La Arquidiócesis de Bahía Blanca, -territorio de la Iglesia Católica que incluye a 17 distritos de nuestra región- se prepara para celebrar 90 años desde su creación en 1934. La misma cifra será la que en breve alcanzará Monseñor Néstor Navarro, obispo emérito y pastor que conoce como pocos los orígenes y el presente de la realidad de la iglesia de nuestras tierras.
El encuentro con Navarro viajó de un lugar a otro. En un momento crucial para nuestro país, encontrar quien aporte un mensaje de paz y de esperanza significa como acercarse a un oasis. Detenerse, escuchar y pensar. Existen, aún en los tiempos que corren, personas que pueden ver más allá, pero con los pies en la tierra; quienes siempre están dispuestos a recomenzar.
Mensajes cortos llenos de contenidos, mirada fija en el infinito mismo de la simpleza y una lucidez digna de cualquier admiración. La verdad, fue un gusto grande dialogar mano a mano con Néstor, que a los 89 años vive ligado como nunca a la Palabra de Dios y a la “obligación” de seguir concurriendo a confesar y a dar misas a la capilla Nuestra Señora de Fátima, en la Aldea Romana bahiense.
“Después del fallecimiento del padre Menestrina, el encargado de esa congregación, esa comunidad que crecía a pasos agigantados se quedó sin sacerdote. No había uno para mandar en el corto tiempo, entonces, como vicario general que era en ese entonces, me reuní con gente del barrio para explicarle la situación, que no podíamos designar a nadie porque no teníamos. Ese día los vi tan tristes que me salió decirles `el domingo que viene voy yo´. Eso fue en septiembre de 1993 y, ¿sabés qué?, todavía estoy”, contó, a modo de introducción, Néstor, cabildense, amante del fútbol e hincha de San Lorenzo como Francisco.
A cada pregunta la disfrazaba con una anécdota que, se notaba, brotaba de su corazón.
“A los 75 años tenés que renunciar como obispo activo, pero dejás el manto, por así decirlo, cuando el Papa hace oficial esa baja. A mi me tardó un año la respuesta de, en ese caso, Benedicto XVI, llegando la confirmación el 11 de abril de 2010, justo el día del 175º aniversario de Bahía Blanca. Con esa señal puedo explicar de dónde viene mi `santa´ identificación con esta ciudad”, señaló quien en 1949, con 15 abriles, ingresó a la Escuela de Aprendices de la Armada, especializándose en aviación.
“Antes, a los 14, nos vinimos con mis padres y mi única hermana, menor que yo (Norma), de Cabildo a Bahía, a donde nos quedamos a vivir”, acotó el hijo de Teodoro, peluquero de ley, y Francisca Lucía Escudero, ama de casa.
“Siempre se recomienda, si es posible, que el obispo que deja sus funciones abandone el último lugar por donde pasó, para darle libertad al que viene y para que no quede en los fieles la imagen de ese prelado que estuvo a cargo de ese barrio, parroquia o comunidad”, reflejó a modo de dato interno.
En 1960, Navarro ingresó al Seminario de La Plata y ocho años después se ordenó sacerdote. Entre 1998 y 2003 fue obispo de la diócesis bahiense y entre 2003 y 2010 pasó a cumplir funciones en la del Alto Valle, con base de circunscripción eclesiástica en la ciudad de General Roca.
“Tomé los hábitos en Punta Alta, aunque la primera misa que di fue en Cabildo. Al afincarme en Bahía, estuve ocho años como cura en la iglesia de Luján y después doce en Nuestra Señora del Carmen, cerca del Pequeño Cottolengo. Seguí por la parroquia de Lourdes y al poco tiempo monseñor García, que había llegado en lugar de Jorge Mayer, me convocó para que sea su vicario. En 1998 me ordenaron obispo, permanecí en Bahía hasta 2003 y después mi destino fue el Alto Valle”, graficó quien, en la actualidad, dicta cursos bíblicos y no deja de atender a los feligreses que pasan por la curia.
“Tengo para entretenerme”, manifiesta con una sonrisa, antes de referirse a la actualidad de la Iglesia católica.
Abrirse
“Falta apertura, es necesario abrirse para cumplir el mandato de Dios, que pide una comunión de hermanos en la fe sin importar como es cada uno en su casa. La iglesia debe ser un lugar familiar, el punto de encuentro de todos, aunque no podés convocar a creer o a naturalizar el amor por Dios si tenés una comunidad cerrada. Mucha gente es pobre en la fe porque quiere, pero otros lo son porque nadie los va a buscar”, reflexionó con equilibrado sentido de pertenencia.
