguiente resultan equivocadas. Una selección nacional de fútbol debe mostrar sobre el campo de juego las características propias de una cultura, de la cual el deporte tiene mucho que ver. Podríamos en este sentido debatir largamente sobre cuál es la cultura propia de la Argentina, para a partir de ello identificarnos con una forma de jugar, pero mientras tanto en algo podríamos ponernos de acuerdo, en el fútbol la tenemos. Así como de antemano uno ya sabe cómo jugarán Brasil, Alemania, Italia, Uruguay, Francia, España, Inglaterra, por citar a quienes más conocemos en su estilo, deberíamos saber a qué jugaremos. Tener una táctica determinada no significa que vayan a poder contrarrestarla, pues para ello existe la estrategia que se aplica en cada caso.

El estilo de jugar al fútbol en la Argentina, como es la disciplina y mecanización de los alemanes, el férreo marcaje y contragolpe de los italianos, el incondicional dominio de la pelota, aun en situaciones no aconsejables, de los brasileños, la furiosa manera de atacar de los españoles o la recurrente de envíos de centros desde las puntas por parte de los ingleses, decimos que el estilo que caracteriza al fútbol argentino es de “barullero”, del cual Maradona y Messi (otros ha habido pero citamos a los que conocen todos por edad) son los símbolos.

Barullero significa imprevisible, que es justamente una de las mayores virtudes necesarias para jugar a este deporte. Que el rival no sepa nunca que es lo que va a hacer quien enfrenta. Lo que no significa desorden ni falta de una táctica, sino todo lo contrario. Un orden y una táctica acordes a los jugadores barulleros de los que se dispone. Esto es algo que nunca se ha hecho. De allí que muchas veces aun habiendo tenido esos jugadores decisivos se termina fracasando por no acertar en su posición en el campo o en la elección de los acompañantes adecuados. Téngase en cuenta que si el rival necesita disponer de tres! Jugadores para el marcaje de esos habilidosos, quedan 2 jugadores libres de marcas y que nunca son aprovechados. Esta es la explicación de por qué la afición termina por tomar como chivo expiatorio del fracaso a quienes menos lo merecen, como sucede con Messi.

Cambiemos, para que tenga la misma alegría en la selección argentina.
Cambiemos, para que tenga la misma alegría en la selección argentina.

No hay manera de controlar a un equipo que tenga un jugador de las características de Lio si se sabe aprovechar los espacios que deja libre en su barullero despliegue que rompe todas las tácticas y estrategias que se utilicen para contrarrestarlo. Pero para ello hay que ocupar adecuadamente los espacios que quedan sin marcaje. No vamos a hacerlo de largas, pero valga como ejemplo: Si esos espacios en lugar de estar ocupados en ataque, que es donde generalmente se desenvuelven y tienen utilidad esos barulleros, están vacíos porque  tenemos 7 jugadores en defensa, como sucedió en el partido frente a Chile, difícilmente se pueda sacar ventajas.

El fútbol argentino, sus dirigentes, directores técnicos y jugadores, deben finalmente terminar con una forma de jugar que ha sido una constante desde aquel casual y fatídico 6 a 1 ante Checoslovaquia: el miedo a perder. Ya hemos visto, tanto luego de ese, como del 5 a 0 frente a Colombia, el fútbol argentino sigue siendo considerado el mejor del mundo, por el tenor de sus jugadores, no por lo que demuestra la selección. De modo que ya basta de jugar con esa excesiva prudencia que tiene mucho de cobardía y poco de osadía, algo que no es característica del argentino medio, sino de quienes, lamentablemente, nos dirigen.

Estamos en un momento ideal, de revisión de los dirigentes a raíz de los sucesos en la FIFA y la AFA y que son de dominio público. También de la selección, para que Messi no vuelva a llorar. Para que ningún argentino vuelva a llorar por ellos.

Mario R.Martín

Extraído de las enseñanzas de Dante Panzeri

Temas: Observatorio
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