Travesía del peregrino consciente
Por Gabriela Béduchaud (*)
La expresión “Peregrino Consciente” nació a partir de un juego, de una dinámica lúdica grupal implementada en una suerte de retiro vivencial realizado en el año 2011, en el marco de las sierras cordobesas. Claramente, aquello tenía una finalidad didáctica, movilizadora e inspiradora, que buscaba ampliar la conciencia y la conexión intrapersonal (consigo mismo) e interpersonal (con los compañeros de ruta de aquel evento). El Peregrino fue cobrando vida, gestándose como personaje acompañante y encarnándose en cada viajero que se iba volviendo más consciente y conectado con el sentido sagrado de su travesía.
Tiempo después nacía la preparación del libro de reciente publicación: Travesía del peregrino consciente. Un viaje a los sagrados parajes internos (Ediciones B). Organizado en dos partes, la primera se encuentra orientada hacia la comprensión general del Viaje y de los aspectos ying y yang que lo conforman, y ofrece pistas y pautas para conectar con la Verdad Personal y para diseñar luego las estrategias más apropiadas para llevarla al plano de la acción y plasmarla. La segunda está enfocada en la Travesía propiamente dicha. El lector es convocado y conducido —a través de meditaciones guiadas y propuestas varias de trabajo interno— a avanzar con conciencia por la ruta personal hasta alcanzar la instancia final de consagración como Peregrino Consciente. Se intercalan las “Notas de viaje” y la “Bitácora” donde el viajero-lector podrá plasmar sus vivencias.
De viajeros a Peregrinos Conscientes
Lo cierto es que todos, si nos permitimos la afirmación y el concepto, podemos considerarnos viajeros. Infinitos viajeros en el tiempo. Andamos por un rato en este espacio, por un lapso conocido como vida, entre nacimiento y muerte; con un vehículo corporal, con una organización psíquica y un cometido. Y avanzamos entre tropezones y alegrías. Por más que nos contrariemos o busquemos evitar algún instante… el Viaje continúa, sin detenciones.
Tantas veces adormecidos por la inconsciencia y con la pretensión falaz de controlarlo todo, fantaseándonos dueños de un mundo, quedamos pegados a una ilusión inalcanzable que solo otorga sufrimiento e irrealización.
Sin embargo, las fuertes y aceleradas experiencias de vida y transformación que la mayoría de los viajeros vivenciamos —inevitablemente en los últimos tiempos— nos empujan, por más resistencia que opongamos o razonamientos lógicos que impongamos, a una revisión contundente de creencias, valores, enfoques ante la vida y el modo de vivirla. Las estructuras que nos contenían y organizaban ya no cumplen esa función. La desestructura es grande y la confusión, mayor. La angustia y el miedo se han apoderado de muchos.
Ahora, el despertar a una nueva conciencia ampliada, el permiso a renovados enfoques y sentires, tienen lugar. El anhelo y la búsqueda se observan por doquier. Las redes sociales, la propaganda, el Internet se pueblan de cursos y discursos espirituales, de mensajes dirigidos al alma, aunque aún provengan de la mente en búsqueda y dejen al descubierto una clara necesidad masiva y generalizada de respuestas trascendentes y de una visión diferente.
El espíritu pulsa clamando por ser escuchado y atendido. Los estratos más profundos de la personalidad humana empujan para desbloquear rutas internas cerradas y selladas, abrirse camino y manifestarse al fin. Y de una u otra forma, con sufrimiento o con goce extático, el Ser va comenzando a recordar su esencia divina, la sacralidad de la vida, de los vínculos y los aconteceres. Es por ello que el Viajero se va convirtiendo en Peregrino. Su visión apunta más alto y más profundo y su conciencia avanza feliz hacia nuevos descubrimientos o hacia la evocación y la memoria de lo que siempre supo.
Y nos vamos multiplicando los Peregrinos Conscientes. Entre escombros, sollozos, dudas y temores se perciben firmes pisadas abriendo camino junto a sonoros latidos, cual tambores, de corazones valientes que avanzan con su música. Intuimos entonces, llenos de esperanza y contento, la nueva Era de la Luz, el inicio de la esperada Era del Amor, con la certeza de una nueva Humanidad en pleno florecimiento.
El sendero del Viajero Consciente
Si hablamos de peregrinar, hablamos de caminos, de rutas, de atajos y mapas, de estar perdidos o de saltar y correr motivados ante el vislumbre claro de una meta. Cada viajero consciente construye su sendero al andarlo, recordándose cualidades y capacidades para avanzar con respeto a sí mismo y a su propósito, único y particular. Cuanto más conscientes y atentos transitamos el Camino, más efectivamente enfocaremos nuestra energía y más plenos, felices y realizados nos sentiremos.