Cruzó sus brazos por primera vez en una de las cabeceras de la larga mesa ubicada en la sala principal del edificio de Avenida Colón 164, tomó aire y lo largó casi al instante: “es mentira cuando te dicen que los años pasan, nada que ver, se quedan, y uno encima del otro. A mi edad el reloj va más lento, camino una cuadra y creo que son mil kilómetros, pero siempre pienso en positivo, porque “mientras uno no pierda la fe, mantenga la esperanza y apueste a la caridad, Dios lo va a proteger”.
– Por más que se agite al nadar o se sume más años de los que tiene, se lo nota activo y con buen aspecto.
– Perdí pelos y memoria, pero estoy entero, que es lo más importante. Reniego bastante con San Lorenzo, nunca creí que a esta altura el fútbol me iba a hacer sufrir tanto. Ni Dios se animó a tanto…(risas).
Su amigo el Papa
Demás está decir que Jorge Mario Bergoglio, el Papa Francisco, es tan hincha del Ciclón como él. “Cuento una anécdota, ¿sí?”, preguntó con voz pausada.
– Adelante.
– La sede eucarística de General Roca es un caserón de dos pisos, con las habitaciones en la planta alta, donde yo solía ir a leer y a estudiar en medio del silencio. Un día suena el teléfono interno y la secretaría me avisa: `lo está llamando el cardenal Bergoglio´. Enseguida me puse a pensar que me podía llegar a decir y que le iba a contestar, pero me salió con un `che Néstor, ¿tenés algún hincha de Boca por ahí cerca para cargarlo?´ El fin de semana San Lorenzo había ganado 3-0 en la Bombonera, por eso estaba exultante. Me dejó helado, pero entre risas le respondí `acá los curas boquenses ni aparecieron´. Todavía hoy recuerdo esa charla con lujos de detalles”, rememoró.
“Es más, al poco tiempo, San Lorenzo le ganó a River y, en una procesión, que el presidía y que había colapsado el centro porteño, se me acerca y me susurra en la oreja: `nos comimos una gallinitaaa…´ Su gran pasión era y es el fútbol, incluso desde Roma, cuando me ordenaron obispo del Alto Valle, me mandó una mitra roja y azul, con la leyenda `cuervo´ a lo largo y una tarjeta que pedía: `para que la uses´. Ese es el Papa Francisco”, prosiguió.
– ¿Qué más se puede contar de Bergoglio?
– Nunca imaginé que iba a llegar a ser Papa, su oportunidad había pasado unos años antes; el había sumado muchos votos cuando eligieron a Benedicto XVI, ese era su momento, pero no se le dio. Lo nombraron a los 76 años, a todos nos parecía imposible, menos a Dios. Me acuerdo que en el momento del humo blanco estaba en un retiro junto a los curas de Goya. en el medio del campo, sin televisión, pero con una radio que abracé de la emoción cuando dieron la noticia.
“Bergoglio es un tipo muy capaz, un Papa identificado con el pueblo. Conoce a la gente y sabe como llegarles con un mensaje o una caricia. Cuando era cardenal en Buenos Aires, los domingos salía a caminar por las villas, paraba a tomar mate con los vecinos, estaba bendecido para afrontar situaciones que otros ni siquiera imaginaban o pretendían realizar”.
– ¿Se siente cercando a esa forma de actuar y evangelizar?
– Coincido con el slogan del Papa: “una Iglesia en salida, en un mismo camino hacia la gente, con el fin de servirles y mejorar su condición de vida”. El gran problema de la sociedad es que no sabemos escuchar, nos pasa a todos, ¿cómo vamos a ir a evangelizar si no sabemos cual es el problema de esa persona a la que pretendemos asistir? Cuando Dios se dirige al pueblo dice “escucha Israel”, pero no con el oído, con el corazón.
“Si no escucho, soy yo y nadie más, pero debo saber quien es el otro, como piensa, tomarme en serio su opinión, saber lo que necesita y ver si juntos podemos llegar a una verdad superadora que nos beneficie a ambos. Nadie es dueño de la verdad, por eso necesitamos escuchar y ser escuchados”.
– Justamente en eso hace hincapié el Papa Francisco.
– El pide “escuchar a los pueblos”, que para actuar necesitamos saber que es lo que realmente quiere ese grupo de personas, y que nuestro interés se vea reflejado después en las acciones.
