Peregrinos de toda la región, e incluso de localidades más lejanas llegaron a la Ermita en lo que fue el regreso de la tradicional manifestación religiosa que se lleva a cabo en octubre.
Algunos a caballo, otros a pie, y en gran número en automóviles se acercaron fieles desde Saavedra, Bahía Blanca, Coronel Suárez, Punta Alta, Guaminí, Carhué, Sierra de la Ventana, Darregueira, Tornquist, Espartillar, Puan, Villarino.
También trascendió la visita de peregrinos provenientes las provincias de La Pampa, Mendoza y Neuquén.
Por primera vez, las ceremonias y encuentros estuvieron repartidos a lo largo de todo el fin de semana, entre el sábado 9 y el lunes 11.
La ceremonia principal fue presidida por el Arzobispo Carlos Alfonso Azpiroz Costa, y se celebraron misas con la presencia de sacerdotes, diáconos, religiosas y fieles de las distintas parroquias y comunidades pertenecientes a la extensa Arquidiócesis de Bahía Blanca.
La Ermita
Corría el año 1935 cuando surgió la idea de elevar un lugar de oración para fieles y peregrinos de la región devotos de la Virgen de Luján, que se encontraba a muchos kilómetros de distancia.
Fue entonces cuando en un cerro donado por la familia Casella en la ciudad de Saavedra frente al Curamalal Grande, se preparó el terreno y se realizó una perforación de 28 metros de la que surgió agua cristalina, la cual iba a ser destinada a quienes visitaran la ermita y sus instalaciones.
Por aquellos lados la sequía intensa e incesante era una gran amenaza para las cosechas, por eso en 1938 se organizó la Primera Peregrinación con el objeto de pedirle ayuda a la Virgen para que llueva. Ese mismo día, horas más tarde comenzó a llover, lo que fue considerado un milagro.
Año tras año, convoca a miles de fieles durante todo el año, y en especial, en el mes de octubre cuando se lleva a cabo la peregrinación arquidiocesana.
Fotos: Parroquia San José de Huanguelén