Imaginemos el sendero personal como una totalidad, como una construcción dinámica, una edificación para nada estática, debido a que se encuentra en constante movimiento y actualización. Cuando alcanzamos un destino, de inmediato una nueva búsqueda y un nuevo comienzo tienen lugar. Es bueno que el caminante avance o se detenga a descansar, pero siempre vibrando desde una conciencia integrada constante, lo que sería equivalente a andar despierto en una plena presencia y observancia de sí mismo y del momento.
Los polos yin y yang del Camino
Autosinceramiento, intencionalidad y acción
Imaginemos que este Camino Personal, como un todo, posee dos polos opuestos y complementarios. Uno de cualidad introspectiva, de autoindagación, que nos invita a buscar adentro: quiénes somos y el bagaje que traemos a este Viaje. Con aceptación y sin rechazos, con amor y sin mentirnos. Podríamos decir que esta es la parte de conexión con la “verdad personal”, la instancia yin, de autosinceramiento, autorreconocimiento y conexión intrapersonal.
Una vez identificada la Verdad Personal, se abre la visión hasta entonces vedada; la claridad ilumina el sendero y llega la instancia de direccionar lo descubierto hacia un fin o destino a través de la acción. Es la hora de la intencionalidad, del enfoque y la puesta en marcha, pasando así hacia el polo complementario, hacia el aspecto yang, activo y de manifestación del proceso. Interviene aquí la voluntad como potencia psíquica fundamental con sus diferentes aspectos: la iniciativa, la toma de decisiones, la energía y la constancia o perseverancia en la conducta.
Si hubo desconexión con el mundo interno, las acciones se tornarán impulsivas, irreflexivas o explosivas. Podremos movernos, realizar elecciones y encaminarnos hacia alguno o muchos sitios; incluso, y por qué no, hasta con efectividad y entusiasmo, aunque seguramente solo se tratará de cuestiones efímeras y pasajeras.
Cuando este accionar sucede sin revisión de la interioridad, cuando no es ‘la propia verdad’ la que por detrás o desde dentro empuja, ciertamente no existirá felicidad auténtica y la búsqueda continuará incesante. La acomodación, la sobreadaptación tendrán lugar para justificar acciones o complacer a otros. Otros, que pueden ser vínculos reales directos como familia, pareja, padres, entorno íntimo, sociedad o aquellos acuerdos o creencias culturales y masivas que corresponden a la expectativa creada por la mente colectiva.
Y tarde o temprano habrá vacío, sensación de insatisfacción e irrealización.
En cambio, la acción consciente, proyectada a partir de la previa exploración y trabajo interno de sinceramiento, se desarrollará firme y poderosa. El poder personal lo brindará la genuina fidelidad al propósito y a la propia Verdad, ahora revelada.
¡Respeta y Reverencia tu Verdad Personal!
El inicio y la partida
Con atrevimiento inicias el camino, dando los primeros pasos sin conocimiento cierto de cuál será el destino. Confías en la brújula interna que sabiamente indicará tu norte. Y te prometes a ti mismo observarla y escucharte, sin pasar por alto el rumbo que se te señale.
Has reconocido que ya nada ganas permaneciendo en la orilla, amarrado al puerto, aferrado a algún muelle seguro… El temor se disfraza de gigante, pero ya no te asusta. Lo miras, esta vez de frente, y le pides que se aparte.
Tu motivación y entusiasmo se acrecientan. Posees la certeza de las maravillas que te aguardan y entonces ya nada detiene. Eliges permanecer abierto a las enseñanzas del sendero, con el discernimiento activo y la intuición despierta. Así, dejando atrás cualquier resistencia, miedo o postergación… inicias tu partida.
Querido Viajero: te invitamos a una primera dinámica, que abrirá así tu diario o bitácora personal. Frente a ti, una hoja en blanco para que allí plasmes de algún modo este momento: tu partida. La partida hacia tu Tierra Sagrada. Puedes dibujar, pintar y escribir luego lo que sientas y te sugiera la imagen graficada. Resultará información interesante y reveladora a atesorar para comprender en el presente o quizás más adelante…
¡FELIZ INICIO! Peregrino: mantente relajadamente alerta por los caminos. Observa, contempla, discierne; permanece con mente clara, atento a las señales del paisaje y de todo lo que te sea mostrado.
(*) Gabriela Béduchaud es argentina, psicóloga (UCA, 1984), terapeuta y orientadora de niños, jóvenes y adultos desde un enfoque holístico y transpersonal. También es autora de Grafología, un enfoque psicoespiritual, Índigo y niños de hoy, Qué es… Grafología, Identidad, talentos y propósito. Para seguir en contacto en Facebook
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