La necesidad de contar con una autopista entre Bahía Blanca y Coronel Dorrego vuelve a cobrar fuerza en la región. Aunque se trata de una demanda histórica, impulsada desde hace años por distintas gestiones municipales, legisladores y organizaciones de la sociedad civil, la obra sigue sin concretarse, y el estado actual de la Ruta Nacional 3 continúa generando preocupación tanto por razones de seguridad vial como por su impacto en el desarrollo productivo y turístico del sudoeste bonaerense.
Este corredor es vital no solo para el tránsito hacia los distritos directamente involucrados (Bahía Blanca, Coronel Rosales, Coronel Dorrego), sino también para el transporte de cargas hacia el puerto bahiense, uno de los principales puntos logísticos del país. Además, articula con otras rutas clave de la región, como la Ruta Provincial 78 que lleva a Monte Hermoso– principal destino turístico y de segunda residencia de los bahienses-; y la Ruta 72 (que conecta con Coronel Pringles y Tornquist), consolidando su importancia estratégica para la conectividad del sur de la provincia.
El trazado actual presenta múltiples puntos críticos. Uno de los más peligrosos es el cruce con la antigua traza de la ruta 3, a la altura del kilómetro 645, donde se han producido numerosos siniestros viales graves. Si bien en algunos sectores se avanzó con obras de repavimentación, ensanche, mejoras en banquinas y señalización, la falta de una solución integral y sostenida mantiene latente el reclamo por una traza segura y moderna.
En este contexto, resurgen también las promesas incumplidas. La construcción de una autovía había sido anunciada en reiteradas oportunidades, incluso con licitaciones previstas y supuestas fechas de inicio. Sin embargo, una y otra vez, los anuncios quedaron en el plano discursivo, sin que se concretaran avances reales. Mientras tanto, crece la preocupación en las comunidades que dependen de esta vía clave para el transporte, el turismo y la conexión con el resto del país.
El corredor que une Bahía Blanca con Coronel Dorrego no sólo es vital para la circulación local, sino que representa una vía estratégica para la salida de la producción hacia el puerto bahiense y para la vinculación con otras rutas provinciales y nacionales. Su transformación en autopista permitiría, además de fortalecer la seguridad vial, disminuir los tiempos de traslado y consolidar un eje logístico fundamental para toda la región.
La persistencia del reclamo refleja una necesidad que trasciende partidos políticos y ciclos gubernamentales. La región no exige una promesa más: exige una respuesta concreta. La Ruta 3 necesita dejar de ser una deuda pendiente y convertirse en una verdadera política de Estado para el desarrollo del sudoeste bonaerense.