“Una vez, no hace mucho, hicimos un retiro en un barrio, organizamos el oratorio, la misa, el fogón, dividimos actividades y convocamos a la gente. Salió todo perfecto, fue un día festivo y hubo camaradería, pero a la hora del balance, José, un hombre con muchos años viviendo en el lugar, nos hizo entrar en razón: `todo muy lindo, pero no hicieron nada de lo que necesitamos, ustedes ahora se van y el barrio sigue con las mismas necesidades de antes´ ¿Sabés que pasó? No escuchamos a José ni a nadie, no nos reunimos previamente para saber que necesitaban y salió una `juntada´con sabor a nada. Ellos esperaban ser ayudados en serio y bien, ni más ni menos que eso”.
«Muchas veces la pobreza no es económica, pasa por la soledad, el sufrimiento, el descrédito y la falta de fe»
– Actualmente, ¿cuál es el mensaje de la Iglesia en medio de una sociedad tan violenta y enfrentada?
– La Iglesia cuenta con las herramientas que le proporciona Jesús para combatir cualquier mal. No es lo mismo atender a pobres que a desamparados, y muchas veces la pobreza no es económica, pasa por la soledad, el sufrimiento, el descrédito y la falta de fe. Solo se ayuda al que se deja ayudar. Cuando no escuchás y no hacés lo que yo quiero, surge esa grieta cada vez más onda y prolongada entre el “dueño del saber” y el que no es comprendido. La sociedad empezará a sanar cuando aprendamos a escuchar con el corazón.
“La iglesia genera encuentros, actúa permanentemente, pero va a llevar años curar las heridas de una sociedad destructiva. Si el hombre está hecho a imagen y semejanza de Dios, no puede andar solo por la vida, debe vivir en comunidad. Cuando nacemos estamos con mamá y papá, somos tres, como Padre, Hijo y Espíritu Santo. En comunidad y bajo el poder de un Dios verdadero, esa es la única forma que veo para poder salir adelante”.
– Tal cual.
– Vivir en comunión nos debe hacer entender que uno puede ser distinto al otro y que la opinión mía no va a coincidir siempre con el que está a mi lado, por eso es necesario comprender que para crecer y madurar a veces hay que ceder antes de arrasar.
“Si no escucho, soy yo y nadie más, pero debo saber quien es el otro, como piensa, tomarme en serio su opinión»
– El desarrollo de la tecnología, ¿alejó a los jóvenes de la fe?
– No, en la biblia, un texto que antecede al Apocalipsis, reza: “una generación le pasa la fe a la otra, y esa cultura que se forma progresará con otras costumbres y métodos distintos, pero con las mismas creencias. El hombre es un ser en desarrollo constante, sobre todo en su faz espiritual. La fe crece, al igual que el servicio, la caridad y la esperanza. Muchos se oponen a la era robotizada, pero es un bien mientras la sepamos utilizar.
“Antes nos comunicábamos por carta y cada 15 días, ahora es por zoom y al instante; es fantástico. Lo que no se sabe se gogglea, aunque ojo, eso no debe impedir que se pierda el hábito de la lectura o el esfuerzo por la comprensión de textos. Es cierto que hoy muchos chicos están informados pero no instruidos, pero está en los adultos inculcarle la capacidad de interiorizarse y capacitarse en lo que es la experiencia de la vida”.
– El teléfono celular suele hipnotizar a niños y adolescentes.
– Pero a vos como padre o madre, un aparatito no te puede arrebatar el control sobre tus hijos; la tecnología es una herramienta necesaria, un servicio que me debe aportar ideas y me enseñe a razonar, siempre y cuando elijamos el bien por sobre el mal, porque como en todos lados, en las redes sociales por ejemplo, si uno quiere y da lugar, ‘el diablo termina metiendo la cola’.
Acercarnos
“La irrupción de otras religiones y, a su vez, otras creencias, no debilitó la fe del catolicismo. El mandato de Cristo es para una única Iglesia, y nos obliga a juntarnos, a intercambiar experiencias para ver como llegamos a esa unidad que tanto nos hace falta. Las diferencias entre la fe de uno y el convencimiento del otro se fueron forjando con el paso del tiempo, pero solo estamos enfrentados, en veredas opuestas. Hay que buscar la manera de acercarnos, sin prejuicios y con respeto”, pidió Navarro.
“Bergoglio, cuando estaba en Buenos Aires, en un programa de televisión de un ahora juntaba a un Rabino con un musulmán para hablar de un mismo Dios. Más allá de las diferencias, salían convencidos de que se tenían que amar unos con otros”.
– Para muchos ese tipo de convivencia es un pecado capital.
– En Cipolletti me invitaban a las fiestas de los judíos y yo iba con gusto, hasta me ponía el kipá. Compartíamos un momento, chalábamos de diversos temas y después cada uno seguía practicando su religión, pero al menos era un acercamiento humano que favorecía, más que nada, al crecimiento de la persona.
– ¿Cuál es el mensaje para lo que les toca gobernar en este nuevo período?
– Es necesario sembrar sin pensar cuando va a ser la cosecha. Los resultados no son inmediatos, ni siquiera los de Dios. El político debe insistir con la verdad, con lo que él cree que está bien, la burla no es buena y la indiferencia mata y envenena. No me entra en la cabeza como le pueden hacer el mal a una persona que sufre y no puede salir del sector marginal por más que haga todo el esfuerzo del mundo. Los valores deben marcar la forma de vivir y de realizarse, cada uno es como es, en su casa, en el trabajo o al momento de gobernar.
“Es necesario apostar al trabajo, aunque tengamos en cuenta que los pobres de ahora no son como los de antes; hace décadas atrás no había gente en situación de calle y cuando pedían siempre recibían para comer. Hoy, la desigualdad social rompe con los parámetros de la humanidad. Leí que en Buenos Aires, recogiendo lo que se desperdicia en alimentos por día, se le puede dar de comer a 800.000 personas. Si hiciéramos bolsitas de comida al menos palearíamos el hambre de mucha gente que la pasa realmente mal”.
– ¿Los ricos son cada vez más ricos y los pobres cada vez más pobres?
– Los políticos no le prestan atención a los sectores vulnerables, las villas de emergencia son cada vez más grandes y la pobreza espiritual se multiplica entre vecinos aislados que no reciben ayuda de ningún tipo. Mucha gente carece de los servicios básicos que requiere cualquier ser humano, pero el amor al barrio los hace permanecer y por eso aguantan vivir en condiciones deplorables. Hay muchas necesidades lejos del centro, pero antes de darles una ayuda económica ofrezcánles una solución. El arreglo de una calle cuando hay barro no necesita de una gran inversión. Tengamos empatía con los que realmente la pasan mal.
“Los que critican al Papa o a la Iglesia, no entienden nada. Muchos hablan de lo que no saben, creen que el sumo pontífice sería más comprendido en el mundo si actúa como ellos quieren. Los que lastiman constantemente con sus opiniones, tendrían que acercarse y copiar, pero no lo hacen y así les va…”
“La iglesia genera encuentros, actúa permanentemente, pero va a llevar años curar las heridas de una sociedad destructiva
Bahía Blanca…
“Es la ciudad final para mi existencia, la he visto crecer, desarrollarse… Hoy tiene un movimiento social y cultural jamás imaginado, su gente es amable y con una marcada caridad”, sostuvo monseñor Navarro.
“Que la violencia no le gane a la razón, que el crecimiento sea en base al esfuerzo y trabajo. Como inculcaba San Cayetano: `el pan sin trabajo es humillación, el trabajo sin pan es injusticia ́. El mundo debe tener un equilibrio, sin alimento no hay vida, aunque son cada vez más los que no consiguen vivir dignamente”.
“Para evangelizar a los pobres primero hay que evaluar cual es su pobreza. Santo Tomás decía que antes de hablarle de Dios, al pobre primero hay que darle de comer. Aunque todo depende de la persona, a algunos hay que darle y a otros ayudarlos a que no se tiren a vagos”.
Un instante para la reflexión
Monseñor Néstor se hizo famoso por aparecer en TV, a la medianoche, con “Un instante para la reflexión”, micro que cerraba las programaciones de los dos canales de aire de la ciudad: el 9 y el 7.
“Eso fue entre 1991 y 1998, y lo más cómico era que yo aparecía con el evangelio en la mano y un mensaje espiritual después de Tinelli (Marcelo), que dejaba la pantalla caliente y a todos muertos de risa. Muchos me querían matar, les bajaba la adrenalina de golpe, ja, ja”, recuerda con gracia.
Monseñor Navarro.!! Digno de admiración. Le tengo un gran cariño, no son muchas la veces que estuve con él. Lo más cercano fueron sus años en.la Parroquia de Lujan. Lo cruzo a veces con esa amabilidad tan característica en él , te saluda y te habla muchas veces sin saber quien eres realmente.
,Me encanta esta entrevista. Los felicito!! Que su palabra certera, amable y actualizada llegue a todos es de Dios. GRACIAS!!!